De flor amarilla a pianista.

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“Y entonces ellos se iban,
mientras tanto yo veía
como las flores amarillas caían,
las nubes se movían,
observé como la soledad venía
y ella,
la guitarrista,
con una sonrisa me decía
que jamás me atrevería
a ser todo lo que ella quería
y que por miedo,
tan sólo por el maldito miedo,
me abandonaría...
Yo le sonreía y me quedé pensando:
                   —tan ingenua, mi chiquita—.

Pues ella no se imagina todo lo que por ella haría...


Hasta detendría la caída de las flores amarillas
para que ella vea y sienta que es la flor más bonita y querida en mi vida,
sí chica,
hablo de ti, la del alma y esencia de pianista...”

— L.U.G
22 de mayo, 2016 • 22:22 ⌚

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