El primer dia que te vi.

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Jiraiya y Tsunade seguían peleando mientras que el sensei intentaba calmarlos; es vergonzoso.
Me aleje de la vergonzosa escena ya que nuestro entrenamiento había terminado. Me dirigía directo a almorzar y hubiese llegado rápido si alguien no se hubiese cruzado en mi camino.

— Oye, fíjate.— dije de mala gana al caer al suelo por el reciente impacto, al igual que la otra persona.

— Disculpa, pero si pudiera lo haría.— una niña estaba frente a mí, sus mejillas sonrojadas y su mirada perdida en algún punto ciego. Parecía estar buscando algo y revisé el suelo para ver qué quería hacer hasta que vi un bastón a unos pocos centímetros de su alcance.— ¿Sigues ahí?.— preguntó, su ceño se frunció levemente y quise golpearme por lo grosera que habia sido mi frase.

— Hu-uh.. si.— hablé nervioso y suspiré.— T-toma mi mano, te ayudo.— tomé rápidamente el bastón blanco y luego estire mi brazo a aquella niñita que se estaba entreteniendo buscando mi mano hasta que la uní yo mismo y la ayudé a levantarse.

— ¿Mi bastón está por aquí?.— preguntó otra vez. Sus ojos eran celestes, muy claros, pero estaban apagados, eran hasta.. hipnotizantes, se podría decir.

— Toma.— dije seco y le entregué su pertenencia.— Te pido disculpas por lo que he dicho anteriormente.— murmure y miré hacía otro lado, inevitablemente.

— No te preocupes, entiendo lo difícil e incómodo que es chocarse con la niña ciega.— se burló.— La leyenda dice que si te me acercas demasiado, te contagiare.— susurró en plan "aterrador" y comenzó a reírse de si misma. Aún en condiciones deplorables se atreve a bromear.

— No creo que sea tan malo.— me mantuve serio, como de costumbre.

— Ya, no seas amargado.— sacó la lengua en mi dirección, a mí.— Creo que te he quitado mucho tiempo.— rascó su nuca, divertida.— Pero antes de irme quería saber dónde queda el puesto de ramen, nunca he salido sola y ahora me he perdido, aunque suene gracioso.— se encogió de hombros.

— Me dirigia allá.— dije, dispuesto a llevarla para enmendar mi error.

— ¿Eso quiere decir que puedo acompañarte?.— soltó con entusiasmo, dando un leve salto.

— S-sí.— agaché la mirada por impulso, me avergonzaba haber sido tan grosero.

— ¡Gracias!.— habló exaltada.— ¿Puedo tomar tu brazo? Ya sabes..— se sonrojo levemente y yo le ofrecí mi brazo sin más, ella se dio cuenta inmediatamente ya que su mano lo tomó con firmeza y tan solo caminé junto a la niña hasta llegar a donde iría.. bueno.. iríamos a almorzar.

Me sentía raro, ni siquiera conozco a esta niña y ahora camina a mi lado..

Al sentarnos y acomodarnos, ordenamos nuestra comida y luego un tenso silencio nos rodeó.

— Entonces.. ¿podría saber tu nombre?.— ladeo su cabeza. Sus ojos estaban en mi rostro, como si realmente me viera.

— Orochimaru.— contesté sin muchas ganas de hablar. Aunque no pueda ver, sus ojos encima mío me causaban incomodidad.

— ¿Te llamas Orochimaru?.— volvió a  preguntar y apoyó su rostro en sus manos.

Yo asentí hasta darme cuenta que no podía verme y otra vez quise golpearme.

— Sí.— afirme avergonzado. Dios, que idiota me habré visto.

— Que bonito.— sonrió achinando sus ojos y ganándosejnuevamente mi atención.— Yo me llamo Hana.— la miré atento. Ese nombre le calzaba perfectamente.

— Aquí tienen sus ordenes niños.— dijo el camarero llegando repentinamente y poniendo nuestros pedidos en frente de nuestras narices.

— Gracias.— dijimos al unísono, uno más emocionado que el otro. Ella tomó los palillos para comenzar a comer sin preocupación.

Eyes. [Orochimaru X Oc.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora