XVIII

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Un segundo. Dos segundos. Tres. Cuatro. Un minuto. Dos minutos...

«Allison, reacciona»

Lentamente comienzo a mover el brazo, mientras Miller termina de sentarse, de forma que queda suspendido sobre mi abdomen.

—Mira por donde vas, Miller —mascullo, enmascarando cualquier signo de nerviosismo.

Jackson frunce el ceño y comienza a incorporándose liberándome de su peso.

—Lo mismo digo, Ally.

Gruño con debilidad y comienzo a ponerme de pies. Me aparto los mechones del rostro y lo miro, furibunda.

—Te he dicho un millón de veces que no me llames Ally, imbécil.

Miller ladeo una sonrisa, que despierta una legión de insectos en mi interior pero que no pone en peligro mi dignidad al borde de un precipicio.
—¿Imbécil? ¿Yo soy el imbécil?

Mi ceño se hunde más.

—¿Quién si no?

Se recoloca la mochila sobre los hombros y sacude la cabeza.

—Eres un bicho raro.

Sonrío de forma exagerada.

—Algo que tenemos en común.

Miller se acerca un paso, de tal forma que la puntera de mis zapatillas roza sus deportivas.

—Tú y yo no tenemos nada en común.
Me muerdo el labio, sin saber que contestar, abrumada por la cercanía.

—Te equivocas —digo después de un rato— sí que tenemos algo en común.

Arquea las cejas, expectante.

—Los dos estamos llegando tarde a clase.

Esta vez sí que sonríe totalmente.

—Nadie te está reteniendo, ¿o es que prefieres seguir aquí conmigo?

Niego con la cabeza. No obstante no me muevo y Miller se acerca más aún.
—¿Eh, Ally? ¿Me quieres cerca?

Un hilo invisible tira de mi ombligo hacia dentro, provocando que mis pies se fijen en el suelo con más fuerza.

—Yo puedo estar más cerca —enrolla un mechón de mi pelo y se inclina.

Más, un poco más, un poco más....

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¡Hello! Un capítulo medio larguito ¿eh?


Los Dientes De Miller #PLaurel2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora