Capítulo II: Una Llama Azul.

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Laura:

Tras dar un pequeño repaso a mi escaso maquillaje y varios salí y me encontró a Ryan acabando de ponerse la camiseta.

- Si babeas mucho vas a tener que fregar. - dijo Ryan mientras se acababa de poner la camiseta y reía.

Sentí la sangre hinundar mi cara. ¡Joder! ¿Tenias que sonrojarte, Laura? Aunque, como no hacerlo, ¿acaso se ejercitaba o qué? Estaba buenísimo, a ver, me esperaba algo pero eso claramente superó mis expectativas.

- Mmmm - apenas logré murmurar pero no me escuchó, agradecí eso.

Me senté a su lado en el sofá y me quedé mirando el piso, sin casi decoración, apenas algunos muebles, aunque he de decir que todo parecía muy moderno y caro. De lujo.

- Si que te has mudado hace poco. - comenté.

Se río un poco.

- Apenas cuatro días - dijo.

- ¿Entonces antes vivías en Oviedo?

- Si. Me encantaba. Pero a mi padre le surgió algo mejor aquí. - suspiró - Es ejecutivo.

Eso explicaba el por qué de la casa de lujo.

- ¿Y el tuyo? - preguntó con una pequeña sonrisa amable.

- Policía. - respondí.

- ¿En serio? - preguntó alzando las cejas.

Asentí con la cabeza.

- Es inspector. Como en las series y películas de hoy en día. - dije moviedno las cejas y sonriendo.

- Vaya. ¿Es peligroso?

- No lo sé. No le gusta hablar de su trabajo. - respondió y acabé suspirando. A fin de cuentas no tenía permitido hablar de los casos.

- ¿Quieres algo de beber y comer o salimos ya? - me preguntó.

- Mejor salimos. - dije tratando de parecer cool con una sonrisa.

Le miré a los ojos y me fijé en lo peculiares que eran. Más que verde grisáceo parecían gris verdoso, tal vez incluso algo azulados. Eso en la mayor parte del iris. Pero, alrededor de la pupila tenía un pequeño halo que la rodeaba de un tono más verde azulado, sin el gris.

El se levantó y le seguí. Tras un momento salimos por la puerta y empecé a enseñarle Madrid.

********

Ryan:

Habíamos llegado al Parque del Retiro, más conocido como el Retiro, al parecer, uno de los pulmones de Madrid. Y o bien era muy eficiente o bien había 50 pulmones más, por que la ciudad estaba enferma de cáncer. Lo poco que vi estaba todo sucio y lleno de humo, gases de escape, suciedad, etc, de hecho me parecía que el cielo era más gris. Vaya mierda.

Y no hablemos del calor. No lo soportaba. Imposible, ni con todas las medidas que tomé contra él. Sentía como el calor me debilitada. Eso no me gustaba nada.

Me senté bajo un enorme árbol con la espalda contra el tronco. Por lo menos a la sombra se estaba bien. Laura me miró extrañada.

- Sol, calor. Sombra, frío. - dije tranquilamente.

Su boca se abrió formando un mudo Ah. Se sentó finalmente a mi lado.

La miré a los ojos. Un azul fuerte pero claro. Casi como el agua de un río helado, o el cielo por la mañana en primavera.

Miré más allá de sus ojos, tratando de ver el color y la forma de su alma de nuevo. El color era el mismo azul que el de sus ojos, con el mismo brillo que no sabía explicar que era. Parecía una llama. Una llama fría, que danzaba lentamente y se moldeada al viento, pero sin cambiar su esencia. Era hermoso.

The Frost Seraph I: La Batalla De Los Reversos.    (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora