Capítulo 5

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-Hermano, estoy perdido.
-¿Gabriel?. ¿Donde estas?.
-Estoy en un lugar horrible, algo muy parecido al infierno. Es como estar muerto.
-Hace tiempo que te busco, desapareciste sin dejar rastro.
-Solo te recuerdo a vos, nada de lo que pasó en mi vida sigue en mi mente.
-¿Cómo hago para encontrarte?
-De eso tengo miedo, creo que nunca lo podrás hacer.
-¿Qué son estas apariciones en mis sueños?
-No lo sé, estamos sintiendo lo mismo, es algo extraño.
-¿Cómo llegaste ahí?
-No se, tampoco se cómo salir.
-Voy a ir a buscarte.
-No hay tiempo. Las respuestas no alcanzan, no me ayudan a escapar.
-Sólo aguanta. Voy a hacer todo lo posible por salvarte.
-Cristian, espera.

-¡Hermano! - grito con desesperación. Se que no puede oírme. Estoy absolutamente solo. La nota. Tengo que moverme. Eva dijo que habría poco tiempo.
Estoy en marcha a la gigantesca torre que resalta por encima de las demás atracciones. A cada paso me siento más atemorizado, hay algo en el ambiente. Susurros y voces acompañan el sonido de mi respiración agitada. El eco de mis pasos parece ser perseguido por un ejército de sombras. La oscuridad que se impone ante mí genera la inquietante sensación de que me observan desde muchas partes, todas las direcciones al mismo tiempo. Miles de ojos recostados en mi apurada caminata, acechando y provocando ganas de no querer seguir en ese camino. No tengo que frenar, eso dice la nota. Siento un roce en mi espalda, unos dedos fríos qué intentan agarrarme. Empiezo a correr, sin girar la cabeza, es solo mi imaginación tratando de evitar que avance. Gruesas raices empiezan a levantarse del suelo, se elevan hasta superar mi altura. Algunas alcanzo a saltar antes de que alcancen esas dimensiones, otras paso por abajo. La sensación a mis espaldas me sigue acechando. Estoy a unos cincuenta metros y parece que nunca voy a llegar. A los costados voy dejando pequeños puestos de compras y comidas. Por encima de ellos alcanzo a ver a decenas de payasos terroríficos listos para lanzarse a mi encuentro. Algunos totalmente desfigurados y reconocibles sólo por sus ropas características. Van saltando detrás mio mientras voy avanzando, lanzan gritos y risas que no podrían nunca salir de un ser humano. Solo unos veinte metros para alcanzar la entrada. Pero no soy el único que está alcanzando su objetivo. Mis seguidores se tiran al suelo tratando de alcanzar mís pies. Giro mi cabeza un segundo para observar con temor la poca distancia que nos separa. Al tenerlos tan cerca me doy cuenta que solo llegan a la mitad de mi estatura. La puerta está abierta, una brillante luz se amontona en el interior. Doy un salto hacia adentro para evitar ser atrapado y la luz me ciega de inmediato. A mi alrededor, al menos veinte payasos son evaporador por la luz, mientras que los restantes salen huyendo en distintas direcciones.
Minutos después mis ojos se acostumbran a la luz y me sorprendo al ver que este lugar parece más grande desde adentro qué desde afuera.
No tiene ni recepción ni boleteria, algo que no había visto hasta ahora.
Es como una feria dentro de la más grande que me tiene atrapado desde hace días. Juegos comunes como ajedrez, damas, poker, ruletas, tiro al blanco, máquinas de arcade, etc; desparramados por un salón de al menos unos trescientos metros cuadrados.
-¡Gabriel!
Eva me grita desde un primer piso con acceso cerca de la entrada.
Es un patio de comidas enorme, me acerco hacia donde está sentada ella y todavía siento acelerada la respiración.
-¿Qué fué todo lo del camino hasta acá? - pregunto agitado.
-¿Qué cosa? ¿Las atracciones antes de llegar? - pregunta sin tener idea de lo que estoy hablando.
-¡La escolta, con decenas de payasos tratando de evitar que entre, acompañado, de ramas de tamaños exagerados y cuerpos helados tocando mi espalda!. ¡De todo eso estoy hablando!.
