Aragorn

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A la mañana siguiente, ser Rodrik bajó, temprano como era su costumbre, al patio de armas a entrenarse y preparar todo para las clases de esgrima de los jóvenes hijos del señor. Había pasado mala noche pensando en el extraño sujeto y su espada. Aquella "Espada Que Fue Partida" le intrigaba y le desconcertaba. No sabía porqué, pero al verla brillar sintió inflamarse su corazón y pudo ver cómo, ante sus ojos, el montaraz adquiría un halo de absoluta realeza. Por un momento, incluso llegó a creer en la veracidad de sus palabras. De niño quizás hubiera creído posible la existencia de tal sujeto pero hacía mucho tiempo que había dejado creer en magia, hechizos o en los mismos dioses. Estos y otros pensamientos cruzaban su mente cuando, al llegar al patio, vio al famoso huésped entrenando con una espada de madera contra uno de sus muñecos de entrenamiento. - ¿Qué estáis haciendo aquí?

- ¡Buenos días, emh...ser Roderik! Vi estos muñecos y las espadas de madera y ...
- Eso ya lo veo. Lo que que quiero decir es ¿qué os ha traído a Winterfell? -
- ¿Porqué estoy aquí? La verdad es que eso es algo que prefiero hablar en privado con vuestro señor. Antes de responder, permítame ofrecerle mis más sinceras disculpas por los sucesos de ayer. Entiendo que causé un gran e innecesario tumulto desenvainando la espada en el Gran Salón a pesar de que, como dijo su señor, no pretendía asustar a nadie. Sólo pretendía, siguiendo los usos de mi tierra, mostrarle mi espada a Lord Eddard y ponerme a su servicio.
- No, soy yo el que debe pedir disculpas por ser tan impulsivo y haber arruinado su audiencia con Lord Stark. Tenga por seguro que hablaré con el señor para reparar mi error. Le recomiendo que, por el momento, no haga nada sospechoso hasta que el señor tome una decisión con respecto a su situación.
- Acepto sus disculpas y no se preocupe. No tengo pensado crear más problemas. Por cierto, hablando de practicar, le importaría que practicara con vos. Estos muñecos están bien para principiantes pero nada como un combate para agitar la sangre ¿no cree?
- Completamente de acuerdo, ser Aragorn. - contestó el anciano caballero empuñando una espada de madera.

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- ¿Cuanto dices que estuvisteis "practicando"? - preguntó incrédulo Eddard al enterarse, por boca de su jefe de la guardia, del largo duelo de practica que habían mantenido el maestro de armas de sus hijos y el "invitado".
- Media hora y todo para que, al final, me viera obligado a rendirme. - contestó Rodrik con la voz ligeramente jadeante tras el encuentro.
- ¿Os rendisteis?¿Tan bueno era? - preguntó Catelyn Tully - Stark desde su silla frente a la chimenea.
- Si, la edad me jugó en contra. Al principio, empezamos suave pero cuando empezamos a aumentar el ritmo me di cuenta de que él pareció un tanto confuso cuando parecía haber acabado de calentamiento y él aún no había entrado en calor. Aún así no sólo no tardó en seguirme el ritmo sino que pronto se me hizo evidente que no podría ganarle en un combate real. Sus movimientos se hacían cada vez más rápidos, fuertes y precisos mientras que yo me cansaba cada vez más defendiendo mi posición.  Cuando decidí acabar con el encuentro, él ni siquiera parecía sudar y yo ya empezaba a toser del esfuerzo. -
- ¿Y que me decís de su estilo? -
- Al principio, se notaba que no estaba muy acostumbrado a luchar con espadas largas a una mano. Pero enseguida logró adaptar sus movimientos a los mios. Sus movimientos con la espada son poderosos pero, no por ello es menos diestro. No desperdicia un sólo golpe. Estocadas, golpes del revés, con el plano de la hoja, con el pomo... ¡Dioses, una pesadilla!¡Parecía yo el bisoño frente al luchador consumado! Suerte que luchabamos con espadas de madera, que si fueran de verdad no lo contaba. Pero los golpes en las piernas y el cuerpo tardarán en sanar. Definitivamente, no os recomiendo tenerlo de enemigo. -
- Mi señor tío, pareceis olvidar que no sois el único caballero que protege este castillo y que los norteños somos más duros que esos fanfarrones del Sur. - dijo Jory sacando pecho.
- Jory, no dejes que tu juventud y orgullo nublen tu buen juicio. Tu padre también confiaba demasiado en su propia fuerza y de poco le sirvió aquel día contra ser Oswell Whent. - repuso Lord Eddard sentado en su silla entre los dos soldados - Haz caso a tu tío. Si él asegura que es demasiado diestro para cualquiera de los que estamos aquí lo mejor será escucharlo y tenerlo en cuenta. -
- Por cierto, ahora que hablamos del tema. ¿Cómo resultó tu investigación, sobrino? - preguntó ser Rodrik cambiando de tema.
- No muy satisfactoria. He enviado emisarios de aquí a los dominios de Lord Cerwyn ynadie parece saber quíen es ese tipo o qué hace aquí. ¿Qué estimais que debemos hacer con respecto a él, Lord Stark? -
- Mañana habrá que decirle que elija entre irse, al Muro, a su castillo o adónde quiera; o bien quedarse a servir en este castillo. -
- Será mejor que se quede. Es un gran guerrero que bien podría relevarme cuando llegue mi hora. - sugirió ser Rodrik ante la incredulidad de su sobrino.
- Pero, ¿Porqué dejar que se quede, tío? No es de los nuestros. Deberíamos echarlo. - replicó Jory
- Sobrino, si tu preocupación es que sea un espía, te aseguro que no lo es. Es demasiado alegre y además, no me parece muy coherente venir aquí diciendo lo que dijo en la Sala del Trono y pretender espiarnos sin llamar la atención.
- Cómo sea, no es de los nuestros y no pienso fiarme de él. - 
- Por cierto, Jory. ¿Qué hay de Ser Arthur Royce? -
- Mejora a pasos agigantados. Es increíble. El Maestre Luwin dice que nunca había visto nada parecido. Parece casi magia lo rápido que progresa su curación. El chico asegura que es cosa del montaraz que tiene unos conocimientos muy poderosos y superiores a los de un Maestre, lo que al parecer sólo aumenta la deuda de vida que ya tiene contraída con él. -
- Por lo que parece él también va a querer que el montaraz se quede.
- Y no es el único. Al parecer, varias personas en el pueblo están fascinadas por sus historias de hazañas y monstruos.
- Si se quedara también podría contarles nuevas historias a los chicos, sobretodo a Bran que ya se sabe todos los cuentos de la Vieja Nan y creo que mis historias le aburren terriblemente. - pensaba Eddard para sí cuando cayó en la cuenta de que pronto sería hora de cenar con su familia. - Entonces, mañana lo llamaré y decidiremos que pasa con él.
Pero la noche resultó ser más intranquila de lo esperado.

