Capítulo 4: Just a dream? Pt.2

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 Al bajar del coche, Mia volvió a sostenerme y me ayudo a entrar al hospital, mientras que mi madre se movía de un lado al otro pidiendo a un medico y que trajeran una silla de ruedas urgentemente.

- Tu madre nunca para, verdad?- me susurro Mia al oído.
- Para nada- comencé débilmente-. No parara hasta que me revise un medico, me hagan todos los estudios disponibles y que todos en este hospital se disculpen por no atenderme lo suficientemente rápido- dije con una media sonrisa, recordando todas las veces que mi madre se había puesto así de histérica.
- Tienes suerte, de que se preocupe tanto por ti- me respondió con deje triste en su voz. Yo me giré para verla, pero fue un error, porque nuestras caras se encontraban muy cerca. Nos miramos a los ojos por unos instantes, hasta que una enfermera nos interrumpió.
-Disculpe, debo llevarla con el doctor- dijo de modo amable.

Estúpida enfermera! Acabo de tener a esta hermosura cara a cara ¿Me haría el favor de irse?

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-Señora no se preocupe, solo es una anemia leve, con algunos suplementos de hierro en el día sera suficiente- dijo el doctor de manera excesivamente tranquilizadora a mi madre-. Pero para su tranquilidad, la dejare en observación hasta mañana.

- Gracias Doctor Evans- respondió mi madre agradecida.
- Descanse Señorita Bele.
- Gracias Doctor- salude yo mientras que el doctor salía.

Miré a mi derecha, allí se encontraba Mia, sentada en una silla de plástico, apoyando sus codos en sus piernas, mientras veía su celular. Nunca nadie pensaría encontrarse a un ser tan bello en una silla tan cutre. Sin embargo, allí estaba, tan relajada y pacifica como la primera vez que la ví... que fue hace unas 6 horas, lo cual me resultaba vertiginoso, sentía que eso había pasado hace años.

- Cariño, ya puedes ir a casa- le dijo mi madre a Mia-. Debes estar cansada y mañana debes ir al colegio...
- Señora Bele, usted aun no ah comido nada, insisto en que debería ir a por algo de comer. Mientras tanto yo me quedare un rato con Amber para no dejarla sola- objeto Mia.

- Oh gracias!- contestó mi madre alagaba por su buen comportamiento- Entonces me iré por un rato hija, descansa, estaré en la cafetería- anunció mientras tomaba su bolso y salia del cuarto.

Yo, procedí a acostarme de lado, mirando a Mia, ella también me miraba, lo hacia con una  serenidad hasta contagiosa.

- ¿Por qué estas aquí?- interrogue curiosa.

Ella tan solo levanto las cejas, extrañada.

- Me refiero, nos conocemos hace poco mas de 6 horas- comencé-. Se puede ser lo suficientemente amable para ofrecerse a traerme, pero es raro que aun estés aquí, y hayas propuesto quedarte aun más- concluí de manera tajante.
- Amber, el problema de que dudes de mi amabilidad, solo me lleva a pensar que, realmente, nadie suele ser tan amable contigo- rebatió con tranquilidad.
- Lo siento- respondí, porque puede que en realidad tuviera razón. Mia parecía ese tipo de persona realmente caballerosa, de esas que ya no hay, y que si las encuentras, suelen ser actuaciones baratas con intenciones escondidas; y eso es muy ocurrente, porque es una chica.

Me di la vuelta y cerré los ojos, me sentía realmente cansada, y si seguía mirándola, no podría conciliar el sueño.

- Amber- Mia me llamó, yo giré mi cabeza y vislumbré momentáneamente un destello azul en sus ojos verdes-. Que duermas bien.

Me volví a girar rápidamente, cerré los ojos y volví a entrar en aquel sueño... en aquellos ojos azules como el fuego. Fuego azul.


Mia [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora