Geodas.

Capítulo 3.

Noté como me cogían en brazos y me llevaban a la enfermería. Yo iba a quejarme y a pegar puñetazos por todos lados cuando vi que era Jake. Me quedé callada y cerré los ojos.

-¿Cómo se ha hecho este moratón la chica? -Oí preguntar la enfermera a Jake.
-Iba caminando y se tropezó con una piedra. -Contestó secamente mientras se mantenía de pie observándome.
-Ay que ver, si es que con los cacharritos estos electrónicos ya no sabéis ni en qué mundo vivís. -Suspiró y cogió un bote amarillo de un armario.- Bien tiene que echárselo por la zona dolorida y se le bajará él hinchazón. Voy a rellenar una justificación para los 20 minutos que estáis perdiendo de clase y ahora vuelvo. -Dijo y se fue de la habitación dejándonos a Jake y a mí solos.

Yo me incorporé en la camilla suspirando y pude ver cómo el chico se puso serio.
-¿Por qué te has metido en una pelea? -Me preguntó él.
-¿Y tú por qué has mentido? -Le contesté yo.
Ahora mismo se presentaba ante mí una jugada de ajedrez, en el que cualquier movimiento era decisivo para la victoria. Tenía que saber que fichas utilizar para acercarme y cual sacrificar para que no sospechase de mi.
-He mentido por una sencilla razón. Que te pongan un parte por meterte en una pelea en el primer día de clase no te da buena imagen, además de que no queda muy bonito en tu expediente. -Se justificó sin cambiar su expresión.- Te toca hablar, Lestrade.
-Llámame Dafne, por favor. -Le dije.- Ese chico se estaba metiendo con las chicas que pasaban por delante de él y no podía quedarme quieta. ¿Acaso cuando ves a alguien fuerte meterse con alguien débil no reaccionas?
-Obviamente que si, ¿quién crees que te ha salvado de una paliza? Aunque te moleste sus comentarios, tú no puedes luchar contra él. Eres débil.
-"Uy, cállate, cállate que como me baje de esta camilla te dejo la cara hecha un cuadro. ¿¿¿Qué era débil??? Respira Rouge, respira." Pensé mientras me mordía la lengua y apretaba los puños.
-Esto... Si claro, débil. -Hice una pausa para volver a respirar y tranquilizarme.
-Pues bueno, veo que no te han dejado secuelas, ni que te han partido las piernas, así que puedes caminar y pensar como un ser humano normal. Mi tarea aquí ha terminado. Cuídate y no veremos en clase.
Recogió su mochila y salió por la puerta cerrándola tras de sí.

Me salté las dos últimas horas que quedaba. Tenía el justificante de la enfermera por lo que me podía escaquear esta vez y fui directa a la base. Volví a sentarme en aquella maldita silla metálica en la que tantas veces había estado y el jefe Madson se puso enfrente de mi.
-¿Informe señorita Rouge? -Me preguntó mientras miraba unos papeles distraído.
-Jaque. Solo me ha hecho jaque... -Carraspeé.
Ese chico iba a ser asesinado por mi, costase lo que costase.