The Frost Seraph I: La Batalla De Los Reversos. (En Edición)

Epílogo

Era una noche de invierno. Fría. Fría como el viento y la luz de la luna y estrellas de aquel lugar. Los pinos estaban cubiertos de escarcha, y los caducos sin ninguna hoja. El bosque se hallaba completamente sumido en el silencio salvo por los agitados jadeos de un niño asustado y solo, que huía de una sombra acechante con desesperación. Cayó entonces por una cuesta, rodando como un peso muerto. Llegó al final de la cuesta y se quedó boca arriba, con sus ojos verdes mirando al cielo. Le dolía el costado y, al palpárselo, notó humedad. Movió su brazo dejándolo encina de su cabeza, con la mano entre el y el cielo. Una gota de sangre cayó y se resbaló por su mejilla. Dejo caer el brazo y se quedó mirando al cielo.
Fue entonces cuando se dio cuenta del frío. Pero no tenía fuerzas para temblar, ni siquiera para moverse. Volvió a mirar al cielo, hacia la luna incapaz de pensar en nada. Fue entonces cuando vio algo blanco que era mecido por el viento. Balanceándose lentamente, como si no tuviera peso. Cayó entonces en su cara, y notó el frío de esta. Pero no le molestó. De hecho, le gustó. Le reconfortó de una manera rara. Sentía una pequeña presión en su pequeño corazón. Siguieron cayendo los copos de nieve, que él observaba con los ojos perdidos en el frío de la noche. Como revoloteaban como bailarinas blancas, a merced del capricho del viento. Los copos caían en la herida de su costado, en su cara, en el suelo, sobre los árboles, mientras que sus ojos se volvían tan fríos como aquella noche. Mientras el se convertía en esa noche. Frío.