¡¿Semidioses!?

EVIE

LA CABAÑA DE ARTEMISA

Salí de la cueva con escalofríos y calambres. Lizz tenía razón, era horrible estar allí. Calambre. Escalofrío. Las dos cosas. No entendía que pasaba.
Me fui directa a mi cabaña. Mis dos medio-hermanos, Lewis y Samuel, entrenaban, seguramente para otra competición, que, seguramente, ganarían. Lewis tenía el pelo marrón chocolate y los ojos azules, hoy llevaba chándal, como casi todos los días, y sus músculos se le notaban por debajo de la camiseta. En cambio, Samuel tenía el pelo rubio y los ojos color miel. A diferencia que Lewis, Samuel no llevaba chándal, llevaba camisetas con pantalones deportivos. Ah, y se me olvidaba el detalle final, ambos llevaban zapatillas Nike.
-Quitad las cosas de encima de mi baúl-dije yo
-¿Por?-preguntó Lewis
-Porque me voy de misión y necesito ropa-dije. Lewis y Samuel se miraron y empezaron a llevar su ropa a sus respectivos baúles. Negué con la cabeza y me dirigí hacia la cabaña de Atenea. Pasé por la cabaña de Artemisa, esta noche brillaba más que de normal, nunca había entrado, pensé, y en un momento de curiosidad, entré a la cabaña. Cuando mis pies pisaron la mopa de aquel lugar empezó a aparecer un humo blanco. Entre las sombras apareció una chica de pelo negro, tenía un arco y un caracaj de flechas, sí, era una cazadora de Artemisa
-Soy Phiona-dijo la chica-Muy bien ¿Sabes la razón por la que te ha elegido Artemisa?
Me quedé sin habla esperando que ella contestara a aquella pregunta que acababa de hacer.
-¿No lo sabes?-preguntó-Una pena ¿No sabes la razón por la que te han otorgado una bendición?
-¿Qué dices de una bendición?-conseguí gesticular
-¿Tu padre no te lo ha contado?-dijo Phiona
-Mi padre no me cuenta nada-dije
-Te entiendo-dijo Phiona suspirando-Pero yo no puedo decirte nada más
-¿A que te refieres con lo de que tengo una bendición?
-Ya lo descubrirás, ahora es mejor que te vayas a cenar-dijo y volvió a desaparecer entre el humo