Mia y yo nos encontrábamos en el living mientras mi madre preparaba la cena. El ambiente se encontraba algo tenso, estuvimos unos cinco minutos sin emitir palabra.
- Me disculpo de antemano en nombre de mi madre por el batallón de preguntas que vas a tener en un rato- rompí el silencio algo apenada.
- ¿Tan grave será?- preguntó de forma irónica.
- Créeme que si, de cualquier modo sino quieres responder sinceramente, di lo primero que se te venga a la mente, mientras que sea coherente, obvio- aconsejé preocupada.
- ¿Y por qué no sería sincera?- interrogó Mia confundida.
- No lo sé, solo decía- eludí nerviosa.Sonó el timbre y yo me apresure a abrir la puerta, al hacerlo me encontré con Eric, mi vecino. Él tenía unos 19 años, alto de estatura, pelo castaño y ojos marrones chocolates y, además, lo suficientemente guapo para llegarle a los talones a Mia. Tenía una barba dejada de algunos días y me miraba fijamente mientras sonreía. Me había confesado que le gustaba hace unos años, pelo yo solamente lo quería como un amigo, claro que nunca se rindió.
- Hola Amber, hoy tu madre me invitó a cenar- saludó e informó Eric.
- Como siempre cuando te cruza en algún lado- señalé rodeando los ojos-. Empiezo a pensar que te cruzas en su camino a propósito- proseguí con tono divertido.
- Oh, ¡claro que no!- exclamó rascándose la cabeza nervioso-, solo es el destino- siguió, mostrando una media sonrisa.De pronto Eric miró detrás mío, giré y me encontré con Mia, que nos miraba frunciendo el ceño.
- ¿Quién es?- interrogó Eric en un tono algo hostil.
- Es Mia, una compañera de mi colegio- respondí con fingida tranquilidad, intentando aligerar el ambiente- El es Eric, mi vecino- proseguí esta vez dirigiéndome a Mia.Mia se acercó a Eric, y estos estrecharon sus manos con dureza.
- Un placer- dijo Mia con una tensa amabilidad.
- El placer es mío- contestó Eric de la misma manera.
- ¡Oh cariño!, ya llegaste- interrumpió mi madre saliendo de la cocina. Mia y Eric separaron sus manos y sonrieron a mi madre-, vengan chicos, la comida ya está lista- siguió, apuntando hacia el comedor. Y allí nos dirigimos en una silencio algo incómodo.Yo no entendía realmente a qué se debía todo esto, estaba muy sorprendida e intrigada a la vez. Ya indagaría mas adelante.
El comedor era una de las habitaciones mas grandes de la casa. La mesa era lo suficientemente amplia como para que en ella pudieran sentarse unas quince personas, sin embargo solo había diez sillas, las cuales ya eran demasiadas para una casa en la que solo vivían cuatro.
La comida ya estaba servida, mi madre se sentó en la cabecera que daba la espalda a la cocina, yo me senté a su izquierda, Mia se apuró a sentarse a mi lado y Eric, de mala gana, se sentó frente a mí.Mi madre se había realmente lucido ese día en la cocina, no voy a decir todo lo que hizo por que la lista seria realmente larga.
- Eric, ¿Cómo te va en la universidad?- preguntó, dando comienzo a su interminable curiosidad-, tu madre me contó el otro día que no te estabas ocupando mucho...
- Es verdad- respondió el algo apenado-. Pero planeo cambiar de carrera, no me siento cómodo con lo que estoy haciendo- defendió.
- Bueno, la abuela Mary decía: "Hay que buscar y buscar hasta encontrar lo que a uno le gusta en verdad"- citó mi madre con aire nostálgico, como siempre que hablaba de la abuela, la cual se había ido a mejor lugar no hace mucho.
- Palabras sabias, señora Bele- añadió Mia, mi madre sonrío y asintió. Mientras que Eric la miraba mal por haberse metido en la conversación. Yo empece a ponerme nerviosa, todo iba muy perfecto, pero Mia abrió la ventana a las preguntas, y no había como escapar ahora.
- Mia, ¿Cuantos años tienes?- interrogó mi madre-Porque me pareció extraño que tuvieras licencia de conducir estando en 4to año...- se excusó.
- 18, señora- respondió Mia tranquila-. No asistí durante dos años, ya que mi salud no era muy buena...- tuve la noción de que no había sido exactamente su mala salud.
- Oh, debió haber sido difícil...- dijo mi madre apenada por su pregunta.
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Mia [PAUSADA]
FantasyMientras que seguía avanzando la voz que llamaba mi nombre con desesperación y tristeza se hacía cada vez más fuerte, podía hasta sentir como se acercaba, aun así yo seguía avanzando... y escapando... aun sin entender por qué, obviamente. De pront...