- Kar, debes apresurarte, se te hará tarde para ir a la escuela.
-Si- abro la puerta de mi habitación- ya estoy mamá, vamos a desayunar.
Una sonrisa y un beso a mi madre y bajamos a desayunar. Como casi siempre, desayunamos al aire libre, en la parte trasera de la casa. Mamá, papá, el agradable tío Stew y su familia, y como muchas veces mi amado y friendzoneado mejor amigo, Elkan, antes también estaba Matti, pero mi hermano mayor ya está en la universidad, y me hace mucha falta. Una hermosa mañana, con hermosas personas, el único problema: la escuela para niños ricos y mimados en la que estudiamos.
Luego de una charla agradable con mi familia y Elk, mi chófer, si, al parecer mis padres no saben en que gastar el dinero, nos llevan a la escuela. Pero antes de que nos marchemos, papá se para en la ventana que está de mi lado.
-Kar, cariño, creo que se te olvida algo.
Pienso por un segundo qué será, Ah! claro, siempre me despido de él con un beso y un abrazo, así que salgo del auto y lo abrazo.
-Nos vemos esta noche, señor Sawyer.
-Hasta esta noche, mi princesa, cuidate, y - mira a Elkan- no hagan ninguna travesura.
-Pero señor Sawyer, si Kar y yo somos dos angelitos.
-Claro- dice riendo- dos ángeles caídos muy traviesos.
Luego de esto, entro del nuevo al auto y nos vamos a la escuela para niños cutres.
-Elk, no tenemos tarea para hoy, ¿O si?
Me mira y sonríe, ese niño, de seguro que si había y lo olvidé.
-No, mi querida Karenin, hicimos todo el sábado así hoy estaríamos libre.
-Tengo sueño, Elk, mucho sueño.
-Mi querido Koala, siempre con sueño.- Me dice mientras pasa una de sus manos por mi cabello.
Elkan dice que soy un koala porque los hermosos koalas pasan el 90% de su vida durmiendo y el otro 10% buscando el amor de su vida y si no lo encuentran, vuelven a dormir y con lo soñadora que soy y espero encontrar a mi príncipe, no azul, ni negro, quizás, no sé, gris, si soy un koala.
Puta escuela esta. Mi familia puede ser muy rica, inteligente, y querer lo mejor para mi, igual la familia de Elk, pero es que no sé como no entienden que él y yo no vamos en esta escuela de niños mimados, cutres, cuchis, falsos, y con uniforme, esto es aburrido, es odioso. Elkan se burla de mi siempre, y yo le respondo que el también se ve ñoño usando uniforme. Y entre discusiones, risas, y una que otra mirada de los profesores que andan en los pasillos, entramos a la primera clase. Es un colegio privado pero gracias a Dios Elkan y yo tenemos el mismo horario, aunque eso no es bueno para algunos profesores, pues no somos ¨santos¨ para decirlo de alguna forma.
Y para hacer de este día lunes más bello, tenemos matemática las primeras dos horas, para Elkan y Emma, única hija del tío Stew, las matemáticas son una pesadilla, pero a mi se me dan bien así que no me molesta, incluso puedo decir que me gustan las matemáticas.
Eternas horas más tarde, salimos de la escuela y yo voy junto a Elk, Mia, una compañera, a la academia de baile, nosotras a ballet y él, bueno, perdió una apuesta conmigo hace un tiempo, así que tiene que acompañarme a mis clases de ballet.
-Karenin, Elk, ¿Ven ese auto negro del otro lado de la calle?- Pregunta Mia señalando el auto.
-Si, ¿Que pasa con el?
-Pues que lo he visto desde hace unos días aquí, pero ninguno de los chicos se ha subido en el.
-Bueno Mia, no sé, es solo un auto, quizás espera alguien que no es de la escuela. Ahora bien, ya nuestro auto está aquí y debemos irnos.
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-Mick, la estamos vigilando desde hace un mes, mi compañero y yo nos estamos cansando de seguirla a todos lados y aun no hacer nada y ni siquiera hemos recibido un buen pago.
-Tranquilos chicos, tengo 3,000 dolares para ustedes para que no se estén quejando, además, ya pronto, harán el trabajo. Por ahora, síganla todo el tiempo durante esta semana, como lo han estado haciendo. El dinero les llegará a su casa esta noche. Hasta luego.
Muy pronto, muy pronto, tendré lo que pertenece y la niña estúpida y su familia van a sufrir por quitarnos lo que por derecho debería tener mi familia.
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Elian
Teen Fiction-Se supone que denuncies a tu agresor, no que lo defiendas. -Pero nos ayudó, nos ayudó a escapar. -Creo que tu locura esta vez ha sobrepasado sus límites.