Amanecía.
Caquio extendió el mapa en el medio de la sala. Por el cumpleaños tan cercano de Chanyeol, el y su hermano le darían por obsequio una travesía. Sería una sorpresa agradable, además de un respiro por las tensiones de los últimos días. Expectante, miró a Klaus, mientras éste observaba el mapa.
El territorio del plano estaba segmentado en los distintos parajes: al norte, Las Tierras Infértiles, con sus montañas rojas bordeando el territorio. La cordillera continuaba hacia el este, donde se veían las montañas, esta vez marrones con las cumbres nevadas, y al pie de estas había un prado enorme de un color verde claro; las Tierras Altas. En cambio, por el oeste, las montañas se iban haciendo más pequeñas hasta desaparecer en las Costas Zafiro. Debajo de la playa, quedaba el Desierto, que continuaba hasta el sur. En la punta del sur, estaba el territorio Nieve Eterna, donde nevaba siempre y el verano casi ni existía. En el medio de todo, estaban las Tierras Fértiles, siendo la mejor posición para el centro más grande de los Guardianes del Fénix. Había otras bases de estos últimos, ubicados en las Tierras Altas y en las Costas Zafiro. Incluso había habido en las Nieves Eternas y en el Desierto, pero sus comunicaciones se habían cortado hacía mucho tiempo... Cuando los Guardianes del Fénix de las Tierras Infértiles, (hasta entonces la base mayor), se habían vuelto locos por el poder y se habían vuelto contra sus aliados... Klaus sacudió la cabeza, y su garra aterrizó en el límite del Desierto.
-Podríamos ir allí. Tengo entendido de que hay manadas de Lobos Normales, sería bueno que los cachorros pasaran algunos días con nuestros hermanos primitivos –dijo, justificando su elección. Miró a los ojos de su hermana, viendo su preocupación. –Tranquilo, podríamos ir ahora y volver en tres días y así llegarían a tiempo para las clases-
-De acuerdo, los despertaremos y partiremos de inmediato. Le avisaré al Rey Kris –dijo el, recogiendo el mapa con el hocico y saliendo apresuradamente de la madriguera.
Klaus sacudió de nuevo la cabeza, con una sonrisa pícara en el rostro. ¿Había sido su imaginación, o realmente había visto cierto rubor en las mejillas de Caquio al nombrar al Rey?
-¿Hmm? ¿Klaus, que sucede? –preguntó medio adormilado Chanyeol. Vio al enorme lobo cobrizo en el dormitorio de enfrente, el de Baekhyun. Una de sus enormes zarpas blancas la sacudían suavemente.
-Baekhyun, despierta, tenemos un viaje largo por delante –murmuró Klaus al oído de esta, sin poder reprimir la alegría en su voz.
El cerebro del cachorro hizo un "clic" al oír la palabra "viaje". Se paró a la velocidad del rayo, paso por debajo de un Klaus sorprendido, agarro de una oreja a Chanyeol (<< ¿otra vez?>> –pensó él, indignado), y lo arrastró hasta la sala; justo cuando Caquio volvía con las mejillas encendidas por la carrera.
Est ese paró en seco, sorprendido por el panorama de Baekhyun dominando a Chanyeol. Parpadeó varias veces, ofuscado, y dejó en el suelo dos pequeños fardos de cuero con correas del mismo material, llevando adentro algunas provisiones y algún que otro libro de Geografía. La cosa es que un libro especialmente pesado fue a parar a su pata.
-¡Arg! Baekhyun, ¿qué haces?–dijo Caquio entre lágrimas de dolor, agarrándose con fuerza la pata lesionada.
-¿Puedes creer que ni yo sé como hace para someterme? –dijo Chanyeol sin resuello, levantándose del suelo. Respiró hondo, sentía una extraña presión en el pecho desde su salida del Claro del Encuentro.
Klaus apareció de la nada y se pasó las correas de cuero de uno de los fardos al cuello. Luego alzó la mirada y parpadeó varias veces, como su hermano, al ver la escena.
