Los mortifagos se la habían llevado, el Señor Oscuro se había enterado de mis sentimientos por ella y había mandado que la capturasen y lo peor de todo, me había pedido que fuese a hablar con él, entré a mi casa dispuesto a hacer lo que fuese para salvarla, incluso si tenía que morir por ella lo haría. Entré en el salón, allí estaba él con Bellatrix al lado, mi tía, si se podía llamar así me miró con desprecio.
-Traidor - dijo susurrando, el Señor Oscuro se dió la vuelta y me miró con asco.
-Puede irse Bella, traigame a Lucius y Narcissa, vivos si puede ser. Si hace falta podrás hacer tú los honores - dijo y Bellatrix hizo una reverencia hasta tocar el suelo.
-Si, mi Señor - dijo y salió por la puerta.Me miró a mí.
-Draco, no me lo esperaba de tí, un Malfoy que deja de lado su sangre y se enamora de una asquerosa impura - gritó y me apuntó con la varita. Cerré los ojos esperando a que pronunciase la maldición.
-Cruci... - dijo, la puerta se abrió y entró mi madre y mi padre.
-¡No! ¡No por favor, a él no! - gritó mi madre. Abrí los ojos y ví que el Señor Oscuro había bajado la varita y estaba mirando a mi madre con asombro.
-¿Qué crees que estás haciendo Cyssi? - gritó Bellatrix.
-¡Silencio! - gritó el Señor Oscuro.
-Dejemos que Narcisa se cambie por su hijo - dijo, rapidamente me interpuse entre ellos.
-Nadie me va a sustituir y que sepas que voy a salvarla aunque me cueste la vida - dije, puso una mueca y cara de enfado.
-¡Crucio! - dijo. Un dolor insoportable me recorrió todo el cuerpo. De repente el hechizo paró y Bellatrix y él se desaparecieron, algo le había pasado a Hermione.
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