Tao no sabia adonde lo llevaba el emperador. Cuando se lo había preguntado, le había contestado con evasivas. ¿Para que volver a preguntar de nuevo? ¿Para darle placer de dejar constancia de su poder sobre Tao? Él había hecho de todo lo posible por humillarlo: la forma de mirarlo, de hablarle, de darle ordenes... y hasta de besarle.
No. No iba a darle esa satisfacción.
Giro la cabeza en el asiento y trato de sonreír al niño. Stephen parecía ir muy contento en su silla. Le encantaba ir en coche. El tenia un viejo Ford, algo destartalado, pero que nunca se averiaba. Cuando, al principio, estando con su hermana, el niño se echaba a llorar hasta tal punto que su hermana Amy Lee se tapaba los oídos para no oírle.
¡Que felicidad poder estar allí con Stephen, en vez de tener que soportar al arrogante personaje que tenia al lado!
Miro a YiFan de soslayo. Conducía con seguridad, mirando impasible, con la mano izquierda en el volante y la derecha en la palanca de cambios.
Lo lógico seria que lo llevaba a un bufete de abogados, pero no estaba seguro. Él podía conseguir, con solo chasquear los dedos, que apareciese una silla de bebés en la parte trasera de su coche, pero sacarse de la manga un abogado de confianza que pudiera resolverle todos los problemas legales para lograr la custodia de Stephen, eso ya no iba a serle tan fácil.
¿Pensaría ir acaso a un laboratorio para hacer al niño la prueba del ADN? No, no podía sin si consentimiento. Le entraron ganas de reír, pero no lo hizo. No había nada divertido en haber sido raptado por un hombre que se creía el dueño del mundo y con poder sobre todas las personas. El coche se detuvo en un semáforo. Tao miro a su secuestrador. Tal vez se sintiera satisfecho con sus silencio, pensado que había conseguido, al fin, someterlo. Pero no. Tenia que seguir luchando y demostrarle que no estaba dispuesto a caer antes sus exigencias.
- Quiero saber adonde me lleva.
-Ya le dije - contesto él muy sereno -. A un lugar tranquilo, donde podamos discutir sobre nuestra relación.
- ¿Nuestra relación? - repitió muy arado-. Yo no tengo ninguna relación con usted.
El semáforo que tenían delante se puso en rojo y YiFan de tuvo el coche.
- Le aconsejo que no me tome por tonto - dijo el mayor en voz baja.
- Le acabo de hacer una pregunta muy sencilla y exijo una repuesta concreta. ¿A dónde vamos?
El semáforo se puso verde. YiFan arranco y tomo una desviación. Tao vio con pavor como iban dejando atrás la zona de hoteles y restaurantes y se adentraban por una carretera que solo conducía a un sitió: el aeropuerto.
- O me dice adónde vamos o...
- Vamos a mi jet privado.
- Yo no pienso ir a ningún avión -exclamo él preso del miedo.
- Sí, irá -dijo YiFan, en voz baja, muy seguro de si -. Iremos a Canadá.
- A Canadá irá usted, yo me vuelvo a casa.
- ¿A casa? ¿Habla enserio? ¿Por eso salía de su apartamento corriendo con una maleta y dos bolsas? Le dije que no me tome por tonto, Edison. Usted trataba de huir de mí y apostaría a que ni siquiera sabía adónde ir.
YiFan redujo la velocidad al ver la señal que indicaba la salida hacia el aeropuerto.
- Metase esto en la cabeza, Alteza. Por nada del mundo volaría a Canadá o a ningún otro sitió con usted. Ahora, le agradecería que me volviera a dejar en mi apartamento.
YiFan lo miro un instante con sus ojos frió como el hielo. Luego puso en el caril derecho para tomar la salida al aeropuerto.
-Le aseguro, señor Huang, que no estoy interesado sexualmente en usted, si es eso lo que le preocupa.
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El Emperador Despiadado (TaoRis) [Editando]
AléatoireUn minúsculo biquini no era el atuendo que le hubiera gustado llevar a Edison Huang al conocer al Emperador Wu YiFan. Sobre todo siendo el tan atractivo y estando... tan vestido. YiFan se quedó horrorizado al conocer al "padre" de su recién descubie...