Capítulo 2: ¿Qué pasó con el pollo?

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Matt se quedó en el departamento esperando que Mello volviera de comprar sus chocolates.

-¿Será que podré irme con L? Tengo que hacer las cosas rápido o Mello me va a descubrir - Marcó el número de L en su celular - ¡hola!, ¿Cómo estás? -dijo un tanto eufórico al ser atendido-

-Hola, no puedo hablar ahora, te pasó con Watari, adiós -le contestó el de cabellos oscuros, sin dejarlo pronunciar palabra-

-Ah, ok, hola Watari, ¿No me prestan el laboratorio unas horas?, es que viene el aniversario de mejores amigos con derecho de Mello y mío y tenía pensado hacerle una sorpresa, ¡porfis!.

-Bueno mijo, pórtese bien nomás -le contestó el anciano entre catarro (?).

-¡OK! -ni bien tuvo la respuesta afirmativa agarró su bolso Chanel, donde traía cosas esenciales como perfume, el cargador de su celular y una foto de Mello casi desnudo- bueno, ¿no estará viniendo? -asomó su cabeza fuera del departamento- mmm -dudó un poco en salir, puesto que quizás se topaba al rubio pero, ¿qué le iba a decir entonces?; no pensó más, decidió que lo mejor era correr por el camino contrario, dar una vuelta por la plaza para hacer un poco de ejercicio y de ahí ir al laboratorio de L- adiós videojuego, cuando Mello no me encuentre te va a destruir... -antes de salir escribió una nota, dejándola pegada con un imán en la heladera diciendo: "Fui por cigarrillos, no me esperes a cenar... P.D: sé lo que hiciste con el pollo...". Firmó con un corazón, su apodo y salió muy rápido de allí.

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Si había algo más extraño que encontrarse a Near de cajero en el supermercado eso era el no encontrar al pelirrojo enchufado a sus videojuegos como un adicto. Y sumado a eso, toparse con la cocina rechinando de limpia (?.

-¿Pero que mier...? -murmuró ante la pila de platos limpios. - ¿Matt hizo esto? -pasó el dedo por la mesada para comprobar que no salía nada de mugre. Luego miró hacia la heladera donde había una nota pegada con un imán. Se acercó y la leyó en voz baja. -¿"No me esperes a cenar"? ¿Y este perro adonde se fue? -frunció el ceño, sin creerse lo de los cigarrillos, ya que su amigo solía volver rápido del quiosco. -Tal vez Near tenga razón, y a Matt le dé igual todo. -se dijo haciendo un bollo la nota en un intento de reprimir la nostalgia que lo albergaba. - O tal vez sea mi culpa por tratarlo tan para la mierda... -Se quedó un buen rato pensando, mirando a la nada. Quizá si llamaba a la Doctora Corazón, esta podría resolver todas sus dudas, aunque la llamada le costaría una fortuna...

-No necesitas a esa vieja zorra, para eso estoy yo.

Escucho una voz familiar a sus espaldas. Cagado hasta las patas, Mello se dio la vuelta para encontrarse con un extraño ser que flotaba a unos pocos metros de él. Tenía alas y su cara era la de...

- ¡¿Kira?!

- ¡No soy Kira! ¡Soy tu hado-madrina!

El rubio se alejó.

-Tienes la cara de Kira, ¡a mí no me engañas! -le gritó agachado desde un rincón. - ¡Aléjate de mí!

- Oye, ¿quieres que te ayude con lo de Matt o no? Porque para eso vengo, y si no te gusta simplemente me iré, y dejaré que te pudras en tu miseria.

- ¿C-como sabes lo de Matt?

-Daah, ¿es que no escuchas? Soy tu hado-madrina. Me mandaron a ayudarte.

- ¿Quiénes?

-Eso no importa.

El hado descendió al piso y se sentó en el sillón. Tenía un vestido de tul azul y una peluca castaña con rodete.

El Chocoapocalipsis versión nosotrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora