Capitulo 12.

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**Samuel Contreras en multimedia.**

Casi cincuenta estudiantes ocuparon la sala de clases Sebastian se sentó en la parte de adelante del amplio salón, se hizo al lado de la ventana para poder ver qué pasaba o había afuera, por si la clase se ponía pesada o aburrida. 

Acosta, el profesor de idiomas y castellano (español.) entro al salón con un grupo de estudiantes desconocidos por Sebastian. 

-Buenos días.- saludó a sus estudiantes. Sebastian no mostró importancia por lo que decía Acosta, recostó su costado en la gran ventana y se dedicó a mirar por medio de ella. Afuera hacia sol y se veían varios grupos de personas. Detuvo su mirada en el cuerpo de una chica. Tenia las piernas largas y morenas, los ojos cafés color miel, el cabello café claro y en las puntas rubio. La chica también lo miro por medio del ventanal y por fin Sebastian pudo ver su perfecta y blanca sonrisa. Él le sonrió y ella le guiñó un ojo. 

-Señor León- le llamó el profesor.- Señor León.- dijo  Acosta ahora más fuerte. Sebastian giró su cabeza y la sacudió. 

-¿Si?

-¿Está de acuerdo con lo que dijo la estudiante? 

-¿Cual?- algunos compañeros de su clase se rieron, él no le vio nada de gracia al comentario.-¿De qué se ríen?- dijo dirigiéndose a las chicas "fáciles" que tenia detrás. 

-Hablo de la señorita Cepeda. ¿Está de acuerdo con sus ideas?

-¿Quién es esa? ¿Y de qué ideas habla?- Sebastian pasó la mirada por los estudiantes desconocidos los miró de arriba a abajo. 

-Ella es la señorita Cepeda, León.- Sebastian puso la mirada en las piernas de la chica, llevaba un pantalón negro con rotos en las rodillas, pasó por su abdomen y vio su delgado abdomen por la transparencia de su camisa blanca. Después se detuvo en su cara y quedó sorprendido con lo que encontró. 

-¡Hola Sofia!- se rió. Era la chica del club, quien lo miraba con una sonrisa en sus rosados labios. Toda la clase volteó a ver a Sofia. 

-¿Qué más hay, León? Llévela a dar una vuelta por toda la universidad.- le dijo molesto el profesor.-¡Y de paso pasa por la oficina del decano!- Sebastian no se opuso, le hacia bien salir de esas cuatro paredes en las que estaba la gran mayoría del tiempo. Miró al profesor con una sonrisa burlona y cogió a Sofia de la mano, llevándola fuera del salón. 

-¿Qué haces, Sebas? 

-Vamos a dar una vuelta.- se rió. 

Iban pasando por la plazoleta central y Sofia cogió la mano de Sabastián y la apretó con fuerza, cuando Sebastián se dio cuenta de esto, volteó a ver qué era lo que sucedía. Ella miraba aterrada a los agentes de el ESMAD que empujaban a varios grupos de jóvenes que se querían infiltrar en la universidad. 

Sebastián comenzó a acariciar el hombro de Sofia, quien aún seguía en shock

-Con ellos,- Sebastián apuntó al grupo de agentes vestidos de negro.- la universidad y nosotros estamos seguros. Tranquila. 

-¿Por qué hacen eso?

-Esas personas dicen ser estudiantes de la universidad, pero no, son guerrilla. Son gente que se infiltra a promover el desorden y el descontrol, influencian a otros jóvenes impresionables. Les dicen que en los grupos guerrilleros van a tener una vida mejor y mucho dinero. 

-¿Por qué lo hacen? 

-Por que quieren. ¿Sabes por que nacieron los grupos guerrilleros en Colombia?

Sofia negó con la cabeza sin dejar de mirar lo que estaba pasando frente a ellos. 

-Por que en un gobierno no toda la gente está de acuerdo con el modo de mandato de éste. ¿Y a que recurren estos grupos? A la violencia, por que no son escuchados del modo del que deberían. No somos libres de pensar lo que queramos, si pensamos algo que a la gente no le gusta somos malas personas.- Santiago se rió con indiferencia. 

-Vivimos en una sociedad que ha desasociado el pensamiento de la vida.- Santiago la miró y sonrió.

-Inteligente apunte.- le guiñó el ojo y la cogió de la mano para llevarla a la cafetería.

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Las ocho y media de la mañana y Alejandra ya había terminado. 

Ahora la cafetería era casi una perfecta copia de El Café de la Esquina. Había puesto estantes de madera que había pintado con blanco para ponerlas en las paredes pálidas. En estos había puesto todos los libros que habían leído en el club, más algunos relacionados con la descripción de el libro. Los libros se veían apilados verticalmente y se podían ver sus nombres claramente sobre los estantes blancos. Había corrido los sofás, y había puesto el sofá de color celeste que estaba contra la pared del fondo contra la pared de los estantes y bajo estos. Puso una lampara de un metro de altura que daba una atmósfera acogedora. En una de las paredes blancas había martillado y colocado varios porta retratos vacíos pintados rústicamente con colores pasteles. Pero la mejor parte, un enorme cartel que había diseñado y ploteado ella misma. En éste se leía:

ERES COMO UN LIBRO, TU CUERPO, LA PORTADA ATRACTIVA QUE ME INCITA A LEERTE, TUS OJOS, LAS LETRAS ESCRITAS HERMOSAS EN EL BLANCO PAPEL, TU SONRISA, CADA LETRA QUE COMPONE UN MUNDO QUE ENAMORA, Y TU PERSONALIDAD, MI FELICIDAD AL SABER QUE NO PUDE ELEGIR UN MEJOR LIBRO PARAR LEER.

Cada palabra escrita directamente para Valentina. 

Cogió su iPhone y escribió un mensaje. 

CHAT: CLUB DE LIBROS

Hoy reunión en Chez Moi. Los espero a TODOS a las tres de la tarde. Fin del comunicado. 

Apagó su teléfono y miró a su alrededor, que orgullosa estaba. El amor nos impulsa a sacar o mejor de nosotros. 

Encendió el Bose que tenia al lado, puso Cómo Mirarte, de Sebastian Yatra y se dedicó a pensar en su mejor libro, su libro favorito; Valentina. 

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⏰ Última actualización: Jun 07, 2016 ⏰

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