Capítulo 3: "Esto se va a Descontrolar"

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Nota Importante: Sugerimos leer este capítulo con la lista de reproducción de Youtube "Musica Altamente Homosexual(?". Disfruten.

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-Mmm... -Matt se sorprendió un poco y apretó instintivamente el botón de pausa- ¿Tratarme mal? - Abrió los ojos de par a par y reposó sus brazos en las piernas, encorvándose- Mmm, bueno, no es nada fuera de lo normal, digo, desde chicos no cambiaste mucho de hecho, creo que me tratas un poco mejor a comparación... -miró a Mello un tanto preocupado- ¿Te está pasando algo verdad? ¿Es eso que me gritaste de las mujerzuelas? No conozco a ninguna... -se rascó la nuca nervioso, el rubio nunca se comportaba así de extraño, tan tranquilo.

Mello se quedó quieto un rato analizando las palabras del otro. No quería decirle que su verdadera preocupación era que este, cansado de los maltratos decidiera irse y no volver más.

-No importa, solo era curiosidad. - Tomó la notebook que estaba sobre la mesa y se recostó sobre el otro sillón. -estate atento al de la pizza, y pagale con la plata que escondemos en el peluche de Hello Kitty. -le indicó antes de abrir el aparato y ponerse los auriculares.

Matt agarró la plata del peluche y se volteó a Mello, empezó a sonar su celular pero lo apagó sin querer.

-Mierda, ahora está media hora prendiéndose -Suspiró y se sentó a jugar un poco más, sería solo esperar al repartidor, podía hacerse un nivel más- ¡dale, dale, dale! - hablaba a la pantalla mientras jugaba. Todo siguió igual por un rato, cada cual en su mundo, hasta que sonó el timbre- ¡Ah! Ya voy... -dijo un tanto fuerte y se asomó contando los billetes- ¿Cuánto es? -ni siquiera miró al repartidor, por lo que no se dio cuenta de quién era.

-Psss, hey... -sacudió la mano muy cerca de la cara de Matt- Soy yo, Matsu.

-¿Mmm? Un gusto -Miró al contrario un instante y volvió su vista a la plata- ¿Y cuánto es?

-No, no, Matsuda, nos vimos en el laboratorio -susurró nervioso.

-Aaah, no sabía que tenías otro empleo, ¿querés pasar un ratito? -Sonrió gentil.

-¡No, no, no! Pasó algo.

-¿Qué? ¡NO! ¿¿La pizza está bien!?? -Le sacó la caja de entre las manos para abrir y notar que no había nada- ¡Oooh! ¡Te la comiste! -miró a Matsuda entrando en pánico- ¿¡Qué le digo a Mello!?

En todo ese intervalo otro repartidor llegó con la pizza.

-Ah, ¿Ustedes pidieron pizza? -preguntó sorprendido.

-¡¡Mi salvador!! -Saltó el pelirrojo emocionado, le dio el dinero al nuevo y agarró las cajas- ¡Bueno, adiós! -intentó entrar pero sintió como lo agarraban y tiroteaban del brazo- ¿Ah?

-¡Espera! ¡Escucha, no te vayas!, algo le pasó al experimento.

-¡Qué! ¿¡Y hasta ahora me lo decís!? -Se dio vuelta y miró a Mello- ¡Hey! Voy a fumar un cigarrillo, parece que el repartidor no tenía cambio y, y... ¡Fue por más pizza! -sabía que lo que dijo no tenía sentido, pero tenía que intentar distraer al rubio. Volvió su atención al repartidor falso- ¿Matsuda, no? -Cerró la puerta a sus espaldas y encendió un cigarrillo, despidió al segundo repartidor con la mano y se escondió con Matsuda en un arbusto más allá de la entrada- ¿¡Qué mierda hiciste!? ¿No podías llamar o mandar un mensaje? Mi futuro está en riesgo... ¡Podría morir! ¡O peor! -abrió los ojos par a par perdiéndose en el horizonte, imaginando cómo Mello sacaba un sable de luz y de un golpe lo hacía cenizas - la fuerza... -susurró temblando.

-Tenés que ir al laboratorio, quise ver cómo funcionaba la máquina y la enchufé cu-cuando ¡PUM! Y yo y el repartidor y ahora hay chocolate por todos lados -dijo Matsuda súper rápido y transpirando.

El Chocoapocalipsis versión nosotrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora