XXII

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Santísima mierda.

Aprieto los labios, maldiciendo lo obcecada que iba. Y tengo que encontrarme con el colmo de mis males.

Parte de mí reacciona de manera positiva ante su presencia, mientras que la restante se retrae.

Valga la redundancia.

—Hola, Miller.

Sonríe con amplitud y como si fuera lo más natural del mundo me acaricia la frente.

—¿Qué tal con tu compañero de química?

Frunzo los labios, consciente de que estoy sonrojada.

—Que te den. No es gracioso.

—Nunca dije eso. Para mí eres algo serio, Allison.

Contemplo su sonrisa, embelesada.



Los Dientes De Miller #PLaurel2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora