Capitulo 3

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YiFan levanto las manos en son de paz, para tranquilizarlo.

- Esta bien - dijo el -. Creo que me he equivocado. Pensé que...

- Conozco bien sus intenciones. Usted es...un pervertido - dijo el hombre, abalanzándose sobre el antes de que pudiera reaccionar.

Llevaba algo afilado en la mano. Era un zapato.Un zapato de aguja, con un tacón tan largo y afilado como estilete.

- ¡Eh!- exclamo YiFan echándose hacia atrás -. Escúcheme un momento. Solo quiero...

El otro le lanzo el zapato a la cara, pero se aparto con rapidez y acabo alcanzándolo solo en el hombro. Le agarro de las muñecas para tenerlo sujeto.

- ¿Quiere escucharme un minuto? ¡Maldita sea!, solo un minuto...

- ¿Para que?-exclamo el más joven.

Él creía saber quien era el, el pervertido que lo había estado desnudando toda la noche en la sala de juego con la mirada. No podía esperar otra cosa de el sino que intentara violarlo.

Trato de soltarse para volver a defenderse con el zapato pero YiFan lo sujeto con fuerza y lo apretó contra la pared inmovilizándolo.

-Maldita seas, quiere escucharme de una vez

-No hay nada que escuchar. Se bien lo que quiere. Estuvo bebiendo toda la noche sin dejar de mirarme. Ya sabia yo que iba a traerme problemas. Lo reconocí nada mas verlo en...

Se detuvo un momento y miro a YiFan detenidamente. No, se había equivocado. Él no era el hombre que lo había estado desnudando con la mirada. El pervertido era calvo y con una mirada viciosa que ocultaba bajo unas gafas de cristales grandes y gruesos como culos de botellas, mientras que el hombre que tenia ahora delante lucia un espeso cabello negro y tenia unos ojos grises y fríos como una mañana de invierno.

Aunque, después de todo, que importaba eso. Era un hombre y había entrado en su apartamento. Después de tres años en La Vegas, sabia muy bien lo que eso significaba...

- Se equivoca. No he venido aquí a hacerle ningún daño - dijo YiFan en un susurro.

- Entonces salga inmediatamente por esa puerta y váyase. De lo contrario le pateare las bolas y llamare a la policía.

- Tranquilícese y escúcheme. He venido aquí, al apartamento de mi hermano, pensando que no habría nadie.

-Pues se ha equivocado. Este apartamento es... ¿De que hermano esta hablando?

- De mi hermano SeHun. ¿Lo conocía?

Por supuesto que si. Y sabia también que, si el hombre que tenia frente a el era en verdad el hermano de SeHun, tendría que ser Wu YiFan, el todopoderoso y despiadado príncipe.

- Yo...yo...

- ¿Que hace usted aquí?- exclamo él con firmeza - Este apartamento pertenece a SeHun.

Mentiras.

Eso no era cierto. El apartamento era suyo y siempre lo sabia sido. Aunque había permitido que su media hermana Amy Lee y SeHun lo utilizaran. Ahora, gracias a Dios, los dos se habían marchado y él podía vivir solo y tranquilamente.... Cosa que tampoco era verdad. Él no vivía allí solo.

- ¿Quien es usted?-pregunto YiFan y luego añadió elevando un poco el tono de voz al ver que el no responda - ¡Responda! ¿Quién es usted? ¿Qué esta haciendo aquí?

- Soy... un amigo de SeHun, Un buen amigo.

YiFan se quedo de piedra al oírlo. Aquel hombre había sido el novio de su hermano. Por una vez en su vida, SeHun se había enamorado de una persona, un hombre, que era distinto de los y las habituales con los que salia.

Todo era sorprendente y confuso. El vestuario de aquel hombre, si podía llamarse así, resultaba muy llamativo. Sin embargo, el no parecía querer dar una imagen provocativa. Había algo en el, tal ves en sus ojos marrones, que parecía reclamar respeto e incluso precaución. Era, sin duda, un hombre valiente. Otro en su lugar se hubiera puesto a gritar pero el no, él había hecho frente tratando de defenderse con un arma. Un arma bastante inusual, pensó el con ironía. Podría haberle hecho mucho daño, teniendo en cuenta lo afilados que estaban aquellos tacones y que debía de medir no menos de diez centímetros.

Un amante le había dicho en cierta ocasión que los zapatos de aguja era una tortura, pero que seguiría poniéndoselos. Todas las mujeres sabían que los hombres las encontraban así mucho mas atractivas y deseables. Ahora se preguntaba por que ese hombre que vivía en el apartamento de SeHun tenia un zapato de esa magnitud. En las mujeres hacían las piernas mas largas y esbeltas y le daban a la pelvis una inclinación hacia delante muy seductora...

Aunque en aquel hombre no necesitaba compáralo con una mujer. Contemplar aquel cuerpo era un verdadero espectáculo. Elegante. Sexy. Si, era muy hermoso. Había conocido a hombres y mujeres que habían pasado por el quirófano para hacerse algún tipo de arreglo y todos habían quedado con una especie de rigidez que mas parecían maniquíes de carnes y huesos.

Los abdominales de aquel hombre no eran ni grande ni pequeños. Eran del tamaño justos para sus manos. Y sus pezones... Debía de ser un placer poder saborearlos con la lengua.

YiFan sintió una gran excitación. Llevaba, sin duda, demasiado tiempo sin haber estado con una mujer u hombre. Eso lo explicaba todo. Él era muy hermoso, pero no podía olvidar que era, o mejor dicho, había sido, el amante de SeHun...

El Emperador Despiadado (TaoRis) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora