Lizz Wendell. Parte 1

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Lizz se levantó, había tenido otra pesadilla, no le sorprendió en absoluto al contrario se levantó de su cama y cogió un vaso de agua. Esta vez en la pesadilla David se encontraba con Medusa y lo convertía en piedra, la cabeza le empezó a doler ¿porque no podía tener sueños normales? No, a ella le tenían que tocar las pesadillas. La cabeza le volvió a doler y ella bebió más agua, algo que había aprendido era a tragarse sus problemas y la verdad es que el agua ayudaba bastante. Se asomó a las habitaciones; su padre seguía dormido al igual que su madrastra y su hermanastra. Su hermano pequeño dormía como un tronco en su cama y Lizz sonrió, menos mal que Thomas estaba bien, si le llegara a pasar algo no se lo personaría en la vida, ya tuvo suficiente con David. Desde que David desapareció tenía unas pesadillas terribles que representaban lo que le podía pasar a David en cualquiera de los casos, eso, si no estaba muerto todavía. Lizz sacudió la cabeza, David está vivo, seguro, aquellas imaginaciones seguro que eran mentira., es imposible que David se haya muerto tantas veces y en tantas situaciones distintas. Lizz miró el reloj, eran las cinco de la mañana. Hasta las siete de la mañana que empezaba el colegio, tenía tiempo de hacer cualquier cosa. Decidió acabar de hacer la mochila, y se puso a ver la televisión hasta que se despertó su padre, que al verla tumbada en el sofá supo que había vuelto a despertarse pronto por culpa de las pesadillas.
-¿No te sirvió lo que te di?-le preguntó su padre, Henry
-Nunca funcionan-dijo Lizz-Deberías rendirte
-Cariño-dijo la madrastra de Lizz, Jane.
-¿Qué quieres?-dijo Henry
-Lizz tiene razón-dijo Jane-Deberías dejar de intentar arreglar lo de las pesadillas, ya has probado de todo y eso solo desde que te casaste conmigo. A saber lo que intentaste antes de eso...
-Gracias, Jane-dijo Lizz
-De nada-dijo Jane-¿Puedes despertar a Bree? A Thomas le dejaremos dormir un poco más
-Claro-dijo Lizz-Voy a despertarla
Y se fue a la habitación de su hermanastra para despertarla, sin saber que esa sería una de las últimas veces que la despertaria

¡¿Semidioses!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora