Capítulo 5

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—¡¿Es que eres incapaz de hacer bien ni una maldita sopa?! ¡¡Eres igual de inútil que tu madre!! Tenías que haber muerto con ella en ese autobús... ¡tú y el desgraciado de tu hermano!

El posterior golpe de un cristal al romperse hizo que Taehyung se levantara como un resorte de la cama y saliera a grandes zancadas de la habitación. Había tratado de hacer caso omiso a los gritos de su padre, pero le era imposible quedarse a un lado cuando comenzaba a actuar de forma violenta. La hermana mayor del muchacho permanecía arrodillada en el suelo, mordiendo con fuerza su labio inferior mientras las lágrimas descendían por sus mejillas.

—Noona... —Taehyung pasó por encima de los cristales para llegar hasta ella, abrazándola con fuerza para alzar la mirada segundos después. La preocupación reflejada en sus ojos había sido reemplazada ahora por un odio infinito hacia aquel que un día llamó padre—. Te juro que como vuelvas a...

—Taehyung-ah... —Seola apretó el antebrazo de su hermano pequeño, haciéndole callar—. Mira la hora que es... tienes que ir a trabajar.

—¿Trabajar? ¿De verdad crees que este inútil ha encontrado un trabajo? ¡Deja de ser tan estúpida, Seola-yah! Es un gamberro, ¡eso es lo que es! Se pasa la vida de arriba abajo con esos amigos suyos... ¿haciendo qué? ¡¡Estafando y llenándose hasta arriba de cocaína!!

—¡¡Y tú qué cojones sabes de mi vida!! Eres un jodido borracho que jamás se ha preocupado de otra cosa que no fuera la botella de alcohol encima de la mesa. ¡No conoces a tus propios hijos, así que no te atrevas a hablar así de nosotros!

El chico se había alzado del suelo con la intención de avanzar hacia su padre, pero Seola se abrazó a su cuerpo para impedir que lo hiciera. La joven posó una de sus suaves manos sobre la mejilla de su hermano, instándole a que la mirase a los ojos. Una vez más, la fuerte y serena mirada de su hermana consiguió calmar el fuego interior de Taehyung.

—Taehyung, por favor... —Seola ya no lloraba. El dolor que le provocaba ver sufrir a su hermano superaba su propia desgracia, y para protegerlo una vez más, actuó como la madre que había sido para el muchacho desde que ambos perdieron a la suya—. Vete, vamos.

Ni la mueca de disconformidad ni el gruñido que se escapó de la garganta de Taehyung consiguieron pasar por encima de su hermana, y con un último grito gutural dirigido a su padre, se apartó de la joven y abandonó la casa con un fuerte portazo de despedida.

***

—Hyung.

"—Taehyung-ssi", un animado Namjoon respondió a la llamada de su amigo, "¿por dónde andas?"

—¿Estás en tu casa?

"—Ajá. ¿Vienes?"

—Sí. Pero no llames a los demás.

Era consciente de que aquellas últimas palabras habían preocupado seriamente a su amigo, pero sabía que Namjoon esperaría a su llegada y le escucharía antes de avisar a nadie más. Fue por ello que aceleró sus pasos y trató de llegar lo antes posible a aquel remoto paraje a las afueras de Seúl donde Namjoon había instalado su caravana. El autobús lo dejaba a quince minutos del lugar exacto, y antes de que el sol comenzara a ponerse Taehyung fue capaz de vislumbrar la silueta de la vieja chatarra perfilada contra el horizonte.

—¿No deberías estar en la tienda de comestibles? —la grave voz de su amigo le llegó desde el interior de su casa.

—He conseguido salir un par de horas antes.

Namjoon apareció con un botellín de cerveza en cada mano, extendiendo uno de ellos a Taehyung en cuanto este llegó a su altura. Ambos caminaron naturalmente hacia la parte posterior del vehículo, cada uno acomodándose en uno de los sofás pertenecientes a la antigua casa de los padres de Namjoon. Cuando un par de años atrás sus padres decidieron abandonar Seúl, él se opuso rotundamente, negándose a dejar atrás a sus amigos y sus estudios en la capital. La situación no hubiera pasado de un simple capricho adolescente si el orgullo del padre hubiera cedido ante el del hijo, pero ambos fueron firmes en sus posiciones: uno en la de permanecer en la ciudad incluso si debía hacerlo viviendo debajo de un puente, y el otro jurando que jamás volvería a recibir ningún tipo de apoyo por su parte como desobedeciese sus órdenes aquella vez. Los padres de Namjoon dejaron Seúl, y él tuvo que dejar la universidad y buscar trabajo para poder pagar su propia comida y un sitio en el que dormir. Por suerte su madre le había dejado algo de dinero, junto con las llaves de su antigua casa. El conseguir la caravana no había sido tan fácil, pero los siete se las idearon para robarla de un desguace, y el dejarla como nueva para que Namjoon pudiese vivir allí no fue nada comparado con lo que ya habían hecho.

Butterfly (BTS)Where stories live. Discover now