Todas las cosas son más bonitas cuando estoy enamorado
Quienes vieron diez cosas que odio de ti entenderán mi necesidad de usar esa canción
Las amo como al Rikey y a mis mixtapes
- ¡ Michael no te mojes ! - le gritó corriendo desde la puerta de la casa , con un paraguas en la mano y en la otra un suéter azul con estampados de estrellas . Su hijo , que apenas producía una sombra con su delgada figura , estaba en la banqueta esperando a que su mejor amigo llegara . Donald se quedo dentro de la casa , refunfuñando que de que todas formas no era sano que pasara tanto tiempo con ese muchachito llamado Pete . Pero no entendía que para el , con nueve años lo más importante era jugar con el único , aparte de Gee , que no se burlaba de su sueño de ir al desierto a ver las estrellas.
Donna lo abrazo colocándole el suéter por encima de los flacuchos hombros . Le beso la mejilla y restregó las gotas de lluvia con esa magia de madre que podía arreglar un diluvio - seguro la lluvia era muy fuerte y no pudo venir
- mama ... - le tomó la mano , siguiéndola para entrar a la casa , estornudando ruidosamente - ¿ Pete ya no me quiere ?
- claro que si mi amor - cerró la puerta , echando una mirada pues con el rabillo del ojo vio el auto rojo de su esposo salir de la cochera con prisa . Suspiro dejando a Mikes en la sala , contuvo las lagrimas y estalló en silencio en la cocina .
No le gustaba cuando su mami estaba triste , a lo mejor cuando su papá se iba era como cuando Pete no llegaba para jugar con el . Si tan solo fuera un mago como Gandalf podría arreglar todos los problemas de Donna para que jamás le escurrieran esas gotitas por sus bellos ojos esmeraldas, los que heredó Gerard . Los sollozos de la mujer se hicieron cada vez más audibles y , para no verla destrozada , subió los catorce peldaños de la escalera directo al cuarto que compartía con su hermano .
Ray era como el colado de la casa , Donna incluso siempre tenía un plato extra de comida para cuando el chico de cabello rizado llegara . Ese día no era la excepción de la regla , estaba a un lado de Gee jugando videojuegos, mordiéndose el labio al tenerla tan difícil para ganarle al otro y saludo a Mikey cuando entro , sentándose entre ambos para mirar a la pantalla del viejo televisor
- ¿ puedo jugar ? - preguntó forcejando el control de su hermano mayor que lo apartó con la mano
- no - respondió pero el menor siguió invadiendo su espacio personal , moviendo el control y picándole a los botones - ¡ Moiki ! ¡ déjame jugar !
- pero yo también quiero jugar - suplico con su vocecita tímida . Raymond le jalo la camisa , ofreciéndole el suyo con una sonrisa . En primer lugar le pareció extraña la amabilidad del muchacho hacia él pero de todas formas lo acepto gustoso , dedicándole una sonrisita nerviosa - gracias ray-ray...
- Raymond - lo corrigió cediéndole su espacio en el suelo .
Sintió esa sensación en su estómago de nuevo , era como hambre pero de una manera extraña . No se molestó en pensar más en esas cosas , para un niño era más importante la pelea de almohadas con el afro boy y su hermanito mayor . Su mama subió para mandarlos a acostar a la fuerza si era necesario , los ojos de Donna estaban hinchados de llorar pero se mostró igual de amorosa que siempre .
- a dormir mis niños - les beso la mejilla a los dos mayores y la frente a Mikey , dándole otra almohada a Ray para que se durmiera a gusto en cualquiera de las dos camas de los Way . - si veo la luz encendida vengo con todo el ejército de clones a ver qué diablos pasa ¿ de acuerdo ?
- si mama - puso los ojos en blancos Gerard dandole un beso más y la señora Way apago la luz . Pobrecita , si se creyó que se entregarían a los brazos de Morfeo al instante ; Ray todavía ni sabia donde pasaría la noche - si quieres puedes quedarte con Moiki Ray - sugirió su mejor amigo

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Mas que palabras ( Rikey )
FanfictionEstar enamorado es de lo más hermoso y horrendo que puede pasar, un arma de doble filo. Solo es cuestión de esperar a esa persona que haga que algo tan simple como una palabra tenga un significado lleno de la única magia que nos queda: el amor Un f...