Capítulo 12

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Golpee de nuevo la mesita de madera con mi manicura recién hecha.
Pero por mucho que continuara haciendo eso no conseguía calmarme de ninguna manera.

-Eres más contradictoria...-se quejó- ¿Y qué más da si lo jode o no lo jode? Total, tú no quieres nada con Cameron, si él aparece no cambiará nada, simplemente...- le interrumpí con una mirada asesina.

-Simplemente volverá a conquistar a mis padres, mi madre quedará encantada con él, como siempre, y papá lo odiará pero respetará al mismo tiempo ya que tienen los mismos gustos por la música, el deporte y el trabajo.- bufé sonoramente- ¿Necesitas que te de más explicaciones?-

-Eh, calma fiera- levantó su mano en el aire y la movió arriba y abajo- De todas formas la culpa es tuya, no tienes que jugar con las emociones ajenas- me reprimió, caminando por mi habitación.

-¿Qué emociones? ¿De qué hablas?- pregunté de mala gana-Yo no he jugado con nadie-

-Juegas con todos tus amantes-

-Eso no es verdad-

-¡Te acostaste con él por una maldita apuesta Carly!- gritó y yo lo miré dura.

-Cállate- gruñi y él alzó los brazos, dándolo todo por perdido.- Si, era una apuesta, pero él a mi me gustaba de verdad- aclaré y él asintió, dándome la razón como si yo fuese tonta- Mira, no sabes nada- me levanté de la silla e iba a salir de la habitación, pero me di cuenta de que era la mía.

-Carly, se la historia, y aún así sigo pensando que jugaste con él. Vale que si, que eras inexperta, insensata y que te enteraste de que la jugada trapera al principio era suya, pero acabo enamorándose de ti- me señaló- Y aún así le usaste y exhibiste que os habíais acostado, ganando la popularidad que tienes a día de hoy-

Suspiré y me senté en la cama, cruzando mis piernas y agarrandome a mi rodilla, con ambas manos entrelazadas.

-Yo llegué a quererle de verdad- hablé con melancolía- No quería sufrir, fue lo único que se me ocurrió. Él fue el idiota que me perdonó, y sigue siendo el idiota que viene a buscarme desde Melbourne.- Me encogí de hombros, sintiendo un nudo instalarse en mi garganta.

Nick lo notó, porque rápidamente se posicionó frente a mí, con cara de haber atropellado a un gatito.

-Y sí, me gané mi fama de ahora, de zorra y de puta, ¿y sabes qué? Que no me importa, que me da igual, soy así- me miré fijamente, sintiendo como comenzaban a picarme los ojos- Me siento fuerte así, siento que yo tengo el poder- miré al techo tratando de contener la lágrima que quería salir de mi ojo izquierdo- No quiero sufrir de nuevo Nick- la voz me temblaba. Mi pulso se había vuelto tan débil que hasta tuve que sostenerme apoyada en el colchón.

-Lo siento- dijo repetidas veces, agachandose y abrazandome.

-No quiero enamorarme nunca más, no quiero pasar por aquello de nuevo- mi voz era gangosa, mis mejillas ya se encontraban empapadas, mojando el hombro de mi mejor amigo.

-Estoy aquí-

Cuando yo tenía 15 años me enamoré de un chico invisible, un chico rubio, con aparato y gafas, pelo largo que se esparcia por partes de su cara y que encima estaba regordete. Pero yo aún así estaba enamorada, si se puede decir así.

Llegué incluso a intentar enredar a Carolina con uno de sus amigos frikis solo para estar cerca de él, pero nada daba resultado.

Al finales de mis 15 años comenzamos a hablar gracias a un proyecto de física, y a raíz de ahí nuestra relación mejoró cada vez más.

Yo en ese entonces no era popular, era solo una chica cualquiera, pero se ve que para él y su grupo de amigos yo era de las populares, de las divas.

La vida de CarlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora