Capitulo III

147 10 1
                                    

El despertador sonó temprano. Al principio me costó levantarme, pero entonces recordé que empezaba la Universidad y me sentí con más ganas. Me di una ducha rápida, me sequé el pelo y me vestí con unos jeans, una camiseta de Tyler de manga corta que me venía enorme pero que me encantaba y mis viejas Converse blancas. Me recogí el pelo en una trenza con algunos mechones sueltos ya que no quedaban sujetos. Entré en la cocina, donde Josh ya estaba desayunando porque entraba a trabajar temprano.

-¿Preparada? –dijo Josh mientras me preparaba unos cereales con leche.

-Sí, supongo –empecé a comer.

-Cuando seas una gran psicóloga y seas rica y tengas una gran mansión, no te olvidarás de nosotros ¿no? –Josh soltó una risita.

-¡Eh! No te rías idiota, además, no te preocupes que os compraré dos mansiones más para vosotros –reímos. Seguimos hablando hasta que acabé de desayunar.

Recogí mis cosas, me puse el casco de la moto y me subí en ella. Al vivir en un barrio apartado tenía veinte minutos hasta llegar a la Universidad. Pero no me importaba, adoraba ir en moto. En general me encantaban los motores, me encantaban los coches y las motos, gusto que compartía con Tyler, Josh y algunos amigos más, ya que ellos habían sido los que me habían metido en el mundillo de los motores. De hecho la moto que tenía la había ido construyendo a partir de una vieja moto que había sacado de un desguace. Como si de un puzle se hubiera tratado, hice de una chatarra al fantástico ciclomotor que ahora conducía.

Llegué antes de darme cuenta. Era increíble, parecía una de esas películas americanas. El campus era enorme y con los diferentes edificios de residencias y los varios edificios donde se impartían las clases y donde se hacían actos públicos y demás no tenía ni idea de donde tenía que dirigirme.

Por suerte había sido previsora y había llegado con tiempo de más, así que preguntando a la gente por fin llegué a mi primera clase, Psicología de la Motivación. Empezar de nuevo las clases, por raro que pareciera, me entusiasmaba, además era lo que llevaba mucho tiempo esperando. Pensaba que nunca lo conseguiría puesto que de ninguna manera yo podía conseguir todo el dinero necesario para pagarme la carrera, pero cuando dos meses atrás me había llegado la carta dándome la beca, por fin creí que las cosas podían cambiar.

El día pasó rápido y en lo que a mí me pareció poco tiempo, llegué a la última clase del día, Psicología Social.

Mientras me dirigía al edificio correcto, iba pensando en algunos datos de la clase anterior y distraídamente le di una patada a una lata, que, por desgracia para mí, fue a darle a un chico.

-¡Lo siento! –me disculpé cuando el chico en cuestión se giró para mirarme.

-¿Por qué no te golpeas a ti misma con la lata? –dijo irónicamente. Levanté una ceja.

-Oye, que ya te dije lo siento.

-Como sea, ten cuidado –y se dio la vuelta y siguió caminando.

-Idiota… -murmuré.

Después del breve incidente y de dar unas vueltas, di con mi clase. Todavía no había conocido a nadie así que me senté en el primer asiento que vi libre a mitad de la clase. Me senté junto a un chico de rizos castaños. Vestía una camiseta básica blanca con cuello en forma de pico, unos pantalones pitillos negros i unas Converse blancas a juego con las mías.

Cuando me senté a su lado, se giró hacia mí y entonces me di cuenta de que era el mismo chico al que le había lanzado la lata. Mierda…

La clase empezó y al cuarto de hora me di cuenta de que iba a ser la clase más aburrida de las que tenía, al menos de las que había dado ese día. Por fin quedaban solo diez minutos para terminar cuando el profesor nos mandó un último encargo.

-El primer trabajo que haréis será en parejas, así os será más fácil y entenderéis la dinámica de la asignatura. Y… señor Styles –el chico de mi lado levantó la cabeza, dándose por aludido-, espero que este año se ponga en serio y apruebe mi asignatura, no quiero verle un tercer año en mi clase, así que escoja una buena pareja.

-Por supuesto señor Johnson –dijo el “señor Styles” con tono de fastidio.

No nos conocíamos entre nosotros, así que un murmullo se elevó en la clase para formar parejas. El chico, Styles, se giró hacia mí.

-Bueno ¿te importa si vamos juntos? –me preguntó. Me encogí de hombros –siempre y cuando no te dediques a lanzarme latas –esta vez reía y había humor en sus ojos.

-Oye… perdón por eso, iba distraida.

-No, perdóname a mí por haberme comportado como un idiota, me acababa de pelear con mi padre. Por cierto, me llamo Harry Styles –me ofreció la mano.

-Por supuesto “señor Styles” –dije burlándome del profesor- yo soy Emily –le estreché la mano.

Cuando acabó la clase salimos los dos juntos en dirección al aparcamiento.

-Entonces ¿estás repitiendo curso? –pregunté mirándole de reojo.

-No –sonrió mostrando una sonrisa perfecta y unos hoyuelos que le daban aspecto de niño –solo esta asignatura, es muy aburrida y el año pasado estuve un poco liado con una mudanza y no aprobé. Y usted señorita ¿está segura que tiene la edad adecuada para ir a la Universidad? –se burlaba de mí.

-Muy gracioso –dije sarcásticamente- para tu información, tengo 19, lo que pasa que aparento menos –reímos los dos. Llegamos junto al aparcamiento – ¿nos vemos mañana después de clase para empezar a hablar del trabajo?

-Por supuesto, veo que tienes muchas ganas de seguir con las clases del señor Johnson –mostró esa sonrisa perfecta.

-No, solo quiero asegurarme de que este año apruebas –Harry refunfuñó y yo me burlé de él en broma.

-Hasta mañana entonces Emily.

-Hasta mañana Harry.

Save your heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora