- Aquí está, señor. -
- Bien, podéis retiraros todos. -
- ¿Qué queréis de mí, mi señor de Stark? -
- Por favor, llamadme Lord Stark. Me gustaría que me acompañarais a un lugar. - respondió cortésmente el Señor de Winterfell al tiempo que se abrochaba una pesada y gruesa capa. A Aragorn no le pasó desapercibido el hecho de que su voz tenía un deje misterioso que no invitaba mucho a la confianza.
- Cómo deseéis, Lord Stark. - respondió en el mismo tono Aragorn.
- Oíd, ¿no tenéis frío con ese manto gris tan fino? - preguntó Lord Eddard al fijarse por primera vez en el manto de Lorien que cubría al montaraz.
- No, este manto está hecho de un tejido especial que... - empezó a decir Aragorn
- ¡Vayon, trae una de mis capas más abrigadas para nuestro invitado! La va necesitar. - ordenó Lord Stark a su mayordomo sin darle oportunidad de réplica al montaraz.
Fuera todavía era de noche y hacía un frío glaciar con el que Aragorn tuvo que agradecer el haber aceptado la capa.
- Os ruego disculpéis a Ser Rodrick. De vez en cuando vuelve actuar más como un castellano que como el maestro de armas que es. - dijo de pronto Lord Stark.- Disculpad mi ignorancia, pero ¿qué es un castellano? - preguntó con cierta curiosidad el montaraz.
- Un castellano es un hombre que, en ausencia de su señor, toma de forma totalmente temporal la responsabilidad de cuidar y administrar sus tierras. -
- Ah, en mi tierra los llamamos senescales o mordomos. -
- ¿Mayordomos?¿Cómo Vayon? -
- No exactamente. Vuestros mayordomos son más unos siervos que ayudan a administrar mientras que en mi tierra, los senescales son consejeros del Rey, aunque toman el poder si este está ausente.
- ¿Entonces sólo tenéis senescales?¿No tenéis mayordomos? -
- Así es, los reyes no confian la responsabilidad de administrar a nadie.
- Entonces tienen que ser unos hombres muy ocupados. -
- No os creáis, la economía y la extensión de sus dominios son muy diferentes a los vuestros. La economía es de base agraria y la extensión no es superior a la que ocupan las Tierras del Occidente.
- Caramba, sois todo un entendido. ¿Acaso sois de alta cuna? - preguntó capcioso el de Winterfell.
- Bueno, algo se aprende sirviendo a los que son de alta cuna. -
- ¿Qué es este lugar? -
- Es el bosque de dioses de Winterfell. Es un lugar al cual vengo a menudo para meditar, ya sabéis, gobernar un reino tan vasto como el Norte puede llegar a ser un deber realmente pesado. Y también para rezarle a los Dioses Antiguos.
- La verdad es que os entiendo. Mi padre también tiene un jardín privado al cual se retira de vez en cuando a meditar. No sé si también le reza a los dioses allí pero...
- ¿Vos también rezáis a los Dioses Antiguos? -
- Nosotros los conocemos como los Valar, pero creo que no hablamos de los mismos.
- La verdad es que nunca había oído que tuvieran nombre, pero describidlos.
- Pues bien, los Valar son las quince deidades nacidas del pensamiento de Eru Ilúvatar "El Creador y Padre de Todo". El panteón entero consta de 8 Valar y 7 Valië (deidades masculinas y femeninas respectivamente) pero los más importantes son Melkor, también llamado "Morgoth", el Enemigo del Mundo; Manwë, Señor de las Aguilas y el Aire; Varda, Señora de la Luz y las Estrellas; Ulmo, Señor de las Aguas; Aüle, El Herrero; Yavanna, La Diosa-Madre de la Tierra; Örome, El Cazador; Nienna, Señora de la Clemencia y la Piedad; y Mandos, Juez del Otro Mundo. Por otro lado, están Lórien, Señor de las Visiones y los Sueños; Este, Señora del Descanso; Vaire, la Tejedora de la Historia; Vana, la Siempre Joven; Tulkas, El Campeón de los Valar y Nessa. ¿Tienen algo que ver con los vuestros?- Para nada. Nuestros dioses no tienen nombre ni rostro. Sus poderes son misteriosos. Los Primeros Hombres, mis antepasados, fueron iniciados al culto por los Hijos del Bosque durante la Edad de los Héroes, pero con el tiempo el culto se ha ido debilitando, los Hijos del Bosque se han ido y las muestras de fe se limitan a rezar frente a los arcianos, la última evidencia de la existencia de los Hijos aparte de los mitos.
- ¿Los Hijos del Bosque?
