Capítulo 2.
La persecución.
JunMi y Kim corrían como nunca lo habían hecho. Le habían hecho jurar a la loba partera que, si les pasaba algo, llevara la camada a alguna familia adoptiva, así que por ellos no se tendrían que preocupar. Sus jadeos provocaban nubecillas de vapor en la fría noche.Pero sus respiraciones agitadas no era lo único que se oía en la noche. A las espaldas de Junmi se dejó oír un aullido cargado de odio y ansiedad
.-¡Junmi, cuidado! –dijo Kim entre dientes. Pero Junmi no se movió a tiempo. Unos colmillos se hundieron en la pata de Junmi, haciéndola caer de costado al suelo. El cachorro salió despedido de su boca y aterrizó un metro más adelante.
Los agudos chillidos del cachorro se mezclaron con los gruñidos de su madre, en su afán de protegerlo. En un instante, la loba se había parado y había atacado el cuello descubierto de su atacante: un lobo enorme, gris y con un círculo en su oreja, de color naranja sucio.
El enorme cuerpo cayó sin vida al suelo, y Junmi, con el hocico manchado de sangre, alzó a la pequeña criatura y gruñó suavemente, tratando de calmarlo. Kim se acercó con cautela al ensangrentado cuerpo y lo estudió.
-Naranja, apuesto a que es del fuego.-
-¿Por qué lo tiene de color apagado? En las leyendas lo describen de color brillante.--No lo sé... -Kim se detuvo, y la miró a los ojos –Espera, se supone que Los Guardianes del Bien son los de marcas resplandecientes.
-¿Crees que sean reales?-
-Yo no, sinceramente.-
-Ajam, pero si los Demonios Asesinos existen, (y ya no hay duda de que existen), –Junmi se calla y se deja oír otro aullido como los anteriores – y no han acabado con la población de Lobos Normales; se supone que habría alguna fuerza que los iguale de poder, Y esos serían Los Guardianes del Bien, ¿no?-
-¡Diablos! Está bien, tú ganas, Jun. Los buscaremos y les daremos los cachorros; al menos ellos podrán cuidaros correctamente.
Volvieron a correr. Los perseguidores estaban cada vez más cerca, así como unas amenazadoras nubes negras en el cielo nocturno.
Junmi miró hacia arriba. <<Um, esas nubes se mueven más rápido de lo normal, ¿habrá algún Demonio que lo controle?>>.
-¿Junmi, no crees que esas nubes son muy rápidas para ser normales?-
-Justo eso estaba viendo, querid... ¡Cuidado, Kim!-El lobo a duras penas pudo esquivar un relámpago. Un instante después empezaron a caer gruesas gotas, transformando el terroso suelo en lodo.
Los dos lobos resbalaron, para luego volver a ponerse de pie. Ahora la travesía se estaba complicando, pero, curiosa-mente, los que los perseguían no parecían estar perdiendo velocidad.
-Uno de los lobos debe ser del agua –ladró Kim por encima del estruendo de la lluvia y los relámpagos. – ¡Pronto nos darán alcance!-
-¡Pues entonces no caeremos sin luchar! –los ojos de JunMi dejaron ver furia contenida, y apresuró el paso. Saltaron un tronco y fueron a parar a la orilla del río.
Sin siquiera aminorar el paso, la pareja lo cruzó. No sin dificultad, ya que los cachorros no podían aguantar la respiración debajo del agua. Sin embargo, el río era impetuoso. Y con la enorme tormenta cerniéndose encima de ellos, el río no tardaría en crecer.