-Tu imaginación, tratando de matarte. - me responde muy serena pero con cierto apuro a querer concentrarnos en lo que vinimos a hablar.
-¿Acaso estoy loco? ¿Desde que llegué que estoy imaginando cosas tratando de asesinarme? ¡Porque si fuera así me hubiese quedado en el laberinto y me pegaba la vuelta para poder salir de esta mierda de lugar antes de recorrer tantas locuras sin sentido!.
-El lugar te hace imaginar cosas, no tenemos tiempo para hablar de esto. Hay cosas que tienes que saber para poder planificar nuestra huida.
Trato de relajarme.
-Bien, quiero saber lo que tengas para decir y terminar con esto de una vez.- digo en un tono más calmado.
-De noche puedes andar transitando casi todos los lugares, pero de día... - su mirada se llena de miedo y suspira con una pausa. - de día vienen los espectros.
-¿Y eso? - pregunto sin comprender porque el susto en su cara.
-Son seres parecidos a fantasmas, van flotando por todo el circo desparramado gas a su paso. Este gas es el que nos hace dormir con la llegada del sol y se extingue cuando desaparecen de noche. - ahora parece más tranquila y continúa hablando. - No hay forma de escapar a su efecto, ya que la toxina llega antes que podamos ver a los espectros, se esparcen rápidamente con su característico olor a muerte.
-¿Cómo sabes todo esto?
-Encontré unas anotaciones en una de las funciones apenas llegué a este lugar. Las guardé por un tiempo pero una vez al despertar ya no estaban conmigo.
-Y bien, ¿cómo derrotamos a los fantasmas?
-No podemos hacerlo. Tenemos que escapar de noche, cuando ellos estén escondidos.
Un golpe se escucha a nuestras cabezas y al cabo de unos segundos en silencio es acompañado por otros dos más.
-¿Y eso? - pregunto sorprendido.
-Tenenos que irnos, es el rey de la torre.
Se levanta increíblemente rápido y me agarra de la mano, salimos corriendo y me grita apurada:
-Nuestro próximo encuentro será en el Rosedal, voy a dejar un camino para que lo sigas.
Bajamos las escaleras y frente a la puerta hay una enorme armadura de tres metros aproximadamente. Empuña una espada y se destacan dos más en su espalda. Es el rey que se pone en movimiento hacia nuestra dirección. Eva cambia el rumbo indicándome una salida alternativa. El gigante monstruo arroja la espada equipada y tan solo impacta a menos de un metro de mi cuerpo, clavandosé en un juego de peluches. Se arma con una nueva y acelera su carrera, al mismo tiempo que nosotros esquivamod maquinas para tratar de llegar a una alejada puerta en una de las esquinas de la torre. Estando muy cerca cae desde lo alto otro guerrero, esta vez es una mujer.
-La reina - digo observando la brillante corona en su frente, lo más sereno posible, aun estando muy sorprendido.
-Esto no lo esperaba. - dice Eva sin ningún plan a la vista.
-¡¿Ahora por donde!? - le grito y parece activar algo en su cabeza.
-¡A mantenimiento, rápido!
Salgo corriendo detrás de ella y la segunda espada del rey queda enterrada en el suelo, donde segundos antes nos encontrábamos. Las dos figuras imponentes nos siguen y queda en evidencia que la reina es mucho más rápida que su pareja.
-¡Nos va a alcanzar! - reclamo alarmantemente.
-¡Allá está la puerta! - señala un pequeño pasillo al costado de los baños. La mujer gigante está a unos metros detrás nuestro y podemos entrar con lo justo al escondite, qué gira a la derecha metros más adelante, para topar con dos puertas enfrentadas, una de salida y otra de mantenimiento. El brazo de la reina se mete por el hueco del pasillo pero no logra alcanzarlos. Sale rápidamente y más atrás viene el rey sacando su última arma para arrojarnos como intento desesperado de evitar nuestra salida. Eva gira y abre la puerta. Miro por última vez a las figuras de metal y todo se pone en cámara lenta, el brazo del rey agitando su espada, para lanzarla brutalmente hacia nosotros, Eva sale apurada y yo tengo que saltar por detrás para evitar que la espada qué se acaba de clavar en la pared del pasillo estuviese sosteniendo mi cabeza.

