Dos semanas después.

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Llegaba a mi entrenamiento temprano como de costumbre y vi a Hana, la niña ciega, bajo un árbol de cerezo, unos metros lejos.
Quizás estaba esperando a mis compañeros ya que había escuchado que se volvieron muy buenos amigos desde la última vez. Me pareció raro no verla con la sonrisa característica de la que ellos hablaban siempre, la que yo presencié, y creo que era algo preocupante.

Tsunade y Jiraiya, desde aquella vez que nos chocamos, siempre iban a almorzar con ella pero yo nunca los había acompañado por simple desinterés. Siempre tengo otros asuntos que atender.

Iba a acercarme a ella para hablar ya que estaba solo y así se pasaría el tiempo, hasta que unos niños se me apresuraron. Dos niñas y un niño.

Deben ser sus amigos.

Me quedé en mi lugar viendo aquella escena.

— Oye niñita ciega, ¿qué tienes para nosotros?.— pude escuchar su voz amenazante y frunci leve el ceño. ¿Esa es la forma correcta que tienen los amigos para referirse a ella?

— Nada.— habló tranquila la castaña, con una sonrisa de lado y cerrando sus ojos.
Una de las niñas tomó su bastón y lo partió golpeándolo contra el arbol, la otra rápidamente tomó su cabello e hizo que diera su rostro al suelo violentamente mientras el niño reía. Sin pensarlo dos veces, corrí donde ellos estaban pero antes de llegar, Hana desapareció en una nube de humo.

— Un clon de sombra.— susurré sorprendido. Ella bajó del arbol de cerezo y se puso en posición de pelea. Los niños iban a escapar pero otros cinco clones los rodeaban.

— Me llamo Hana, imbéciles, y si vuelven a siquiera mirarme no duden que los golpearé.— todos los clones hablaron al unísono mientras los señalaban, amenazantes.

— T-tú no puedes, ¡eres ciega!.— el niño gritó aquello como si fuese una ofensa y, otra vez, los clones se movieron, cruzando sus brazos.

— Mi problema no me afecta mucho, pero el tuyo creo que ha afectado tu cerebro.— los clones rieron y rascaron su nuca al mismo tiempo.

— ¡Callate!.— el niño la iba a golpear pero ella de un giro delicado lo esquivó y de un solo golpe lo derribó al suelo.
Las niñas al ver eso se asustaron y comenzaron a correr, y el niño adolorido gateaba velozmente lejos de aquella castaña.

—¡Y no vuelvan!.— gritó y todos sus clones desaparecieron. Hana se dio la vuelta hacía mí, me encontré con su rostro serio y su mirada perdida hasta que de repente, aunque sea imposible, pareció que me haya mirado a los ojos, manteniendo sus ojos firmes en los míos, y sonrió.— ¡Hola Orochimaru!.— mis mejillas enrojecieron rápidamente, por la sorpresa.

¿Cómo sabe que estoy aquí? ¿Cómo sabe que soy yo?

— Hola Hana.—  pude contestar y comencé a caminar al lugar donde me encontraba antes.

— ¿Te vas?.— su voz tembló por un instante, tuve que darme la vuelta nuevamente. Su cabeza agacha y el pelo en su rostro me impedían mirarla.

— Tengo entrenamiento.— excusé mi vergüenza de ir con ella. No sé qué me ocurría, jamás me sentí así de raro al momento de tener que hacer amigos o hablar, pero con ella era distinto, cuando quería siquiera saludarla mi sistema fallaba, mi voz se acallaba y mis mejillas enrojecian.

— Está bien, no voy a molestarte. Creí que íbamos a hablar pero ya veo que te caigo mal.— levantó su rostro y sonrió aunque las lagrimas en sus ojos no demostraban felicidad. Realmente me sentí mal.
¿Por qué soy tan idiota?

— No Hana.— negué rapidamente y suspire.— No molestas.— confesé y sentí mis mejillas calientes.

— Solo lo dices para no quedar mal.— dijo, secando sus mejillas.

Eyes. [Orochimaru X Oc.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora