Capitulo 8: Road To The City.

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  Paramos frente a un edificio bastante moderno, no tendría mas de un par de años, recuerdo pasar por allí cuando aun estaba en construcción. Mia entro la moto a la cochera y de allí subimos por el ascensor hasta la décima planta, que era la ultima.
  Al llegar abrió la puerta que se encontraba enfrente. Lo primero que vi fue la hermosa vista nocturna de la plaza que se dejaba ver por un enorme ventanal. Al mirar los alrededores de la casa note que tanto el mobiliario, como la decoración y las paredes eran solo de blanco y negro. Las paredes blancas se encontraban vacías, sin ninguna foto o retrato, eso hacia lucir a aquel lugar un tanto triste y solitario.
  En mi casa, las paredes se encontraban llenas de fotos de familiares, hasta incluso de mis bisabuelos. Mi madre decía que la historia familiar era importante mantenerla fresca en nuestra memoria, porque también es nuestra propia historia y la que nos define como las personas que somos.
  Todo eso me hizo pensar que, tal vez, Mia no quería recordar su historia, que no se sentía orgullosa de ella.
  Entonces  me pregunté si a ella le gustaría llenar estas paredes de nuevos recuerdos, recuerdos felices que jamás quisiera olvidar, y de los que yo quería formar parte, una idea que en verdad me agradaba.

- ¿Vas a pasar?- dijo Mia, sacándome de mi ensoñación, ya que aun me encontraba en le marco de la puerta.
- Si- contesté mientras pasaba y me sentaba en un sillón negro con la mayor de las confianzas.

  Me giré a ver a Mia, esta se encontraba parada a dos metros de mi mirándome de forma divertida y agradable.

- Creo que te has adaptado mas rápido que yo...- comentó mientras iba hacia la cocina. Puso a calentar agua.
- Es muy bonito, pero...- titubeé antes de continuar- podría ayudarte a decorar, se ve un poco vacío...
- No tendría problema- comenzó animada por la idea-, mientras siga con el concepto...- explicó.
- ¡Claro!- acepté entusiasmada.
- Si quieres podemos ir de compras mañana a primera hora- sugirió.

- Mia, mañana tenemos clases- intervine riéndome por la prisa que tenía en hacerlo.

- Oh... entonces luego del colegio- repuso, mientras tomaba dos tazas de un mueble, aún en la cocina.

- Mientras que pueda volver a casa para que me mi madre no se preocupe, no habrá problema- acepté , ella asintió con la emoción tatuada en la cara.

  Pero en realidad si había un problema, es que tenía que mentirle a mi madre, ya que aun seguía enojada con Mia. Además tenía miedo de lo que Eric pudiera decirle respecto a lo de hoy.
  Se acercó con las dos tazas y las puso en la mesita ratona blanca, una de ellas contenía café, la otra capuchino, obviamente el capuchino estaba de mi lado. Nunca dejaba de sorprenderme el hecho de que pudiera adivinar con exactitud lo que quería. Fue hacia un estéreo que se encontraba contra la pared sobre un mueble pequeño de madera color negro, lo pendió y The Closer de VIXX comenzó a sonar en un volumen reducido.

  Era la canción que había tenido todo el día en la cabeza, entonces me pregunté hasta que punto podía adivinar lo que quería, este pensamiento comenzaba a agobiarme mucho.
  Volvió al sillón, el cual era de dos plazas y se sentó a mi lado.
  Preguntas que quería hacer en ese momento se agruparon en mi cabeza:
  ¿Que hacía Eric allí? ¿Cómo me encontró? ¿Qué problema tiene con que este contigo? ¿Se conocen de antes?

- No se como nos encontró, supongo que alguien se lo dijo- respondió a mi incertidumbre mientras bebía un sorbo de café.

¿Quién? 

- Alguien en el bar- respondió nuevamente a mi pregunta mental.

  Eso me parecía extraño ya que no creía que Eric pudiera conocer a la clase de personas que se encontraban allí, mucho menos que supieran de mi. Por otro lado, no sabía si Mia me estaba mintiendo y en realidad si podía leer la mente y estaba ignorando algunas de mis preguntas, o si solo adivino que quería respuestas.
  Yo tomé mi capuchino en silencio mientras intentaba relajarme con la música, todas tranquilas, supongo que con la intención de ayudarme, pero aún había muchos interrogantes en mi cabeza.

- No puedo decírtelo todo Amber, en verdad quisiera, y de sobra se que no dirías nada, pero...- comenzó a explicar apenada, pero yo la interrumpí.
- Pero si me lo dices voy a estar en peligro por saberlo y tu por habérmelo dicho- dije sarcásticamente-. Me sé de sobra esa historia Mia, es muy cliché, pero esperare hasta que puedas decírmelo o que yo lo descubra por mi misma- dije con calma mientras la miraba a los ojos, los cuales solo reflejaban sorpresa y admiración por mis palabras, eso me avergonzó un poco y bajé la mirada.
- Gracias- respondió casi en un susurro-, aunque querría que tampoco lo descubrieras- finalizó.

- Supongo que es casi inevitable si sigo siendo tu amiga- me excusé tímidamente. Mia asintió ante esto y sin previo aviso me abrazo, yo tarde en  procesarlo pero en uno segundos le devolví el abrazo.

- ¿Me prometes algo? Ya se que sonará egoísta pero, quédate a mi lado incluso si descubres lo que soy- dijo, con un tono de súplica al que no pude negarme.
- Lo prometo- dije sin siquiera pensarlo. En realidad no había mucho que pensar, yo no quería dejarla y esa era la cuestión.
- Gracias- dijo de nuevo, aun estrechándome en sus brazos; estos se sentían cálidos y acogedores, tanto que me gustaría no separarme jamás de ellos.

  Supongo que también lo habrá adivinado, porque no me soltó, sino que poco a poco nos acomodamos en el sillón y quedamos acostadas, aún abrazadas, y yo, poco a poco me fui durmiendo, en esos cálidos brazos.

.          .          .

  Desperté en lo que parecía ser una cama, lo cual confirme cuando abrí mis ojos y miré a mi alrededor. Yo me encontraba de costado y enfrente mio se encontraba Mia, la cual dormía plácidamente con su rostro a centímetros del mío. 
  Durante toda la semana anterior había intentado rememorar su rostro y, aunque lo intentara arduamente, no podía compararse con la imagen que tenía en ese momento delante de mí. Era el ser mas hermoso que había visto en mi vida, ni siquiera llegaba a entender del todo como era que este ser tan perfecto me hablara y que incluso quisiera ser mi amiga.

  Me quedé mirándola fijamente durante varios minutos, y de un momento para el otro, sin pensarlo mucho, me acerqué lentamente a sus perfectos labios, cuando estaba a medio centímetro de ellos, fui detenida:

- Se supone que intentamos ser amigas, ¿verdad?- susurro Mia con los ojos aún cerrados y en una total calma.
- Ah...- dije, intentando buscar una explicación, mientras me alejaba rápidamente y me sentaba en la cama.

- Amber, se lo que quieres, pero debes conformarte con mi amistad- explicó mientras se sentaba a mi lado y me miraba, yo le devolví la mirada, entonces pude notar que sus ojos se encontraban de color azul.

  Entonces, pude ver que ella sabia lo quería, pero yo no lo tenía tan seguro, o tal vez no quería aceptarlo aún.

- Bueno, vamos, o llegaremos tarde- dije, cambiando totalmente el tema. Ella solo asintió siguiéndome el juego, ya que me sentía incómoda.

- Aun... ¿Aún quieres ir de compras después de clases?-preguntó Mia algo insegura.

- Claro, ¿por qué no?- contesté con entusiasmo.

  Un viejo amigo que empieza a actuar raro, una nueva amiga misteriosa y perfecta, y una yo que me empieza a resultar desconocida.

¿Una nueva versión de mi?

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⏰ Última actualización: Jan 20, 2017 ⏰

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