Capítulo 3

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Empieza la noche, empieza el viaje. Es la tercer madrugada en lo desconocido. Recuerdo lo que me pasó cuando estaba a punto de dormir, esas imágenes, parte de mi vida. El sitio está igual que siempre con su particular olor. Llego a la casa de las miradas y, como cada vez que investigo, ya no tengo tanto miedo. Tiene una pequeña boleteria en su interior, atendida por una mujer con expresión desconcertante.
-Hola señor, sírvase su ticket y disfrute el recorrido.
Al recibirlo la chica gira y se pierde detrás de una tela negra. Hay dos paredes en los laterales, una esta cubierta en su totalidad con recortes de miradas de personas famosas. Leo los rótulos de algunas y encuentro a Messi, Obama, Michael Jackson, Rachel McAdams. Hay miles. La otra pared es una imponente imagen del universo, tan detallista que da la sensación de estar parado en la luna. Lleva una frase en letras cursivas. "mirando lo desconocido lo pequeño se hace infinito".
-Ya podemos empezar señor.
Dice una voz y doy un salto del susto. Una persona pequeña maquillada como una especie de mimo con dos pares de ojos pintados en su frente. Empieza a caminar hacia la puerta principal del comienzo de la atracción y comienzo a seguirlo. Entrando a un gran espacio donde hay juegos y piezas de observación. La personita empieza a hablar y explica cuadros y recortes de historia, todo relacionado a visionarios. Demasiado aburrido. Pasamos a la parte de los juegos. Simuladores de ultima generación como por ejemplo "el espacio", "safari", "el océano", y algunos mas. No es lo que vine a buscar, prefiero no perder el tiempo. Pasando esta gran sala se encamina un pasillo de unos dos metros de anchos. La luz en todo el lugar es escasa, para poder disfrutar de la iluminación individual de cada objeto al cual nos acercamos. Estamos por entrar cuando una figura se pone al frente del pequeño guía y comienza a atacarlo. Golpea su cabeza con un caño hasta derribarlo. Saltan chispas del cuerpo caído y los leves movimientos que hacía para defenderse ya no existen. El atacante se recupera y me observa. Está cubierto con una enorme campera negra hasta su cabeza. No puedo escapar, no quiero moverme. Hace unos pasos hacia mi y yo también retrocedo. Extiende su mano y con ella hace un movimiento para que lo siga. Gira y sale a toda velocidad por el pasillo.
¿Voy detrás de un asesino de robots? Este lugar no deja de ser raro. Pasé por dos salas de igual tamaño que la que descubrí con mi derribado guía. Siempre separadas por pasillos angostos, siempre iluminadas iguales. Una puerta de salida marca el final. Pero un candado inviolable dice que será imposible salir por ahí. El extraño encapuchado saca una especie de panel de la pared al costado de la puerta y descubre la luz del exterior. Tiene el tamaño suficiente como para pasar si nos agachamos. El pasa y lo sigo, un olor nuevo y limpio indica que no estamos en la feria del demonio.
-¿Quien eres? - digo al salir.
Ahora, al verla sin la capucha, distingo ese aspecto en mi acompañante.
-Soy Eva, ¿tu nombre es?
Su voz es dulce y delicada, como su piel y su rostro, es solo una niña. Debe tener unos veinte años.
-Gabriel. ¿Tienes alguna idea como salir de aquí? - pregunto sin mucha esperanza.
-Por supuesto que si, pero antes tienes que saber algunas cosas. Sígueme y podría contarte un poco.

Recorrimos un camino rodeado de árboles llenos de vida, es como si hubiese salido a otro mundo. Después de media hora caminando llegamos a una pequeña casa abandonada, casi sepultada en la ladera de una montaña. La puerta parece liviana y casi no se queja de nuestra irrupción al interior. Me invita a sentarme al rededor de la mesa y trae una botella de agua que termino antes de que ella pueda sentarse al frente mio.
-¿Cómo llegaste a la feria? - pregunta con emociones indescifrables.
-Por un puto laberinto, perseguido por sombras, antes de eso no recuerdo.
-Es normal que no lo recuerdes, con el tiempo recuerdas algunas cosas.
Se levanta y trae más agua.
-¿Por qué querías que te siga? ¿Que es este lugar? ¿Porque todo el mundo desaparece? - mis preguntas son interminables.
-Te busqué porque necesito algo de vos, yo también quiero irme de este lugar. Hay lugar para nadie en este mundo vacío de sentimientos.
-¿Qué necesitas de mi?
-Sos el único que vino desde el laberinto. Quiero saber que hay dentro para poder escapar por ahí.
-Es imposible salir por ahí- digo con seguridad y temor a no poder salir nunca. - ¿Quienes vinieron por diferentes lados?.
Se acomoda en su silla y me mira fijo. - Todas las personas que ves en las atracciones vinieron como nosotros, de lugares diferentes, pero sin recordar nada. Llegan hasta acá y el parque decide cual es tu función, Hasta que él también decide cuando tienes que dejar de actuar.
-¿Qué pasa cuando lo decide?
-Ya lo viste, simplemente mueren, o se evaporan, o lo que sea con tal de dejar de existir.
-¿Cómo sabes que las personas que se van no vuelven a su vida pasada? - digo sin convencerme de mis palabras.
-¿Cual sería el punto de hacernos sufrir en este infierno para después devolvernos? Tenemos que salir por nuestra cuenta.
-¿Qué otras alternativas existen? El laberinto no es un lugar al que quiera volver.
Un ruido acompaña a un temblor y me hace pensar que viene de la montaña.
La expresión de la niña cambia repentinamente y se apura para que salgamos.
-Eva. ¿Qué está pasando?
-Llegó el momento de mis actuaciones y luego viene el día. - Brilla el terror en sus ojos - Y con el día los espectros.

El Circo De La MiseriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora