*~Narra la autora~*-...Yriel, te juro por mi maldita estirpe que no saldrás con vida de esta -jadeó Sebastian contra el suelo.
El otro bufó, divertido.
-Por una parte echaba de menos tus comentarios desagradables, Michaelis.El malvado ser apretó su mano, y el mayordomo sintió cómo se hundía ligeramente en la madera mientras miles de astillas perforaban su piel.
-¿...Por qué no dejas los trucos sucios y peleas como un hombre? -gritó Sebas, casi sin aire-. ¿Acaso eres tan cobarde como antaño...?
Yriel bajó su brazo violentamente, haciendo que Sebastian se estampara una última vez contra el suelo, cayendo al piso de abajo.-¡Así lo haremos!
El mayordomo se incorporó de un salto, encontrándose con la horrible sonrisa del contrario. Esquivó un puñetazo, y le propinó a su vez una patada en la torcida dentadura.
Aprovechando su aturdimiento, lo agarró de la camisa, entrechocando sus cabezas con fuerza.Miró cómo el enemigo caía al suelo con un gruñido.
-¿Qué, has perdido habilidad en esto? -Sebastian alzó la voz, aproximándose.
La criatura le pilló desprevenido, atizándole un golpe en la espinilla, desestabilizándole por completo.
Esta vez era él el que estaba incorporado, y el sirviente el que se encontraba tumbado.-No sabía que ahora te acostaras con un canijo -Yriel se mofó-. Has caído muy bajo, Sebastian.
Éste sintió el tacón del contrario aplastándole el torso.
-Cuéntame, ¿te gusta cómo gime? -clavó más el zapato-. ¿Llora pidiendo que le llenes de ti? ¿Eh?
El mayordomo se mordió los labios y enseñó los dientes, furioso como nunca y a punto de explotar.-¿Grita como la perra que es? La verdad es que no tiene nada de mala pinta... No me importaría cogerle y hacerle mío ahora mismo.
A partir de ese momento, el mundo empezó a marchar a cámara lenta.
Una silueta de rabia negra se movió frenética e histéricamente contra el despreciable Yriel.
Los nudillos de Sebastian se tiñeron de sangre, y las suelas de su calzado barrieron su rostro desfigurado de por sí.No tuvo tiempo alguno para reaccionar. Había cometido el error de su vida; insultar al único y más grande amor del mayordomo. La única cosa que le daba sentido a su vida demoníaca, el único sentimiento que poblaba su corazón.
El único en su mundo de destrucción y perversidad, el único que alegraba su fría mirada.La única alma en toda su inmortalidad que lo había conquistado de veras.
Él único que había roto su coraza de avaricia y maldad.El único.
Lanzándole a golpes hacia arriba, Sebastian lo arrojó contra el mástil principal.
El cuerpo de Yriel quedó irreconocible tras la tremenda paliza que había sufrido.El muy miserable aún jadeaba, escupiendo sangre con desprecio.
Sebas avanzó hacia él, ardiente cual fuego.
-Esa boca de rata sucia está mejor callada, ¡pedazo de ESCORIA! -gritó, atizándole de nuevo en la cara.Ciel, que seguía gravemente herido, intentó abrir los ojos con un doloroso gemido.
-¡CIEL!
Sebas corrió hacia él, tomándole de nuevo en sus brazos.
-...Se... Sebastian... uugh...
-Aguante -suplicó-. Por favor, ¡aguante!-Sebas... tian... -intentó decir el muchacho-. ...no creo que pueda aguantar mucho más...
-Sí puede, ¡por supuesto que sí!
-...tendrías que... estar fe-feliz...El sirviente parpadeó, desconcertado.
-...así po-podrás... UGHh... devorar mi... mi alma...El demonio intentó responder a aquel comentario tan absurdo que su amo acababa de hacer.
-Bocchan, no pienso perderle. No ahora. ¡Le amo demasiado para dejarle ir! Todavía no ha llegado su hora... ¡tiene que aguantar, maldita sea!
-¡se... sEBAStian...! detrás tu-tuya...Sebas sintió un fuerte golpe en la nuca. Observó cómo Mortis, ya recuperado, agarraba al joven conde, apuntando el arma a la cabeza de Ciel.
-Michaelis, un SÓLO movimiento en falso y el mocoso muere.
El chico aulló desesperado, a punto de desmayarse otra vez por el intenso dolor.Sebastian apretó dientes y puños con fuerza.
-¿...Qué demonios quieres?
-Información, cerebrito. Quiero todo lo necesario para acceder al núcleo de la corona y tomarla. -apretó ligeramente el gatillo, aunque sin disparar la bala-. Vamos, no pido tanto.
La tensión del momento se podía cortar con un cuchillo.-...No tengo todo el día.
Tragó saliva. Enfrentarse a un archidemonio eran ya palabras mayores.
En su mundo natal, aquello era todo un desafío, apto sólo para los más valientes.
Yriel era uno de los poderosos, experto en nigromancia y otros hechizos.-...No puedo fallarle -soltó-. ...Le juré que nunca sucumbiría al enemigo...
-Entonces, supongo que va a ser que no -rió el archidemonio, a punto de disparar.
-¡NO, ESPE--!El sonido seco de un disparo retumbó en el vehículo.
Sebastian, extendiendo la mano, observó con los ojos como platos lo que justo acababa de ocurrir.
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Marea Alta (CielXSebastian)
FanficCuentan que las historias de amor son inacabables, igual que el mar. En este nuevo fic, Ciel y Sebastian se enfrentarán a un tremendo oleaje de problemas, y para seguir disfrutando el uno del otro, tendrán que acabar con ellos.