Dime donde has ido
Donde esperas en silencio amigo
Quiero estar contigo, regalarte mi cariño
Darte un beso, ver tus ojos
Disfrutando con los míos, hasta siempre
Adiós mi corazón
—Yo habría ido contigo—, bajó la mirada, así como su tono de voz—, si me lo hubieras pedido... te hubiera seguido.
Sasuke la envolvió entre sus brazos al tiempo que pasaba sus dedos entre los largos cabellos color granada; ella recargaba su cabeza sobre el firme pecho de él... Un sonido irrumpió en la escena, era el reloj digital que descansaba en la mesilla de noche marcando las dos de la mañana.
—Ya es tarde...—
—No planeas irte ahora ¿o si? —. Cuestionó cuando lo vio buscar su ropa—. Quédate
— ¿Estás segura? —
—No voy a permitir que te vayas como si nada después de haber tenido sexo conmigo—
Sonrió tomando la sábana que ella dejó caer para presentarle su desnudes, cuando la vio acostada, él se acomodó junto a ella tornándola a abrazar. Necesitaban de muchas palabras para entenderse, con algunas miradas se habían dicho todo; con ese abrazo él le pedía perdón y con esa amenazadora invitación ella lo había perdonado pidiendo que no lo volviera a hacer.
Ambos quedaron dormidos, uno en brazos del otro sin ningún sonido que perturbara su sueño, los únicos ruidos apenas audibles, eran el de los carros de la calle que pasaban raramente, el reloj de la cocina con el tic tac de cada segundo y el apacible latido de sus corazones.
Abrió los ojos... enseguida volvió a cerrarlos, la luz del día le quemaban las retinas; levantó las manos a la altura de su cara para tallarse los ojos, recordó que no había dormido sola y se levantó precipitadamente al sentir un vació del lado donde estuvo acostado su pareja.
— ¿Sasuke? —
Se sentó en la cama, todavía se tallaba el ojo izquierdo buscando con el derecho al azabache en la habitación... además de ella, vacío. Frunció el ceño, tomó la sábana para cubrirse y se levantó en busca de sus lentes, mientras murmuraba maldiciones.
—Maldito Sasuke, ahora que lo vea yo...—
No terminó su frase, oyó el agua del escusado descargarse y casi enseguida la puerta del baño se abrió, a prisa posó la mirada en el suelo descubriendo las ropas del azabache y la grave voz del Uchiha la hizo voltear a verlo.
—Vístete...—, se puso a recoger su ropa dejando a la pelirroja desconcertada—. Aún te debo un café
¡Estúpida! ¿Cómo se permitió el miedo al abandono? Si, su primera reacción pareció de furia, pero tan solo fue la máscara que se creó para ocultar la turbación que tenía de volver a perderlo... Contenta de haber errado con Sasuke y burlándose de si misma, esbozó una sonrisa sin dejar de contemplarlo. Se levantó de la cama despojándose de la sábana que la cubría y acercándose al azabache, tomó la recién reunida ropa arrojándola a la cama.
—Antes de irnos—, guiñó el ojo con una sonrisa pícara—, me daré una ducha.
Una o dos horas tardaron para salir de la bañera, sin dar cuenta del tiempo que se llevaron en los jueguillos mientras se vestían; para ambos, era como haber vuelto a París en los viejos tiempos, donde juntos compartían la dicha de la vida.
A las tres de la tarde llegaron a un famoso restaurante de la ciudad, se sentaron en una mesa para dos dentro del establecimiento muy a pesar de la insistencia de Karin por que fuera al aire libre; les dieron la carta y no tardaron en hacer su orden al elegante mesero que anotaba a velocidad lo que le dictaban
—Gracias—, entregó el menú viendo como el mesero se alejaba y volviendo la vista a su compañero—, no has cambiado mucho en un año.
—Puedo decir lo mismo de ti—, sonó el celular—. Discúlpame un momento.
Lo vio levantarse de la silla contestando el celular, se alejó un par de metros; cuando su mente iniciaba a divagar, su móvil la interrumpió. Miró la pantalla, era de la oficina, desde la mañana no se había molestado en avisar que no asistiría a trabajar y era lógico que a esas horas ya la estuvieran buscando. Pensó en colgar, pero al final tomó la llamada; preguntas, regaños, exigencias... su dedo pulgar amenazaba en presionar el botón rojo del celular pero se detuvo cuando oyó una pausa. Quiso poner en su lugar al pendejo de su jefe, pero vio al Uchiha aproximarse, inventó el estar enferma y colgó.
— ¿También del trabajo? —
La comida fue servida y poco fue de lo que hablaron, él hablaba con desgano sobre ese año y ella se evitaba cualquier comentario de su estado de ánimo a causa de su ausencia. Al terminar su último bocado, Sasuke se fue con una despedida muy a su estilo y un "Yo te llamo", cuando la pelirroja preguntó sobre un nuevo encuentro.
¡Típico de Uchiha Sasuke! No le gustaba ser buscado, pero si él necesitaba de alguien, siempre lo encontraba. ¿Dónde carajos estaba? Hacía casi dos semanas sin saber de él, ni siquiera se había tomado la molestia de dejar un maldito recado. La pelirroja recordó la tarjeta que él había tirado; le habó el lunes por la tarde, en la oficina la dijeron que no estaba y en su celular nadie contestaba. No quería volver a hablar, no quería verse desesperada, pero ya era jueves de la segunda semana que lo vio, estaba furiosa y al mismo tiempo destrozada...
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París
Roman d'amourLongFic con la canción París de la Oreja de Vangog. Karin se aleja de sus amigos y su empleo para olvidar a Sasuke que la abandonó hace un año, pero en la nueva ciudad se encuentra con una sorpresa.