???: ¡Corre, niñato, corre! ¡Más rápido, que te pilla el toro! —risas.
Risas, dolor, angustia, cansancio, burlas, sufrimiento, miedo, terror.
Ese era el día a día de Alex. Rubén no había vuelto a dirigirle ni siquiera una mirada desde aquella vez, y la soledad le invadía de nuevo. Borja ahora se pasaba todo el día con sus amigos, ya se había olvidado de él. Los abusones, al no estar el mediador cerca, iban directos a por Alejandro. Su vida ahora era un caos. Tres simples palabras habían cambiado su vida— de nuevo.
???: Ven aquí, ¡enano! ¡Ya casi te tengo! Si no corres más... ¡Te pillaré! —más risas.
Estaba siendo perseguido de nuevo por aquellos chicos que tanto disfrutaban burlarse de él. Alex tropezó y cayó al suelo. Intentó levantarse, pero una mano fuerte le mantuvo la cabeza pegada al suelo.
???: Demasiado lento... Te pillé —de nuevo aquella risa malvada se filtró por sus oídos—. ¿Qué debería hacerte hoy? Tal vez...
???: Tal vez dejarlo en paz.
El sonido de alguien siendo golpeado de una patada más el hecho de ya no sentir presión sobre él, hizo que Alejandro supiese que alguien había sido lo suficientemente caritativo como para venir a salvarle.
Aquel chico estaba de espaldas a él, desafiando a los cobardes esbirros del abusón, que ahora estaba desplomado en el suelo. Como era de esperarse, huyeron.
???: ¡Imbécil! —le soltó su salvador al que estaba en el suelo—. ¿Cuántas veces te tengo que decir que no hagas nada de eso? ¿Cuántas, eh? ¡Hay gente que hasta se ha quitado la vida por ello! ¡Estúpido!
???: Lo-lo siento...
???: ¡Eso no me lo tienes que decir a mí, sino a él!
El chico que lo había salvado se giró, y el impacto que aquello causó fue suficiente para dejarlos a ambos boquiabiertos.
Alejandro: Ru-Rubén...
Rubén: ¿...Alex?