-¡Hay que seguir! - me dice ayudándome a ponerme de pie.
-¿Ahora hacia donde?
-Derecho unos minutos, después nos separamos.
Caminamos por una media hora y nuestros caminos se separan. Tengo tiempo a tratar de sacar unas dudas antes de que llegue el amanecer.
Continuo el viaje sólo, pensando, tratando de encontrar motivos para seguir moviendome día tras día, o mejor dicho noche tras noche. Paso por el frente de un salón de belleza, con un cartel advirtiendo que es solo para mujeres. ¿Pero que pasa si dentro hay nuevos objetos?. Como el Diamante qué encontré en la atracción exclusiva para hombres. Quizá debería decirle a Eva que tiene que meterse ahí. Quizá ya lo haya hecho y me oculta algunos detalles importantes. Podría arriesgarme y tratar de meterme. O buscar en diferentes eventos. Sigo de largo decido meterme en una tienda. Están exhibidos diferentes recuerdos y peluches de muchos tamaños. Es pequeña, pero tiene una sala tipo comedor donde puedo sentarme a descansar un momento. En la pared más alejada de la entrada hay una máquina de juegos, con una garra para tener la oportunidad de sacar todo tipo de premios. Hay muñecas, armas de juguetes, autos de colección, figuras de superheroes y uno en particular que no se relaciona con el resto. Un papel enrollado como si fuera un pergamino atado con un cordón rojo. ¿Como activo la maquina? No tengo idea, pero tal vez pueda agarrar una silla y romper el vidrio que protege los premios. Instantes después me doy cuenta que están pegadas al suelo, al igual que las mesas. Voy a la cocina a un costado del comedor y no hay materiales que pueda usar para destruir el cristal. Voy al mostrador de la entrada y entre medio de tazas con inscripciones relacionadas al circo encuentro colgada una tarjeta. La bajo y leo una palabra en letras mayúsculas que ocupa todo el largo del plástico. CORTESÍA.
Me va a servir como única oportunidad para ver que se esconde en el papel. Estoy al frente de la máquina, veo dentro de ella un contador digital preparado en treinta segundos y se activa inmediatamente después de insertar la tarjeta. Maniobro con la mano mecánica y puedo enganchar mi premio. Quince segundos restantes y comienzo a levantar el mecanismo para llegar hasta la caja de salida. Quedan cinco segundos y aun no llego. La mano queda arriba de la salida cuando el contador llega a cero pero nunca se abre. El juego terminó y no obtuve mi premio. En un intento desesperado de desahogar mi mala suerte le doy un golpe al costado del juego, provocando que la mano mecánica se abra y deje caer el papel enrollado. Se dibuja una sonrisa en mi cara y me agacho para reclamar mi premio. Lo desenvuelvo en una de las mesas y me pongo contento de tener un mapa delante de mis ojos. Puedo observar la torre, el teatro y algunas grandes atracciones que todavía no visité. En cinco ubicaciones de los costados están las opciones de salida, me doy cuenta por que está el laberinto marcado con celeste. Con un poco de imaginación y trazando algunas líneas se podría formar una estrella con las cinco vías de escape. La siguiente al lado del laberinto es un sistema de drenaje, marcado en rojo. Le sigue una montaña con instrumentos de minería, marcado en amarillo. Después un globo aéreo, marcado en verde. Y por último un pantano, marcado en gris. Abajo hay un poema.

"¡El color! Que profundo y misterioso lenguaje, el lenguaje de los sueños. Éstos te guían y te facilitan calmar las pesadillas. Un color por cada viaje o un viaje para cada color."

Cuando creo tener una idea sobre como llevar las situaciones en este lugar, inmediatamente se evapora con frases indescifrables como esta. Guardo bien el mapa en el interior de mi pantalón y salgo de la tienda. A lo lejos veo asomarse la claridad del amanecer. Se que es imposible resistirme, en cuestión de minutos mi mente será más oscura que la noche que está a punto de acabar.

El Circo De La MiseriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora