Capítulo III: Limitlessers

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Laura:

Sentía los párpados pesados y me palpitaban las sienes. Hice un esfuerzo y abrí los ojos para encontrarme con un techo desconocido bañado de luz artificial. Estaba tumbada en algo blando.

- Laura. - oí la voz de Ryan.

Me giré y le vi sentado en una silla al lado mío.

- ¿Estás bien? - sus ojos seguían fríos, pero tenían un rastro de preocupación, y ese rastro de emoción en sus ojos fue como si el sol saliera después de un invierno lleno de tormentas de nieve.

Me incorporé y me llevé una mano a la cabeza mientras hacía una mueca de dolor. Las imágenes de lo ocurrido llegaron a mi cabeza a una velocidad vertiginosa, haciendo que me doliese aún más.

- ¿Qué... ha pasado? - logré articular.

- Entraste en shock. Y te desmayaste. - respondió.

- No me digas. - agregé sarcásticamente y resoplé. - Eso me lo imaginaba.

- ¿Entonces? - preguntó.

- Primero. - dije alzando un dedo - ¿Donde estamos? Segundo. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Tercero. ¿Qué coño pasó ahí?

Estrechó un pelín los ojos como si estuviera meditando la respuesta.

- Estamos en un lugar seguro, es lo que importa por ahora. Llegamos mediante... no te lo puedo decir aún...Y sobre qué pasó ahí... Es... - chasqueó la lengua - Complicado.

Alcé las cejas con incredulidad y severidad.

- Pues más te vale explicar bien - dije enojada.

- Bueno... - apretó los labios en una mueca de concentración y finalmente relajó su rostro.

Se levantó y me hizo una pequeña sonrisa.

- En este mundo, - empezó a decir como si fuera un profesor - existen algunos invididuos con... podríamos decir, habilidades especiales. Casi fantásticas y más allá del entendimiento.

Fruncí el ceño.

- ¿Quieres decir que existen los poderes o super-poderes?

- En resumidas cuentas... Si.

Solté una risa.

- Estás loco. - dije levantándome.

Alzó las cejas.

- ¿Acaso dudas de tus ojos, o, por el contrario, de tu percepción? - preguntó con un aire... científico.

- No...

- Sin embargo, lo niegas. Si no hubieses visto lo que viste, lo entendería, o si tuvieras algún fallo en la memoria. Pero si eso fuera así, no habrías preguntado qué pasó ahí.

El chico era listo. Muy listo.

- No puedes explicar lo que pasó y quizá intentes esconderte tras la ignorancia. Es de necios engañarse a sí mismo, sea por el motivo que sea, y es degradante hacerlo por creer que no saber la verdad y vivir tras un muro es lo mejor, es protegerse. ¿Eres una cobarde? ¿Negarás lo que viste, negarás tu memoria en un intento de sentirte mejor contigo misma o por el contrario de querer vivir sin saber creyéndote protegida por la ignorancia?

Le miré a los ojos y vi esa chispa inteligente y fría. Calculadora y... sabia.

Medité la respuesta un momento mientras le miraba a los ojos. Giré mi cuerpo completo hacia él y alcé mi cabeza y mi mirada. Decidida y segura. Con determinación. Lo que no sabía era lo fácil que sería acabar con ella.

The Frost Seraph I: La Batalla De Los Reversos.    (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora