Capítulo VIII

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Estacioné delante de casa. Apagué el motor, me saqué el casco y bajé de la moto. Cuando estaba por abrir la puerta, alguien me tomó por el brazo y me giró bruscamente.

Me encontré cara a cara con Ian. Tenía los ojos muy rojos, la ropa sucia y era muy desagradable verlo. Todo lo atractivo que lo había encontrado en el pasado era repulsivo ahora.

-¿Qué mierda quieres? –me solté de su agarre.

-Ah no, nena, ya sabes que me gusta que me hables bien, así que modela ese lenguaje –se notaba que estaba totalmente ebrio.

-Mira Ian, tengo cero ganas de hablar contigo, si sobrio ya eres despreciable, borracho eres aun peor –noté en sus ojos que se había enfurecido. Volvió a tomarme de la muñeca, esta vez con fuerza.

-No decías lo mismo antes, sé que te gustaba.

-Sí, eras bastante encantador antes, pero te volviste un auténtico cabrón, así que suéltame ahora mismo –intenté soltarme, pero tenía más fuerza que yo. Lo fulminé con la mirada.

-Así que ahora te van los niñitos de universidad ¿no? ¿Qué pasa te pone que sean más inteligentes? –rodé los ojos- No hagas eso, no lo soporto.

-Pues jódete si no lo soportas.

-Te tengo dicho que uses un vocabulario correcto cuando hables conmigo –habló entre dientes, acercando su rostro al mío y quedando a escasos centímetros, apretando su agarre aún más.

-Y yo te dije que no tenía ganas de hablar con borrachos –con la mano que tenía libre le di un golpe fuerte en la nariz. Noté un crujido y la sangre empezó a brotarle a chorros.

Ian aulló del dolor, me soltó y la puerta de casa se abrió, mostrando a un Josh desconcertado. En cuando vio la escena me tomó del brazo, metiéndome en casa con prisas y se acercó a Ian.

-Lárgate, no quiero volver a verte nunca más cerca de ella –lo tomó de la camiseta-, porque si te vuelves a acercar, si la miras, o la llamas, te romperé algo más que la nariz –no dejó que Ian contestara, le dio un empujón, con el cual estuvo a punto de caerse. Josh me metió dentro de la casa bruscamente y cerró la puerta de un golpe.

-No me trates así, yo no he tenido la culpa –me dejé caer en el sofá. Josh se paró delante de mí.

-Deja de meterte en líos con tipos más grandes que tú –fruncí el ceño.

-Solo tiene dos años más que yo… -me interrumpió con un grito.

-¡Físicamente Emily! Te piensas que puedes contra todo el mundo y no es así.

-Su nariz no opina lo mismo –me crucé de brazos y Josh se arrodilló delante de mí, quedando cara a cara.

-Sabes que daría mi propia vida por ti, pero no podría soportar si algo malo te pasara –hizo una pausa. Pero luego volvió a estallar, levantándose -. Y tú no haces más que meterte en problemas. ¿Podrías pensar un poquito antes de actuar al menos? –rodé los ojos- Lo digo en serio Em, hay mucha gente por aquí que te adora, pero también hay mucha gente que tiene ganas de estrangularte.

-Mensaje captado Josh, mantener la boca cerrada y estarme quietecita.

-Muy bien, eso es –volví a rodar los ojos.

-Pero que sepas que si me muero del aburrimiento será por tu culpa.

-Hay mejores maneras de divertirse que joder al resto –sonrió.

-Pero esa es la que más me gusta –hice puchero en broma. Josh dejó un beso en mi cabeza.

-Vamos a cenar, Tyler se queda en casa de Sarah –arrugué la nariz, pero luego me encogí de hombros, a lo que Josh rió.

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