Sueño de Eddard

Hallabame en lo alto de la Torre Rota. La nieve caía mansamente a mi alrededor. Se levantó entonces un gran y feroz viento. Las tinieblas cubrieron el cielo y sobre mí se cerró la tormenta. Y en lo profundo de la galerna vi de pronto una luz en el cielo que bajaba hacia mí. Ante mí se clavó una espada. Hielo? No. La Espada Que Fue Partida brillaba ante mí. En la hoja se leía claro como el día "Mi nombre es Anduril, Llama del Oeste, nacida de los fragmentos de Narsil, espada de Reyes. Que los siervos de la Sombra teman mi mordedura". Y oí una voz en el cielo que, alta y clara como un trueno, dijo:<<Se acerca el invierno, Eddard Stark. En esta espada se halla el poder para detener el regreso de la Larga Noche, más toda hoja necesita de una vaina y una causa. Deberás dársela tú, por la humanidad, por la vida y por el futuro.>>
"¿Yo? Pero si..."
<<¿Estás asustado? No lo suficiente. Tu vida correrá peligro por causa de esta espada. Hombres y mujeres buscarán tu perdición. El mal está en todas partes.

- ¿Qué ocurre, Ned?¿Otra vez soñaste con la Torre? - oyó decir a su esposa mientras su cabeza daba vueltas arrancada de pronto del sueño y el sudor empapaba su cuerpo desnudo bajo las mantas

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- ¿Qué ocurre, Ned?¿Otra vez soñaste con la Torre? - oyó decir a su esposa mientras su cabeza daba vueltas arrancada de pronto del sueño y el sudor empapaba su cuerpo desnudo bajo las mantas.
- No, esta era diferente. - contestó sintiendo como su cabeza volvía a su sitio - Haz llamar al Maestre Luwin. - añadió al tiempo que se levantaba y se empezaba a vestir.
- ¿Qué se os ofrece, mi señor? - preguntó el anciano al entrar en la habitación - ¿Otra vez os han despertado las pesadillas de la guerra?.
- No, pero igual traedme la copa de sueñodulce. Hay algo que tenemos que hablar y no puede esperar a mañana - contestó Lord Eddard de forma sombría.

- Enseguida, señor. - contestó el anciano con una inclinación de cabeza y un tintineo de la cadena de multiples metales de su cuello antes de salir de la habitación.

El Señor de los TronosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora