-Vamos, ¡ábrete! -casi le ladró Kyungsoo a la bellota que tenía entre sus zarpas y dientes. Trataba de abrirla. De repente, escuchó un sonoro¡crack! Y la bellota acabó por abrirse a la mitad. -¡Bien!
Dejó hueca las dos partes y las rellenó con hierbas aromáticas de la bolsa que hacía tan solo unas horas le había dejado Hyuna. Hizo que ambas partes encastraran entre sí y sujetó uno de los extremos a otra cuerda. Satisfecho, se lo colgó al cuello. Sin embargo, se lo sacó y lo puso junto a otro más que había hecho antes.
Se quedó largo rato mirando su trabajo... hasta que salió de su sopor y guardó todo en la misma bolsa. Siempre L se había mostrado... repulsivo... ante el arte. Y algo parecido sucedía con los cuentos y las canciones...
Kyungsoo suspiró mientras trataba de esconder la hinchada bolsa entre las hojas de su lecho. Insatisfecho con el resultado, la cambiaba de lugar una y otra vez. Hasta que el segundo sonido de pasos del día llegó a sus oídos. Esperando oír otra discusión en la entrada, quedó boquiabierto cuando la voz que hablaba con los guardias era de...
-Pequeña Alteza... El Rey L me ha encargado la... noble tarea de instruirlo –dijo Zico con voz maliciosa.
<<Oh, no... ¡Él no!>> pensó Kyungsoo, aterrado.
-Como su educación ha sido descuidada por bastante tiempo, su Majestad ha decidido que sea yo quien le instruya sobre nuestra jerarquía.
Kyungsoo cerró los ojos con fuerza. Era claro que L le había puesto a Zico como su "maestro" como un castigo por haberse ido de los terrenos de las Tierras Infértiles. Desde la más tierna infancia de Soo, Zico le había odiado, fuera quien fuera. Nunca había entendido ese aborrecimiento...
-Me atrevo a pensar que su Pequeña Alteza sabe la escala de poderes en nuestra comunidad.
-¡Claro que sí! –saltó Kyungsoo, indignado. –Primero están los del Fuego, le siguen los del Aire y del Tornado. Después está el Rayo, el Hielo, la Tierra y el Metal. Y después vienen la Naturaleza y los del Agua.
-¿Y por qué normas se rige nuestra clasificación? –siguió Zico, trotando en círculos alrededor de Kyungsoo.
-Por... la fuerza de nuestros poderes –contestó a su vez el cachorro negro, mirándolo desafiante. Por alguna razón, que el Lobo del Fuego le caminara así le ponía sumamente nervioso.
-Por la fuerza de nuestros poderes –musitó Zico con voz burlona, imitando a Kyungsoo. Detuvo su andar y se paró enfrente del crío. –No solo por eso, cachorro estúpido. También por la disponibilidad y abundancia de estos. No somos como otras manadas de animales en todo sentido, en donde solo nuestra fuerza dicta nuestro rango, sino también nuestra inteligencia y maña al usar nuestros poderes. ¡Siempre ha sido así, es una costumbre que por alguna razón sobrevivió al r...!
Zico cerró bruscamente el hocico, y sus palabras acallaron sin poder terminar. Kyungsoo lo miró sorprendido, la clase se estaba volviendo interesante.
-¿Sobrevivió a qué? –Kyungsoo no pudo evitar notar que Zico no le miraba a los ojos y ponía a ponerse nervioso.
-¡Nada, niño este! Eso no viene al tem...
-¡Claro que viene! ¿Qué quería decir? Vamos, usted puede contármelo, mantendré el hocico cerrado...
-¡¿Cómo que cerrado?! Escucha, idiota –llegado a este punto Zico le pegó con el dorso de su pata en un costado de la cabeza de Kyungsoo con fuerza. –¡¡Que no te lo cuente no significa que esté prohibido decirlo!! Es que simplemente L no quiere que esta información dañe el "delicado oído de su Pequeña Alteza".