Ser Arthur Royce

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Aquella noche, Arthur la pasó debatiéndose entre el intenso dolor de la herida en el pecho, que le impedía el sueño, y el cansancio acumulado del cuerpo tras tantos días de huida. Entre sueño y sueño, fue recordando el día que Lord Arryn le había llamado aparte para ordenarle que preparase un saco de provisiones y partiese discretamente de Desembarco del Rey (la capital del Reino) antes del ocaso llevando un mensaje para Lord Eddard Stark, Lord Supremo del Norte.

"- Recuerda, nadie debe saber adonde y quién te envía. - le había dicho antes de darle el estuche de madera de arciano pintada de rojo con el emblema de los Arryn que, dentro del Valle, identificaba el mensaje como envío personal y urgente del Protector del Valle.

- Puedo decirle que es un mensaje de vós para mi tío Yohn que permanece en el Valle guardando el Valle. - había aventurado él dudando de la necesidad de tanto secretismo.

- Te preguntarán porqué no lo envié a través de un cuervo. ¿Qué les dirás entonces? - recordaba que le había preguntado

- Que habéis decidido que mi tutelaje ha llegado a su fin y que me enviáis a casa por fin. - 

- Hum, si. Puede funcionar. Vete ya, tengo que prepararme para la cena con Lysa, Robin y el pobre explotado de Petyr. - le había respondido tras un momento de reflexión. 

Y así lo había hecho, había hecho el equipaje necesario para el viaje, robado cuatro hogazas de pan de las cocinas y se colgó el estuche al hombro por debajo de la capa. Naturalmente, la guardia encargada de la puerta le preguntó porque no había enviado el mensaje a través de un cuervo pero él sabía que responder. Sin embargo, mientras abrían el rastrillo, llegaron un grupo de guardias de los Lannister exigiéndole la entrega inmediata del mensaje. Decidido a no permitirse fallar en su misión, había sacado disimuladamente el mensaje del cartucho y se lo había escondido en un bolsillo de la capa. Pero el que parecía el capitán de los guardias lo vio y desenvainó la espada ordenando atraparlo. O eso hubiera hecho si él, previendo sus intenciones de prenderlo, no le hubiera lanzado el estuche a la cara cuando se disponía a dar la orden. Rápidamente también picó espuelas a tiempo para pasar por debajo del rastrillo antes de este bajara lo suficiente para impedirselo. Dos de los guardias lanzaron sus lanzas intentando darle a él con tan mala suerte que una se clavó en los cuartos traseros del animal, que se alzó sobre las patas traseras piafando de dolor. La reacción de la pobre criatura no se hizo esperar y Arthur casi cayó del caballo cuando este se alzó sobre sus patas traseras y de un medio galope se lanzó a un desbocado galope por las calles de la ciudad. Tenderos y capas doradas de la Guardia de la Ciudad se apartaban a su paso jurando y maldiciendo. De no estar tan concentrado intentando controlar su caballo y no caerse habría prestado atención a los "Joder", "Maldito seas" y otras miles de imprecaciones que salían de las bocas de los desembarqueños asustados ante su loca carrera. Sólo tras cruzar la Puerta del Rey, y gracias al cansancio del caballo, consiguió sofrenarlo y esconderse con él en un bosque cercano. Pronto, vio salir cinco o seis guardias Lannister a caballo en su persecución con órdenes de interceptar el mensaje. 

- Arthur, ¿ya te rindes? No lo hagas. El combate aún acaba de empezar - oyó, o más bien evocó, la voz de Jon Arryn desde lo más profundo de su mente

- Buenos días, ser Arthur. ¿Qué tal habéis dormido? - oyó que preguntaba su salvador, sentado al lado de una hoguera que había encendido la noche anterior.
- Bien, sin...ay...novedad. - respondió intentando reprimir un espasmo de dolor al levantarse.

- Tranquilo, no tengas prisa. Déjame ayudarte. Eso es apóyate en mí. Acércate al fuego con mucho cuidado. - 

- Disculpad que os pregunté esto, ser, pero ¿cómo dijisteis que os llamabais? - preguntó al cabo de un rato Arthur.

El Señor de los TronosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora