Capítulo 3

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Ya había pasado 1 mes. Llamaron a mi puerta, fue algo extraño, no había nadie del otro lado, bueno, tampoco me asombré , podría haber sido cualquier persona con gusto de fastidiar, la cosa es que volvieron a tocar, salí ya molesta y al ver del otro lado de la puerta estaba él, no se porque me sentí tan nerviosa de verle, quizá por aquel ramo de rosas que traía en sus manos o aquella caja de bombones. Me dijo:
–Valeria kotch –me asusté por un momento – te conozco más que ha nadie en el mundo, se que solo ha pasado un mes pero siento como si hubiesen sido años... Aquellos años en que no nos vimos
– suspiró –... ¿Quisieras hacerme el honor de ser mi novia?– dijo con una voz tan delicada

En ese momento creí que me pediría la mano, porque vamos, se había puesto hasta de rodillas, yo solo pensé en que aun no estaba preparada como para comprometerme, pero como no fue esa aquella propuesta me alivié un poco.

–Dimitri, ¿por qué me lo pides?, ¿no que ya lo somos?, ¿o a caso no es así?
–Si lo somos, pero Valeria, nunca te lo había pedido de una mejor manera, o había hecho algo más formal, más romántico
–No tienes porque preocuparte de si es formal o no, de si eres detallista o no, solo debes ser tu, me gustas tal y cual eres, no me llegaras a gustar más por esto, me gustas por tu forma de ser.
–Eso lo se, pero quería hacerlo, quería que supieras que puedo hacer más cosas por ti.
–Ya lo se, y pienso que eres muy tierno al hacerlo– sonreí – gracias, de veras gracias por todo.
–Solo es una manera de expresar mi amor

Ya se había oscurecido. Pasamos todo el día juntos. Dimitri al parecer no sabe mucho de cocina ya que dejamos el desastre al hacer la cena, aunque fue muy divertido. Pusimos una película para pasar el rato, estábamos en el sillón de la casa recostados, él con su brazo pasando sombre mi hombro y yo apoyando mi cabeza en su pecho.

Estábamos solos, había un completo silencio, afuera estaban cayendo pequeñas gotas de agua que resbalaban por los techos de las casas de San francisco. La luna se ponía perfectamente en medio del cielo y aquella brisa fría era lo mejor, pues yo amaba los días fríos, la ciudad estaba calmada, no había ruido alguno, era como si no fuese San Francisco, era como si fuese una ciudad de papel, aquellas que están desaparecidas en el mapa, aquellas que nadie conoce, o las que quizá todos olvidan. Dimitri me tomó de las manos, nos abrazamos y entonces nos besamos, asi se sencillo se tornaba todo, de repente no se que sucedió que terminamos en la habitación.
–¿Quieres hacer esto? – dijo Dimitri.
–No lo se – dije algo temerosa, aunque lo quería, pero no sabía que sucedería si lo hacíamos.
–Valeria, por favor, no me sirve un "no lo se", no quiero hacerlo mal, no quiero obligarte tampoco, te tengo mucho cariño y respeto y temo poder arruinar todo esto.
–... Si, quiero hacerlo – asentí.
– ¿Estas segura?
–De veras Dimitri, estoy segura, había esperado a este momento y solo quería que tu fueras con quien pudiera suceder.

Dimitri comenzó a acariciar mi cuerpo lentamente, me besaba apasionadamente y entonces comenzó a desnudarme, se abalanzó sobre mi, el momento fué algo excitante.. le arranque la camisa y en ese momento estaba sintiendo un montón de cosas dentro de mi, sensaciones que no podía explicar, me levantó en sus brazos y me monto sobre él, me llevó contra la pared tomando mis manos y uniéndolas dejándolas casi inmovibles mientras nuestros labios se encontraban el uno con el otro, sus manos recorrían todo mi cuerpo y sentía su respiración sobre mi vientre, podría decir que los besos en el cuello me hacían sentir algo, no se que, pero era algo, quedamos completamente desvestidos cuando me arrebató contra la cama, se monto sobre mi, entonces comenzó todo, definitivamente, él me hacía suya...

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