Chanyeol llevaba la delantera. Baekhyun le seguía unos metros más atrás y Caquio y Klaus unos tantos más. La primera manada de Lobos Normales aun no estaba a su vista, pero sus finos olfatos (especialmente el de Chanyeol) los percibían a menos de cien kilómetros enfrente de ellos. No fue hasta pasado el mediodía cuando su objetivo hizo su aparición.
Chanyeol sonrió. Ese día era su cumpleaños, y su sonrisa se ensanchó al recordar cómo lo había despertado. Tanto Caquio e Baekhyun como Klaus se habían puesto de acuerdo y lo habían sacudido con fuerza al mismo tiempo que gritaban "¡Sorpresa!" y "¡Feliz cumpleaños!". Lo habían agasajado y mimado hasta los límites de la tolerancia. Por supuesto, se había llevado el peor susto de muerte de toda su corta vida.
<<Tres años. ¡Tengo tres años!>> -pensaba.
Pero ahora se hallaban en el camino de nuevo. Y se acercaban poco a poco hacia el diminuto y casi imperceptible punto negro que se recortaba con el interminable desierto de arena.
La idea de conocer a individuos de la especie "hermana" más pequeña lo llenaba de una extraña excitación. Suspiró de alivio. La manada había dejado de ser un casi imperceptible punto en el horizonte a una enorme silueta de unos ochenta Lobos. El viaje no había sido tan largo y, sin embargo, jadeaban como si lo hubiera sido. Sus fuerzas no mermaban tan fácilmente como a otros animales, pero el calor les era desacostumbrado para ellos. Por eso el jadeo.
A cada paso que daban, a Chanyeol le parecía retroceder en el tiempo.
Poco a poco fueron acercándose a la enorme manada y al detenerse, (unos cinco metros de distancia de los otros), Klaus se puso al frente e hizo un ruido seco de la garganta. Chanyeol e Baekhyun nunca habían escuchado un ladrido, por eso vieron extrañados como los otros Lobos respondían de la misma forma y se les acercaban moviendo los rabos. Sus voces sonaban discordantes en contraste con la voz melodiosa y llena de matizes de un Lobo del Destino.
El Lobo más grande, uno de presencia imponente, se les adelantó y se acercó, orgulloso y fiero, a Klaus. Ladeó ligeramente la cabeza y habló con un gruñido bajo y grave:
-Esperábamos vuestra noble visita, legendarios Lobos del Destino. Hay un problema que nuestra raza no puede resolver. Necesitamos su consejo y ayuda-
-La tendrán, Lobos. Díganme que los apesumbra, y si nosotros no podemos repararlo le avisaremos a nuestro Rey-
-Tus palabras me reconfortan. Sean bienvenidos -les dijo el lobo, apartándose. Todos se inclinaron cuando ellos pasaron.
Chanyeol observó, entre divertido y shockeado, como hasta los Lobos más grandes apenas le llegaban a la coronilla. A Baekhyun le sucedía algo parecido. Mientras, Klaus y Caquio eran, literalmente, el doble de grandes que cualquiera del lugar. Miró al su alrededor, esperando ver una depresión en el suelo o, incluso, una fortaleza. Pero no. Continuaron caminando (junto con los Lobos Normales detrás de ellos, silenciosos como sombras), hasta una enorme duna que, al rodearla, revelaba varias cuevas en el suelo y la planicie de esta.
Chanyeol observó con el hocico abierto del asombro. De las cuevas salían hembras de Lobo y unos cachorros de menor edad se les acercaron, curiosos. Esos cachorros apenas les llegaban a las rodillas. Baekhyun bajó la cabeza y un cachorro marrón se le subió. Levantó la cabeza y emitió gañidos de risa. Chanyeol observó como una Loba se les acercaba mirando preocupada al cachorro y a Baekhyun.
-Tranquilo. No pasa nada -lo tranquilizó Chanyeol. El se quedó quieto, aunque agitaba de vez en cuando la cola.
Baekhyun bajó la cabeza, permitiendo de que el cachorro se bajara. Luego le frotó juguetonamente la nariz contra la espalda de este y dio unos saltos hacia atrás; invitándolo a perseguirla. Pronto estuvieron todos los cachorros persiguiéndole y, poco después, a Chanyeol.