Octubre del 79
Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio.
Intentó recuperar las demás hojas, pero estaban descompuestas por el tiempo y la humedad, no quedaban ni restos.
Lo único que le quedaba sin leer del diario era una pequeña anotación en la esquina superior de la pasta delantera:
El final no tiene final, escribir no resucita, entierra.