El Palantir: Comienza la gran aventura

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Mi nombre es Aragorn, hijo de Arathorn y hasta ayer era rey de Gondor y Annûminas. Todo comenzó con un intento de purgar el mal de Orthanc, la torre del malvado mago blanco Saruman. Yo y otros cuatro compañeros fuimos los únicos valientes que entramos a la torre. Dentro, sólo quedaba la enorme colección de volúmenes que el arrogante mago había creado con el paso de los siglos. Los revisamos todos pero sólo unos veinte eran legibles y estaban en Lengua Común. Yo estaba leyendo uno de ellos cuando de pronto sentí una maligna presencia proveniente de una sala contigua. Dentro sólo se veía un pedestal con una especie de bola de piedra negra que brillaba con más de cien colores distintos de manera que la sala resplandecía como un enorme arcoiris. Estaba tan deslumbrado que, sin querer, me acerqué demasiado a la esfera y esta me engulló. Dentro de la esfera se oían voces. Cientos de voces aterrorizadas hablando a la vez. En ella también vi una fortaleza en llamas y jinetes negros guiados por un hombre despellejado, tres dragones surcando el cielo, un banquete presidido por un lobo con armadura, un pequeño león sentado frente a una bahía en llamas y un hombre con cuernos de ciervo aplastar un dragón para, seguidamente, ser arrollado por un jabalí.

Cuando por fin toqué tierra, supe que ya no estaba en Isengard, ni tampoco en la Tierra Media...

" ¿Y cómo se supone que llegó a Winterfell, majestad?"

El Señor de los TronosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora