Al salir del salón me quedé mirando a Esteban con una sonrisa, ese chico si se convertiría en alguien especial para mi, mientras viva en esta cuidad, desde el principio del día supo que algo no estaba bien en mi.
Mientras bajábamos las escaleras, veía borroso, si no fuera por Esteban sería mujer muerta, me sujeto por la cintura para que no cayera, en realidad me sentía muy mal, pero no tenía a nadie, solamente a Esteban que se notaba que estaba muy preocupado por mi.-Daniela, estas ardiendo en fiebre- dijo mientras me sentaba en las escaleras, todavía sujetandome de la cintura para no caerme.-
- Quiero irme a mi casa.- apenas se escuchan mis palabras, no sé que me pasaba, quizás era fiebre, últimamente no me abriga muy bien.
- Te llevaré, pero ¿Puedes caminar?
- me siento débil, me duele la cabeza, no sé que me pasa.- dije llorando, la verdad no me gustaba llorar frente a otras personas, pero necesitaba desahogarme, estar sola, sin compañía, más este resfriado, era el tope máximo de todo, necesitaba llorar un rato, mientras los brazos de Esteban me abrazaban fuertemente, se sentía cómodo, me sentía protegida.
Intente levantarme como pude con la ayuda de mi amigo, sí Esteban ya se había convertido en un amigo y persona importante para mi, caminamos como pudimos hasta que tomamos un taxi que nos llevará al departamento, gracias a Dios tenía a alguien que me llevará hasta ahí, sola no sé como hubiese llegado, estaba sudando, no tenía fuerzas, intenté pasarle dinero a Esteban pero no me lo recibió, él pagó el taxi.
Me ayudó a bajar del auto, caminando como pude entré al elevador, sujetada de Esteban, busqué mis llaves para abrir, el ascensor se abrió, para dejarnos salir, si hubiera estado en mis cincos sentidos, nunca hubiera tomado ese ascenso, pero con la compañía que tenia, me sentía bien.Al entrar a casa, Esteban me ayudó hasta llegar a mi habitación, tenia confianza con él, no me sentía avergonzada, sentía que podía confiar, que no me haría nada, que no sé robaría nada, en este mundo ya no se puede confiar en todos, pero Esteban me hacía sentir en paz.
Ya acostaba en la cama, me sentía cómoda, pero seguía transpirando, mientas tanto, el tonto buscando algo para quitarme el sudor.
Al entrar a la habitación, traía Muchas cosas en sus manos,una toalla seca y una toalla húmeda, con la primera me sacó todo el sudor de la cara, ardía en fiebre, pero nunca me han gustado los hospitales, le roge a Esteban que no llevará a urgencias, que la fiebre bajaría de alguna manera.Me sentía tan feliz, al ver como alguien que no fuera mi mejor amiga se preocupara por mi, al verlo tan atento, cuidado de alguien que apenas conocía hace algunos días, sin duda este hombre era alguien especial y quizás sería mi nuevo mejor amigo, me ayudó a tomarme algunos remedios para la cabeza y garganta, también me puso un paño húmedo en la frente para que bajara un poco la fiebre, era tan tierno, igual fue a comprar algunas cosas para cocinar una sopa, este hombre era perfecto, sabía cocinar,porfin tenía a alguien para que me cocinara, reí antes mis pensamientos tontos, utilizaría al chico adicto al helado para que me cocinara.
-Dani, despierta, tómate esta sopita.-
- No sé que haría sin ti, eres mi hada madrino.- mientras tanto Esteban al escuchar mi frase, se ríe a carcajadas, mientra yo, solo lo observaba molesta, no le encontraba risa al comentario, pero terminamos riendo ambos, sin duda su risa era muy contagiosa.
- ¿Hada madrino? ¿en serio?, que original Daniela, que original- mientras seguía riendo.-
-Pero obvio- respondí- Se supone que eres hombre, tenía que cambiar el nombre, si no eres mujer para decirte hada madrina- reí- desde hoy eres mi hada madrino.-
- Tú y tus locuras- negué con la cabeza- ya mejor señorita, a tomarse la sopa, especialmente para resfriados como el suyo- dijo mirandome- ya que hoy me asustaste mucho y todavía no llego a mi casa, a la linda se le ocurrió dormir toda la tarde- me miró - Son las 7 de la tarde.-
- ¿Qué? Tanto dormí, ¿tan mal estaba?, ¿ Qué me pasó? - lo miré fijamente en busca de respuestas.-
- Saliste del salón, te noté muy débil, aunque desde que llegaste al preuniversitario te notaba extraña, sabía que pasaba algo, pero no sabia que, no le tome mucha importancia, pero me preocupe cuando bajábamos las escaleras, casi te caes de ella, si no te hubiera alcanzado a tomar, sería una historia muy diferente a esta, como pude te traje a casa y desde ese momento no me he separado de ti.- dijo mientras me pasaban el tazón son sopita, que de hecho se notaba muy rica.
- ¿La hiciste tú? ¿Sabes cocinar?.- aunque ya sabia que él lo había cocinado, igual le pregunté, haciéndome la que no sabía, sin duda esta era una de las sopas más ricas que había comido alguna vez en mis cortos 18 años.
- ¿Quién más? - me miró con resentimiento- sé cocinar, me gusta, me siento libre cocinando.-
-Alto ahí princesa- reí antes mi propio comentario- a mi se me quema hasta el agua.-
- No es difícil, solo es practica-. Me guiñó el ojo.- Lo siento, pero ya es muy tarde, te vez mejor ahora.-Despidiéndose de mi- te quiero y te cuidas ¿dale?.
-Gracias por todo- levantandome-.
- No es necesario que te levantes, conozco el camino de memoria, descansa un rato más, cuídate.
-Adiós, gracias.- diciendo esas últimas palabras, escuché como se cerraba la puerta, Esteban ya no se encontraba en el departamento.
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¿Amor? Mi gran incógnita.
Teen Fiction~¿Qué pasaría si te enteras que tienes que ir a vivir a otro lugar? ~ Que te tomes un año de descanso, pero que tienes que seguir estudiando. ~ Qué tienes que volver hacer tu vida en un lugar nuevo, con nuevas personas que no conoces. ~ Que nunca...