33.- ¿Amor en el aire?

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Mia

Abro los ojos por completo y me giro para golpearme contra alguien. Hago una mueca de dolor y es cuando me doy cuenta de que no estoy sola en la cama; Niall está a mi lado, durmiendo plácidamente, con sus dos manos a los costados. Me incorporo lentamente mientras lo veo dormir: sus párpados cerrados, su respiración lenta y su boca ligeramente entreabierta. Justo como siempre duerme.

Mi mano se dirige a su cabello, a pesar de que una pequeña voz dentro de mí me lo intenta impedir. Hago caso omiso de esa voz y le aparto un mechón rubio de la frente. Él se remueve, haciendo que aparte la mano repentinamente.

—¿Mia?—pregunta en un susurro, abriendo sus preciosos ojos azules.

—Siento haberte despertado—susurro mientras siento un cosquilleo en mis mejillas.

—Esta bien—dice mostrando una sonrisa antes de soltar un bostezo—al menos yo no me levanto de mal humor como tú

Dejo de sonreír mientras él ríe ante mi expresión. Tomo una almohada y lo golpeo, pero las risas que escapan de sus labios hacen que ría junto a él.

—Me daré una ducha—anuncia levantándose de un salto.

—Esta bien—digo y le dedico una sonrisa que él devuelve antes de salir de la habitación.

Me deshago de las mantas y frunzo el ceño al ver que tengo puesta la misma ropa que ayer. Me levanto aún así y salgo de mi habitación para después dirigirme a la cocina, quedándome pasmada ante la persona que está en esta.

—Buenos días cariño—me dice mi madre con una sonrisa. No recordaba que mi madre y mi padrastro habían llegado ayer; recordar la manera en la que Frank vio a Niall hace que la piel de la nuca se me erice.

—Buenos días mamá—le respondo intentándole sonreír; ella se gira de nuevo mientras yo me siento en el comedor—¿dónde está Frank?

—Ha salido a hacer unos asuntos—responde sin girarse. Una oleada de alivio recorre mi cuerpo.

Mi madre se gira con dos tazas en mano y las deja en la mesa, haciéndome sonreír ante el olor a café que emana de estas, luego se sienta frente a mi. Tomo un sorbo desviando la vista de mi madre hacia la mesa; vuelvo a tomar un sorbo.

—¿Vas a decirme porque Niall y Emma están aquí?—me pregunta mi madre, haciendo que escupa el líquido de nuevo en la taza. Comienzo a toser antes de aclararme la garganta.

—Supongo que no tengo opción—respondo bufando, recibiendo una pequeña sonrisa de parte de mi madre.

Doy un largo suspiro antes de contarle todo: como encontré a Niall en el concierto, la manera en que le dijimos a los mellizos que éramos sus padres, el plan que hicimos. Mientras lo hago, mi madre me mira sin ninguna expresión, aunque a veces alza las cejas a manera de demostrar su sorpresa.

—Vaya...—comienza acariciando la taza; el anillo de bodas que tiene puesto en su mano destella cuando lo hace—Mía, ¿porque no me lo dijiste?

—Lo siento—me disculpo encogiéndome de hombros. La mano de mi madre toma la mía.

—Sabes que siempre puedes confiar en mí—dice con una sonrisa.

Le devuelvo el gesto mientras recuerdo las veces en las que conversaba con ella a espaldas de Frank. Mi madre sabe que él no es muy de mi agrado, pero nunca lo menciona.

—Aún no entiendo porque lo dejaste—comenta mi madre, haciendo que la sangre se me hiele en las venas—ni porque dejaste a Emma junto con él

—Es...complicado—respondo con una mueca. Las palabras del hombre vuelven a colarse en mi mente.

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