.01

30 2 2
                                    

- 23 de septiembre.- le repetí a Jos un poco enojada.

Era como la cuarta vez en el día que le decía a Jos que día era, al parecer este chico tiene memoria de pescado.

- gracias.- sonrió inocentemente.

Rodé los ojos y comencé a escribir lo que estaba en el pizarrón.

Gracias a dios era la última clase, después de esta maldita clase podría ser feliz por un par de horas.

- la directora me dijo que tengo que elegir un taller, ¿me ayudas?- Jos me tendió una hoja con varias actividades.

- te recomiendo tenis.- señalé.- las más putas están ahí.- pausé.- y a teatro, los deprimidos antisociales están ahí.

- ¿en cual estas tu? ¿En teatro?- preguntó con tono burlón.

- ¿qué intentas decir imbécil?- le dije.- yo voy a baile.

- quiero verte bailar.- me dijo seguro.

- sueñas.- reí sarcástica.

- ándale.- jaló de mi suéter.

- Jos dejame trabajar, ya quiero irme a mi casa.- dije y me acomodé para darle la espalda.

- bien, niña drama.

Su comentario me enojó, pero simplemente lo ignoré y terminé mi trabajo. Faltaban diez minutos para la hora de la salida, Alisté mis cosas y me puse los audífonos.

- do I wanna now, if this feeling flow both ways, sad to see you go.- canté.

- ¡Hey!- Grito Jos espantándome.- te gusta Artic monckeys.

- si ¿qué tiene?- me quite un audífono.

- amo a esa banda.- se puso mi audífono.

Rodé Los ojos pero lo deje escuchar mi música, al fin y al cabo no era algo que me molestara.

La chicharra sonó y un mundo de chicas esperaba en la puerta. Lo más seguro es que esperaran a Jos.

- hola Jos.- dijeron en coro.

- hola chicas.- sonrió.- tómame la mano.- me susurró.

- ¿para... Auch.- me quejé.

- solo sígueme.- entrelazó mi mano con la suya.

- Jos, necesitaras darme una explicación.- dije entre dientes.

- espera...

Mientras pasábamos entre las chicas, se podían ver algunas con cara de enojo, tristeza, algunas con el celular al parecer grabando. Cuando logramos salir solté inmediatamente a Jos y le exigí una explicación a eso que acababa de pasar.

-las chicas, a menos que sean muy zorras, no le van a coquetear al novio de la chica, al menos no cuando esta presente.- caminó a mi lado.

- genial José, acabas de levantar el rumor de que somos novios.- que senté en la banca de afuera de la escuela.

- era eso, o morir.- pausó.- tu decides.

- Llevas un día aquí y ya me causaste problemas.- dije alterada.- mejor me voy.

Comencé a avanzar pero unos metros más adelante mi celular comenzó a vibrar.

- bueno.- contesté.

- ¿es cierto?- gritó Johan al otro lado de la, línea.

- ¿lo de Jos?- reí.- no para nada, solo lo ayudaba a no ser comido por las chicas.

- ¿ahora es tu mejor amigo?- dijo enojado.

- Johan, no tengo porque aguantarte en ese estado de ánimo.- pausé.- llama cuando estés calmado.- colgué.

Odiaba que pasará eso con Johan, porque era una persona increíblemente celosa y cualquier mínimo detalle lo alteraba, y eso que solo somos amigos.

Subí al auto y comencé a manejar hasta llegar a mi casa. Cuando llegué saludé a mi familia y subí a mi cuarto, revisé snapchat y Melina, una chica de un grupo abajo, grabó la mano entrelazada de Jos con la mía.

¡Mierda! Te odio Canela.

- baja a comer.- gritó mi mamá.

Bajé las escaleras con coraje, Jos estaba muerto, y esta vez no se salvaría.

- ¿qué tienes Macarena? Estas más callada que de costumbre.- preguntó mi papá.

- nada.- dije jugando con mi comida.

- hija... Recuerda que hoy es tu cita con el psicólogo.- recordó mi mamá.

- ya te dije que no soy anorexica mamá.- grité.

- ya sabemos hija, pero tu comportamiento es extraño.- recalcó mi padre.

- Hermana ¿andas con Jos?- preguntó mi hermano.

- no, carajo.- me levanté de la mesa y los miré. - iré al psicólogo para que vean que no estoy loca. No, no soy novia de Jos y espero nunca serlo.

- hija nunca nos presentas a tus novios.

- porque no tenido novio.- dije obvia.

- Jos es nuevo y su única amiga es Macarena.- dijo en tono pícaro mi hermano.

- no es cierto, tiene miles de pendejas embobadas por el.- me senté y miré a mis padres.- lo siento.- dije refiriéndome a la grosería que había dicho.

- tranquilízate hija.- acarició mi mano.

En fin, tuve que ir al psicólogo, sigo insistiendo que es ridículo esto, pero solo quiero comprobar que estoy bien.

- hola Macarena.- el doctor me invitó a sentarme.

- mire, solo quiero que compruebe que no estoy loca o que tengo anorexia.- Dije fastidiada.

- lo haré, solo responde de esta hoja.- me extendió una hoja blanca de papel y una caja de plumones.

Nombre: Maky Bernabe
Edad: ¿tanto le importa?
Escuela: asco.

- ¿por qué tengo que hacer esto?- me quejé.

- es para ayudarte.- dijo sin mirarme y siguió escribiendo algo en su pequeña libreta.

Pasada una hora de estar con ese doctor con música clásica y paredes blancas, salí. Estába cansada y lo único que quería hacer era dormir. ¡Pero no! Tenía que platicar con mis padres sobre la terapia.

- ¿ya me puedo ir?- dije harta.

- hija, ¿qué pasó con la Macarena que siempre reía?- preguntó mi padre.

Con los ojos rojos y apunto de soltar una lágrima comencé a caminar hacia las escaleras.

- Lana y Marina de llevaron todas mis sonrisas.- comencé a subir las escaleras.- perdí todo.

Lana, Marina, las extrañó, ¿por qué se fueron? Me hacen tanta falta.

Inefable. ➢ Jos Canela. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora