XIII

57 5 18
                                    

Como pude haber imaginado que aquello que parecía mentira, parezca verdad luego de todo lo sucedido. Imaginarme que aquel unicornio color rosa hoy pudiera parecer un pájaro con alas.

Había tantas cosas que imaginé a lo largo de mi vida excepto que un amor llegue a matar; era lo menos coherente, lo menos sospechoso y esa idea estaba vagando por mi mente, la incoherente idea de que un amor podía ser capaz de matar; lo de amor lo digo yo, otros lo llaman limerencia o amor enfermo.

El amor no pudo haberte matado, aquello no era amor y yo siempre te quise, hasta hoy las mañanas con el café me hacían empezar a quererte cada mañana, aunque ya no te tenía físicamente sabía la realidad que había en mi madre cuando decía: "la muerte solo existe cuando se olvida" y yo no podría olvidarte ni aunque quisiera.

Lo negro de mi vida, con lo blanco de las sospechas hacía aclarar mi mente de cuanto en cuanto. Aquello que parecía mentira parece verdad, como cuando Chamán King miraba mi mano que una tarde antes acariciaba tus sumisos senos, no olvido sus palabras que parecían leer mi mente: "ella es encomiable, adora el amarillo, su estación es el frío, su hora la noche" eso que parecía mentira, parecía verdad al mismo tiempo.

Busqué tus labios en otros besos, busque tus caricias en manos equivocadas, porque yo soy así, bastante irracional frente a otros ojos. El tiempo siempre te hace pagar con creces las malas decisiones y yo me pasaba decidiendo mal, pero te tenía a vos, siempre pragmática y racional que me hacías ver el mundo desde otra perspectiva.

Te quise como a nadie, te amé hasta los huesos, pero no era lo correcto. Si hoy pudiera revertir aquel amor enfermo, no lo haría; sería capaz de acostarme a tu lado, besarte en la frente, decirte cualquier cosa al oído y en voz baja, pero ya no estás.

Ayer, antes de viajar de nuevo a San Bernardo había visto a Chamán King, frente a una luz. Le comenté lo de la llamada y me sonrió diciendo que él no sabía lo de la llamada. Pasamos un par de horas charlando de varías situaciones y me explicó algo referente al lenguaje y el sujeto, me habló del poder de la palabra.

Él no sabía si existía la llamada, pero el poder de la palabra hizo que sucediera, me dijo que el sujeto era capaz de tener un poder de fe que al utilizar con una mente inocente podría crear una mentira en realidad.

El sujeto nunca puede estar más allá de su palabra, pero su palabra siempre está más allá del sujeto. Desde un punto psicoanalítico se actúa de esa manera, palabra y objeto, objeto y palabra. Lo supe desde que dije que estaba mal porque no te tenía, pero en realidad no te tenía porque estaba mal.

Relacionaba mal lo sucedido, ese era mi gran problema a lo largo de mi vida, miraba con otros ojos una realidad que ante los ojos de otro era revertidamente igual. Y se me hace irónico pensar que mi problema fuera tan insignificantemente igual ante cualquier ojo, era cuestión de relacionar una cosa con todo.

Chamán King lo supo desde el principio, pero yo no entendí que lo que quería decirme era que busque la verdad dentro de mi, tenía que buscarlo yo por mi cuenta y después comprendí, cuando relacioné una cosa con todo, cuando busqué la verdad dentro de mi, cuando tomé al toro por los cuernos.

Volví a San Bernardo para ver ojos desesperados y esa mentira hecha realidad, esa realidad que debía haber sido olvido, ojos tristes que miraban con recelo al igual que yo, aquella realidad que debía haber sido olvido, aquella mentira hecho realidad.

Arlette, Lenny, Ricky y yo sentados uno frente a otro, no sabía como actuar después de todo lo que había escuchado en aquella penumbra, no podía creer todo lo que había sucedido. Arlette me miraba con ojos tristes porque al igual que yo ella no imaginaba aquella mentira hecha realidad.

"La palabra" decía Chamán King, hay que buscar la verdad dentro de uno mismo y la verdad que yo encontré por mi cuenta fue una mentira en mi mente que el tiempo lo hizo realidad, una realidad clarificada que al correr el reloj y con mucha razón me hizo pagar con creces el mal actuar de mi palabra.

Se oía el reloj de fondo, el reloj de mi vida que marcaba mi existencia miserable aún más miserable. Lenny y Ricky con la cabeza agachada ambos echando humo a la orilla de la chimenea, recordando... quizás lo mismo que a mi carcomía la cabeza todas las noches, Dharma.

SERENDIPIA LIMERENCIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora