Durante la semana nos vimos dos veces ya que ella salía de sus horas extras, la esperaba a la salida.
La esperaba parado, frente a la puerta de salida, veía como sus compañeros y compañeras salian riéndose y haviendose bromas; entonces ya sabía que ella ya venía. Llegaba el momento en que veía sus piernas, como bajaba escalón por escalón hasta llegar a la puerta, ir hacia ella y poder saludarla. Sus amigas me saludaban, ella se sonrojaba, si sabía si era de vergüenza o porque se burlaban; pero me encantaba verla así, me alegraba demasiado cada vez que ella me veía sonreía, mostrando sus dientes blancos y perfectos con sus labios finos.
Llegó el viernes, nos encontraríamos nuevamente, saldríamos a merendar a nuevos lugares. Conversamos, aprendíamos nuevas cosas de uno y del otro. Nos reíamos, todo el dia tomados de la mano, nos abrazabamos, pero...faltaba algo, algo en una relación tan hermosa; si claro, faltaban los besos. No sabía si dárselos, animarme a probar sus labios por la casualidad de que ella no quisiera.
Pasaron las horas estando juntos... llegó su mamá con el auto, me saludó y se fue. Anteriormente organizamos para vernos el domingo, para ir a mirar una película el domingo.
Llegué a mi casa, y no pude dejar de pensar en querer besarla, en que el domingo no podía perder la opotinidad de arrimarme a su rostro lo más cerca posible y besarla. Tendría que ser un momento único , donde estemos lo más conectados posible.
Así fue todo el sábado; pensando en ella y en darle un beso. Ella eligió la película para ver y a que hora nos encontraríamos.
Ya era domingo por la tarde, ya faltaba poco para encontrarnos frente al cine; mi papá me llevó en el auto, llegué antes que ella y me quedé esperándola, esperé poco tiempo y llegó, bajó del auto con su hermosísima sonrisa; su rostro estaba reluciente, estaba mucho mas hermoso de lo normal, y me quedé hipnotizado con una cara de enamorado.
Compramos las entradas, esperamos unos minutos y entramos a la sala, miramos la peli, durante todo ese tiempo estábamos tomados de la mano mirándola. Luego de disfrutar la película, salimos y comenzamos a caminar por la ciudad, fuimos hasta un mirador; ella quería tomar una foto. La miré fijamente sin decir una palabra, ella me miró a los ojos por el silencio que hubo en ese momento; la tomé de la cintura y me balanceé sobre ella, la besé sin miedo, ya no podía resistir más las ansias de poder besarla. Ella se dejó llevar y colocó sus manos sobre mis hombros. No me importó si había alguien cerca, solamente quería probar sus labios, eran muy dulces y extremadamente tiernos, no quería para de besarlos pero me detuve un momento. Ella me miró a los ojos, sonrió y exclamó con una voz dulce y feliz que se reflejaba en sus ojos, "me gustó muchísimo este beso". Luego de esto la tomé de las manos, la abracé fuertemente y le dije, "sos la persona que esperé mucho tiempo en conocer, me llamó mucho la atención tu filosofía y tu personalidad, y ahora lo consideró como un tesoro muy hermoso. Quisiera conocerte cada día un poco más, darte la mano todos los días, abrazarte y poder besarte. Gracias por reconstruirme nuevamente emocionalmente y aún mejor de lo que esperaba. Te amo mariana". La tomé de la mano nuevamente y comenzamos a caminar. Ella no paraba de sonreír, me abrazaba cada minuto y esa absolutamente emocionante y hermoso cada momento junto a ella.
Pasó una hora luego de lo sucedido, la habré besado cinco o seis veces más, le conté aún más sobre mi vida y ella sobre la suya. En un momento nos interrumpió una llaman a de su mamá que vendría a recogerla dentro de unos minutos. Ella no quería dejarme y por supuesto, yo aún menos. No podía dejarla ir, quería estar toda una noche mirando al cielo con ella, charlando y discutiendo temas de la actualidad.
Llegó la mamá, me dijo que me acercaría a la parada del auto bus, yo acepté y me llevó hasta allí. Me presenté con su mamá en poco tiempo. Ella sonreía y también le contaba sobre mi. Estábamos en el asiento trasero tomados de la mano, ella me apretaba sonriendo cada vez que nos mirábamos a los ojos.
Ya me tenía que bajar, la mamá de estaciono frente a la parada, ella no me quería soltar la mano, es más, me estiraba hacia ella; yo en ese momento moría de amor, no me quería ir, no quería bajarme del auto. La saludé, saludé a su mamá y me baje del auto. Al instante le envidio mensaje diciéndole, "te extraño muchísimo amor".
Fue una tarde hermosa, una tarde que nunca olvidaré, siempre quedará en mi mente ese recuerdo, ese momento único e irrepetible.