Capítulo 4

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Aun no podía creer que había tenido sexo con Dimitri. Sinceramente disfrute ese momento, fue maravilloso y no estoy exagerando, estoy feliz de que haya sido con él, de que me haya entregado completamente a una persona como él.

A la mañana siguiente al despertar Dimitri aun estaba dormido, no pude evitar reír, claro, suavemente, porque le observe la espalda, tenía
Algunos rasguños que sin querer le hice, bueno, me levante sin hacer ningún ruido y fui directamente a la cocina a preparar el desayuno. Hice wafles, algo que a él le encantaba por la mañana, era su desayuno preferido o eso suponía yo y también era lo que me había dicho al momento de conocernos. Lo llevé a la habitación, lo dejé sobre el velador y me lancé a despertarlo con un beso. Era irónico, de no querer a querer todo esto, es algo enredado, pero yo puedo entenderme.

Me gustaban los días como hoy. Días nublados, lluviosos, días en los que dan ganas de no hacer nada, solo de estar echados, regaloneando con aquella persona, esos días en los cuales escuchas el sonido de la lluvia caér por el techado de la casa, ver los charcos de agua en las calles, el cielo cubierto de nubes, y esa brisa fría que roza tu piel, eso, eso es lo que me encanta. No soy como los demás o mejor dicho la mayoría de la gente, aquellos que aman los días de verano, soleados, esos en donde escuchas a los pajaritos cantando, días para ir a la playa, esos días en donde terminas todo sudado e insolado por el sol, esa calor infernal que nose porque todos aman, eso es lo que más odio y eso me hace distinta de todo aquel ser humano, de hecho ya estoy empezando a creer que no soy un humano, simplemente, soy un bicho raro.

Bueno, así estuvo todo el día, de hecho, no tuvimos clases hoy, fué otro día completo juntos.
–Vístete – dijo Dimitri.
–¿Qué haremos?
–Solo vístete.

Me puse unos jeans de color oscuro con una blusa blanca y unos botines negros, usé un poco de maquillaje y entonces nos fuimos, en realidad no se a donde nos dirigíamos.
–¿Me puedes decir a dónde vamos?
–Si te lo digo ya no será una sorpresa – dijo él formando una pequeña sonrisa en su rostro
Me sonrojé.
–Llegamos.

Habíamos entrado a un lugar algo extraño pero hermoso a la vez, era un espacio algo grande y algo pequeño, no sabría decir bien como era o por otra parte, no podría dar una descripción exacta de ese sitio. Pero bueno, mucho no le daba importancia, estaba algo distraída con lo que Dimitri estaba haciendo. Cerca de aquel sitio habia un pequeño bosque, él se adentro un poco más allá, yo lo seguí rápidamente con un poco de temor y de lejos lo vi con un pequeño lobo.

Me sorprendió un poco, ya que pensaba que los lobos eran más feroces de lo que este aparentaba pero al mismo tiempo me entro una ternura inmensa al verle como cuidaba a un pequeño lobo que aparte estaba algo lastimado. No conocía esa parte de Dimitri. Al parecer amaba los animales.
–¿No te da susto qué este pueda llegar a morderte o hacerte algún daño?– le pregunte
–No, ¿por qué ha de tener miedo de este cachorrito?, llevo con él ya unos 3 meses, solo intento protegerle y esta es la única manera, no tengo otro lugar en donde poder cuidarle, alimentarle, sacarle de todo esto, de los peligros.

No puedo ceérlo, Dimitri es un libro de sorpresas que espero poder seguir descubriendo.

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