- Si, los seres que poblaban Westeros antes de la llegada de los Primeros Hombres. Según las leyendas, eran pequeños,como niños, usaban armas de vidriagón u obsidiana y eran capaces de meterse en la piel de diferentes bestias y, a través de sus rezos, también podían provocar cambios en la geografía como fue la destrucción del brazo de Dorne y la casi completa inundación del Cuello, que ahora es la frontera entre el Norte y el resto del continente, durante la Edad de los Héroes. A pesar de todo, los Hombres eran más y poseían armas de bronce, lo que acabó por igualar la lucha y poner en serio peligro la permanencia de los Niños del Bosque. No obstante, desde el Norte, llegó una nueva amenaza. La Historia los recuerda como los Caminantes Blancos, seres supuestamente nacidos del perpetuo invierno que reina allá al Norte de brillantes ojos azules fríos como el hielo y un total desprecio por la vida. Atrapados entre dos frentes y próximos a la extinción, los Hijos del Bosque firmaron la paz con los Primeros Hombres y se aliaron con ellos a fin de vencer la amenaza Blanca. Una vez consiguieron expulsarlos, Brandon Stark "El Constructor" ayudado por los Gigantes construyó el Muro que separa el Norte de las Tierras del Perpetuo Invierno, de donde vinieron los Caminantes. Si te preguntas lo que es un arciano, es ese árbol de ahí. - dijo al fin Eddard, señalando un árbol que se erguía en el medio del bosque. Era de madera blanca, con grandes hojas rojas como la sangre y un rostro tallado en el tronco por cuya boca y ojos se escurrían gotas de savia roja, de un tono más claro que las hojas, que le daban a la cara un aspecto si cabe terrorífico aunque no fue eso lo que provocó la sensación de incomodidad del montaraz.
- ¿Qué os sucede? - inquirió Lord Stark viendo tensarse al montaraz.
- Este lugar ha visto sangre y verá fuego cuando el Verano y los lobos corran a esconderse del gris invierno y la caída de Winterfell. -
- ¿Winterfell caerá?¿En manos de quién? -
- Un hombre con una capa color rosa teñida de sangre vistiendo la piel de un pordiosero entrará por la puerta en esta fortaleza y la tomará.
- ¿Roose Bolton? No, no puede ser. Desde que lo conozco ha hecho demasiados esfuerzos por distanciarse de la sangrienta fama que durante siglos ha caracterizado a su familia. Además, sabe que mientras los Stark seamos soberanos en el Norte nos debe lealtad y, que aunque sus fuerzas representan una parte importante de la caballería norteña, los Karstark son una fuerza aún más temible y han estado emparentados con mi familia durante siglos. No podrá tomar este castillo mientras el Norte me guarde lealtad. Espero que no, pero en caso de que se le olvide que los Stark los vencimos hace 400 años con la unión de todo el Norte, lo volveremos a hacer. -
- Mi señor, ¿he dicho algo que os ha incomodado? -
- ¿Qué? Oh, no. No. Sólo...me he quedado pensando en lo que habéis dicho. Pero ¿vós cómo sabéis que eso va ha pasar? -
- No sé explicarlo. De vez en cuando veo como imágenes de eventos aún no acaecidos. Me ocurre cuando llego o me encuentro en lugares con cierta "magia". Es algo que me viene de familia. Mi madre y mi abuela también lo hacían. Es un don de los Valar.
- ¿"Magia"?¿Acaso vos también sentís algo sobrenatural en este bosque? - preguntó claramente sorprendido el Lord de Winterfell.
- Si, lo siento. Es...Es ese árbol...no es un árbol común. Hay algo en él que ha disparado mi don. - dijo el montaraz con cierta solemnidad mientras se acercaba al arciano.
- ¿Algo?¿Cómo qué? - inquirió Lord Stark.
- Está vivo. No sé cómo explicarlo pero lo noto. Noto como late en él la savia. Sus ojos son fijos pero nos observan. Definitivamente no es un Ent, eso está claro. - contestó mirando fijamente al árbol mientras se iba acercando a él como poseído por unas intensas ganas de tocar su corteza.
- ¿Cómo decís? - oyó que preguntaba Lord Stark antes de que sus ojos tocasen la rugosa piel del arciano.
Entonces, a su alrededor todo se volvió negro salvo el árbol frente a él y se hizo un silencio y una quietud como nunca había conocido antes.
- ¿Qué brujería es esta?¿Porqué tengo esta sensación de que estoy siendo observado? - se preguntaba el, recordando su primera excursión a los Túmulos de la Quebrada y el encuentro con sus siniestros moradores, mientras esperaba, vigilante, un ataque que nunca llegó.
- ¿Hola?¿Quién está ahí? Sois por ventura...- empezó a decir, al cabo de un rato que pareció una hora, una voz seca como el crujir de las hojas en otoño y baja como la de alguien muy viejo proveniente del árbol. - Si, sois, en efecto, Aragorn Elessar, Rey del Reino Unificado de Gondor y Arnor y capitán de los Dunnedain del Oeste.
- Si, así es. ¿Pero cómo sabéis...? -
- No hay tiempo para eso. Saber debéis que al Rey y a Lord Stark les ronda un gran peligro. Debéis estar alerta. Cuidado con vuestros amigos debéis tener cuidado, uno os trahirá, otro morirá en vuestro lugar y lucharéis con un tercero por intereses contrarios a los vuestros. Cruel será el odio de los Siete hacia quienes amáis. Guardad mis palabras. - oyó decir a la voz antes de que el árbol empezase a desvanecerse.
- ¿Con mis amigos? Espera. ¿De qué amigos...habláis? - preguntó Aragorn mientras sentía que caía, que caía sin fin, hasta que, de pronto, despertó.
- ¿Cómo os encontráis? - oyó que le preguntaba la voz...pero sonaba más cercana (y con un marcado deje de preocupación). Entonces abrió los ojos que no sabía cuando había cerrado y, de golpe, se dio cuenta de que delante de él ya no estaba el árbol sino un techo de madera y, sobre su frente, pesaba algo mojado. Sólo entonces se dio por fin cuenta de que estaba tendido en una cama con una ollita de olorosas hierbas medicinales al lado de la cabeza y aquél al que había tomado por Lord Stark era un anciano vestido de gris con una cadena de grandes eslabones de diversos materiales. El Maestre de Winterfell. Se llamaba Lúduin o algo así.
- ¿Qué tal os encontráis, señor? -
- Dioses, me encuentro ...
- Esperad, antes de eso decidme: ¿cuántos dedos tengo levantados?
- Dos. -
- Bien, eso es todo por ahora. Voy abajo a consultar mis libros y poder diagnosticaros. Continuad tumbado. -
- Esperad ¿A qué ha venido eso de los dedos? -
- Es un método experimental para calibrar el daño dentro de la cabeza. Pero disculpadme, por favor. - contestó el anciano saliendo un poco apresurado hacia sus estancias que, imaginó Aragorn, se situarían debajo de la enfermería.
- Psst, Aragorn. Aragorn, ¿estáis despierto?
- ¡Arthur, estás aquí! ¿qué tal tu brazo? -
- Oh, bastante bien. El Maestre Luwin dice que es un milagro que me halla recuperado tan rápido y sin novedad. ¿Qué hicisteis conmigo?
- Usé unas hierbas especiales que conozco para trataros la herida. Nada del otro mundo.
- Sois toda una caja de sorpresas. ¿Hay algo que no sepáis hacer?
- De momento, volar. Aunque hay otra cosa más en la que, espero podáis ayudarme.
- Vós diréis.
- No recuerdo cómo he llegado aquí a la enfermería. ¿Acaso me desmayé tras tocar el árbol?
- Así es, llegasteis desmayado y con los ojos en blanco. Confieso que me asusté cuando Lord Eddard llegó con dos soldados y vos en una parihuela. Nunca había visto nada parecido en mi vida. La verdad es que no parecéis muy afectado, es decir, esperaba que hubierais tomado algo en mal estado y os estuvierais yendo al otro mundo pero aquí estáis tan campante. Por cierto que, cuentan por aquí que todo aquel que toca un arciano queda maldito. Es un enorme tabú. ¿Lo sabíais?
- No. ¡¡No lo sabíais!!¡¡Me mentisteis!!. - añadió el joven caballero ante el mutismo de su amigo. - Decíais ser un explorador norteño. Pero ¿cómo pudisteis...?
- Esperad un momento, ser Arthur. Esperad y escuchadme un momento. Si, es cierto. Os mentí respecto a mi procedencia pero, si os hubiera contado toda la verdad, no lo creerías. No obstante, recordad que os salvé la vida aunque podía haber dado media vuelta y haberos dejado morir en la nieve. Merezco eso al menos.
- Estáis de chanza. No os atreveríais a abandonarme en la nieve.
- Oh, sí que me atrevería a hacerlo. - contestó con tono seductor acercándose como una cobra a la cara del joven que, pillado por sorpresa, estaba completamente inmóvil.
- ¡Pero qué demonios...! ¿Qué infiernos se supone que están haciendo? - se oyó casi gritar escandalizado a Eddard Stark a pocos metros de ambos los dos enfermos.
- Pasar el rato ¿y usted?¿Acaso nos está espiando? Bueno, no es mi problema. Imagino que vós también querréis saberlo todo. No os preocupéis, ahora os cuento todo y por fin ambos sabrán lo que tienen que saber.-
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El Señor de los Tronos
FantasyLa vida de los Stark se verá alterada por la aparición de un misterioso visitante de otro mundo. Crossover ESDLA y El Juego de Tronos. NO está de más recordaros que cada serie y personajes pertenecen a sus respectivos y respetables autores (J. R...