Hoy.Ryan:
Llegué aquella mañana ante las puertas. Un nuevo curso, un nuevo instituto y una nueva ciudad. Pasando por los pasillos acabé ante la puerta de la clase a la que fui asignado: 1º C de Bachillerato. Abrí la puerta y observé rápidamente la clase. Me acerqué a un sitio del fondo y me senté, acto seguido, un chico castaño se me acercó.
- Hola - saludó - ¿Eres nuevo? - me preguntó y me miró a los ojos.
- Sí, soy Ryan - respondí con una falsa sonrisa que él creyó verdadera.
- Encantado. Soy Miguel. - dijo con una sonrisa y sus ojos marrones amables.
Entonces se acercó más gente a mi mesa, con curiosidad e interés. Y aquellos que no lo habían hecho cuchicheaban sobre mí. Entre los que no habían venido había una chica que me llamaba la atención. Tenía el pelo rubio blanquecino y largo, la piel blanca, pero no la veía los ojos. Llegó entonces el profesor. Y todo el mundo se sentó.
- Chicos, os presento al nuevo alumno: Ryan F. Snyder Zamora - dijo a toda la clase e hizo una seña para que me levantara. - Preséntate. - me ordenó.
- Hola, soy Ryan Snyder, mi padre es americano pero mi madre española. Antes vivía en Oviedo así que no tengo problemas con el idioma. - dije.
- Gracias Ryan - me hizo una seña para que me sentara - Empezemos la clase.
Me senté y saqué un cuaderno. Recorrí la clase con la mirada y me encontré con la chica. Me miraba directamente a los ojos. Sus ojos eran azules y con una chispa de algo. Hice una media sonrisa y dirigí la mirada a la pizarra. Ella se dió la vuelta hacia la pizarra también.
Laura:
Era el primer día del nuevo curso. Todo igual salvo por el chico nuevo. Ryan. Era muy guapo. Tenía el pelo castaño claro y los ojos verdes grisáceos. Tenía las facciones duras y serias, la piel pálida además de que tenía toda la pinta de ser musculoso. Resumiendo, estaba bueno.
- Empezemos la clase - dijo el profesor.
Eché la vista atrás, hacia Ryan, entonces él me miró a los ojos. Eran fríos. No por qué tuvieran odio, simplemente eran fríos y no había rastro de emoción en ellos aparte de un brillo inteligente. Si consideras a la calidez una concentración de emociones, el frío es la antítesis. Entonces hizo una media sonrisa y se le formó un hoyuelo. Después apartó la mirada y se giró hacia la pizarra. Yo hice lo mismo.
El resto de la clase transcurrió normal, hasta que se acabó y el profesor se marchó. Casi todos se levantaron y mis amigas se acercaron a mí.
- Laura... - dijo Elena sonriendo, se acercó hasta mí y susurró a mi oído - Ryan te ha sonreído.
- Que va - negué.
- ¿De qué habláis? - preguntó Carmen que llegaba en ese momento.
- Nada - dije.
- Ryan la ha sonreído - dijo Elena.
- ¿Ah sí? - preguntó incrédula con una ceja levantada.
- No - dije cortante.
- Vale, vale, estamos allí si lo necesitas. - se despidió Carmen mientras guiñaba un ojo.
Se alejaron hacia la salida de la clase y seguí con lo que hacía. Unos momentos después oí una voz a mi espalda, era una voz bonita, pero fría. Como la nieve.
- Unas amigas muy agradables - dijo la voz. Me dí la vuelta y encontré a Ryan, apoyado en una mesa, con los brazos cruzados y mirando hacia ellas para luego mirarme a los ojos.
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The Frost Seraph I: La Batalla De Los Reversos. (En Edición)
FantasíaRecuerdo la primera vez que vi la nieve. Su recuerdo y su frío me reconfortan. Creo que fue en ese momento que me enamoré del frío. Y, por algún motivo, eso es lo que soy ahora. El Frío. My body is hail, my mind is a blizzard. Ice are my eyes, s...