—Alek... —el susurro de mi padre sonó tan claro como el agua. Aun que fue un susurro, logro que en la sala hubiera silencio, y que la discusión que Fane y yo manteníamos se cortara por completo. Miré a mi padre con el ceño fruncido y luego bajé la mirada y di un paso atrás, no me había dado cuenta que había avanzado un poco, pero eso no impidió que Alek me tomara de la mano. Miré de reojo al encapuchado y lo que se alcanzaba a ver era solo sus labios formando un línea recta sin ninguna curva—. Nicolett, hija —me llamó mi padre y me vi obligada a mirarlo a los ojos—. Acaso... ¿Acaso es mi hijo primogénito, Alek? —. La voz de mi padre tembló pero apenas y se notó.
Baje la mirada de nuevo y volví a mirarlo de reojo. Él se mantenía tan quieto como una estatua. Miré al frente de reojo y asentí lentamente. Alek acarició con su dedo pulgar mi mano y la soltó lentamente. Bosheit se reacomodó en su lugar y se interesó en lo que iba a pasar a continuación. Mi padre estaba casi de pie, listo para correr en nuestra dirección. Mientras tanto, Fane estaba muy tenso como antes y creo que estaba un poco más de lo debido. Cris miraba a mi hermano con un brillo en sus ojos, atenta a cualquier cosa o cualquier movimiento que él realizaba.
Alek dirigió sus brazos a la parte media de la capucha. La levantó lentamente y sus ojos conectaron con los de alguien en especial en la habitación, creí ver una chispita pero de la manera que apareció se fue. La acción de Alek provocó que algunos jadearan, hicieran sonidos de sorpresa o apartaran la mirada con temor.
Alek hizo una pequeña referencia ante mi padre y al volver a su postura normal miró directamente, su dudar o temer—. Padre.
Mi padre rió—. ¡Alek! —caminó, casi corrió a nosotros con una sonrisa plasmada en su cara—. ¡Hijo mío! —Abrazó a Alek y él respondió el abrazo casi de inmediato puesto que se tensó pero, después le correspondió con unas palmaditas en la espalda—. Ven aquí, hija.
Nos envolvió entre sus brazos en un gran abrazo. Mis ojos se inundaron de lágrimas y de mi ojo derecho se deslizó una lágrima, que contenía una inmensa felicidad y nostalgia a la vez.
Felicidad porque mi hermano había vuelto a respirar de nuevo y también porque mi padre irradiaba ese enorme y hermoso sentimiento.
Nostalgia por que, mi madre no estaba aquí con nosotros, envolviéndonos en sus abrazos maternales. Y por qué no estaba a nuestro lado viviendo ente momento de gloria.
— ¿Cómo paso?
—No lo sabemos aún, solo sé que mi hermanita —me tomó por los hombros y con su otra mano me sacudió el cabello—, me ayudo a volver a estar a su lado.
Mi padre me abrazó—. Gracias, hija mía.
—Es mi hermano, es lo menos que puede hacer.
—Cuando leí tu nota, supuse que solo y tal vez ya te había perdido... pero, mírate, arriesgaste tu propia vida por tu hermano, y lo has traído a casa. —Bajé la cabeza—. Esto se merece una celebración ¡Luka, encárgate!
Caminamos a la mesa y yo me senté a la izquierda de mi padre, (quien se encontraba en la cabeza) y a la derecha de Fane, justo donde la situación se ponía incómoda. Alek se sentó enfrente de mí, a la derecha de mi padre y a la izquierda de Cris.
Tomé los cubiertos y pique un poco la comida para después degustar lo que tenía enfrente. De vez en cuando sentía la mirada de Fane sobre mí.
—Fane me comentó que aún no conoces a la bella Cristina Ivanov —me tense y miré de reojo a mi padre.
—No —. Respondí tan seca como pude, claro mi padre no tenía la culpa pero los celos de que la llamara así y de por sí, tener que soportar la constante mirada de Fane y para colmo tener que recordar lo que había pasado y lo emotivos que estaban... no era precisamente lo que quería oír a mi llegada.
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Monstenitori©
FantasyUna historia que relatar. Rumores que esparcir. Mentiras que contar. Secretos que descubrir. Recuerda que detrás de cada una de mis palabras hay un secreto que debes descubrir. «No eres una Monstenitori.» «-Mi padre y yo encontraremos la...