Porque el destino te tenía una sorpresa decidiste tomarte un tiempo para ti, así que te pusiste cómoda, lista para salir a correr.
En esa tarde agradable donde sol brillaba, el verde del parque era algo bello a la vista, con personas que iban y venían en aquel sendero que al igual que tú salieron de la rutinaria vida detrás de las paredes...
Acompañada por la soledad y con la esperanza de algún día todo cambie para ti y encuentres así la persona que guste de tu compañía.
Estabas corriendo y escuchando la música que mas te gustaba, con los auriculares y una botella de agua en tu mano, concentrada en la senda, que llevaba al centro del parque de la ciudad, con la copa de los árboles tan alta como el cielo, el sol con sus rayos cálidos colándose en las hojas más altas.
Estabas tan concentrada con la música en tus oídos, aquella música que alguna vez esperaste escuchar con la persona que ibas a encontrar algún día y sin pensar ese día había llegado.No te diste cuenta de que aquella silueta alta y elegante se acercaba a ti, corriendo también como tú, con los auriculares en los oídos escuchando alguna melodía x.
De pronto sin querer, se te escapa de tu mano la botella de agua de tus manos y sin querer rueda en el suelo, parando justo al lado de sus pies, el se frena ante ti.Quedaste sorprendida, sus ojos rasgados te miraban, su sonrisa amplia y el cabello oscuro que caía en su frente.
En cuanto pudiste levantar aquella botella del suelo le pediste disculpas diciéndole casi tartamudeando.
-Perdón, lo siento, se me resbaló de la mano con el movimiento al correr.-
-No es nada.-te contestó, y siguió corriendo por aquel sendero, el parque te parecía ahora más grande que nunca.
Quedaste mirando a aquel joven, tan alto. Nunca te había sucedido antes, tu vida era el trabajo y tú solamente, había pasado por tu cabeza algún día encontrar a alguien interesante, pero esto era solamente el comienzo de algo bonito.
Al otro día del accidental encuentro, fuiste a correr a la misma hora por el parque, porque tenías la esperanza de volverlo a encontrar como el día anterior.Pero no habías tenido la misma suerte, seguías esperando que algo pasara en tu vida tan monótona.
Pasaron varios días, seguías yendo al parque, saliendo de tu trabajo por las tardes, para ir a correr, aquella tarde esperabas un milagro.
Ya no creías encontrarlo más, pero ese día el joven venía esta vez caminando por el parque con su mascota, un Gran Danés tan blanco como la luz del sol.
De pronto, aquel perro fue el causante del milagro que esperabas, salió corriendo tras un plato de frizby que el joven tan apuesto había lanzado, el viento suave que soplaba en ese momento hizo que se dirigiera a ti, quedaste mirando aquella imagen, lo tierno que se veía jugando con su mascota, como dije el perro fue el causante, se acercó a ti a alcanzar el juguete y cuando lo tenía en su gran boca salió corriendo en busca de su dueño.
Pero el chico miró a aquella joven que se encontraba sentada en la banca del parque, esa eras tú.Se acercó a ti con una sonrisa tan agradable, que te hizo alegrar el corazón haciéndolo palpitar muy fuertemente, poniéndote nerviosa también, no querías que se diera cuenta, pero tus mejillas se sonrojaron en cuanto te hablo.-Hola! Tú no eres la chica que corría el otro día por aquí – preguntó muy animado
Tú contestas muy tímidamente:
-Si, puede ser vengo siempre a este parque.En ese momento la gran mascota se sienta a tu lado haciendo algo que no esperabas, con su cabeza en tu brazo pidiendo un gesto de cariño.